La par¨¢lisis de la justicia
Una familia de Valls pierde una indemnizaci¨®n de 34 millones por la burocracia judicial
No entienden nada. Jos¨¦ Fern¨¢ndez Conde y Manuela Garc¨ªa Martos, padres de cinco hijos vivos, han llegado a la conclusi¨®n de que la justicia no existe. Uno de sus hijos, Juan Carlos, falleci¨® en un accidente de moto y otro de ellos, que le acompa?aba, Jos¨¦ Andr¨¦s, qued¨® malherido. Ocurri¨® en 1990, cuando un veh¨ªculo les embisti¨® en una carretera de Tarragona. Tres a?os m¨¢s tarde, un juez de Valls les otorg¨® una indemnizaci¨®n de 34 millones de pesetas. Pero hubo recurso y una magistrada de Tarragona les ha dejado sin un duro porque, en su opini¨®n, hubo prescripci¨®n al estar paralizadas las diligencias. Y ¨¦stas lo estuvieron por dos veces, pero por el mal funcionamiento de la Administraci¨®n de justicia. Un escrito del fiscal tard¨® m¨¢s de dos meses en llegar al juzgado y no fue designado a tiempo un m¨¦dico forense para reconocer al herido.Juan Carlos ten¨ªa 17 a?os cuando falleci¨®, el 24 de noviembre de 1990. Jos¨¦ Andr¨¦s que ahora tiene 21, tiene todav¨ªa limitada la movilidad como consecuencia de las heridas. La familia Conde-Garc¨ªa no lo tiene nada f¨¢cil para salir adelante. Ni el padre, un asturiano de 62 a?os, ni la madre, andaluza de 50, pueden trabajar. Ambos est¨¢n en situaci¨®n de invalidez provisional en el caso de ¨¦l, permanente en el de ella. Los ingresos mensuales por las pensiones de los dos ascienden a 120.000 pesetas. Los cinco hijos tienen 10, 15, 16, 21 y 23 a?os. "La mayor ha estado contratada dos meses y de vez en cuando trabaja en lo que puede", dice la madre, Manuela, que durante un tiempo trabaj¨® de pinche de cocina. Los dem¨¢s estudian. EI herido en el accidente lo tiene muy dif¨ªcil para acceder al mundo laboral y se encarga de cuidar las gallinas y conejos que la familia cuida en un corral. Viven en una casa, que se han ido construyendo como han podido, a cinco kil¨®metros del Pla de Santa Maria.
Pese a las estrecheces de su econom¨ªa y de su total desconocimiento de las cuestiones legales, la familia en ning¨²n momento se dio por vencida. Nombr¨® abogado y se neg¨® a aceptar Ios cuatro millones de pesetas que un d¨ªa un hombre nos quiso dar, antes del juicio", dice el padre.
Pero el forense del juzgado de Valls que deb¨ªa visitar a Jos¨¦ Andr¨¦s siempre estaba enfermo. Falleci¨® y el herido fue reconocido por otro m¨¦dico. El problema es que hab¨ªan pasado dos meses sin actividad en el expediente y ese es el tiempo que prev¨¦ la ley de prescripci¨®n en un juicio de faltas.
No fue la ¨²nica par¨¢lisis en el caso. El visto del fiscal al expediente -un tr¨¢mite previo al se?alamiento del juicio- tard¨® m¨¢s de dos meses en llegar al juzgado de Valls. Otra vez la prescripci¨®n. Sin embargo, el juez Salvador Salas Almirall consider¨® que ni una ni otra circunstancia eran suficientes. Textualmente, su sentencia dice que algo as¨ª "es contrario a la naturaleza de las cosas". Eso s¨ª, el magistrado negaba que ninguna de las dos causas de la prescripci¨®n fuera achacable al juzgado. Matizaba, adem¨¢s, que una de las paralizaciones se produjo en verano, "con todo lo que ello comporta de lentificaci¨®n de los procedimientos debido a la obligatoriedad de las vacaciones del funcionariado".
El juez conden¨® a la compa?¨ªa aseguradora del veh¨ªculo, Reddis, a abonar las indemnizaciones. Por la muerte, 12 millones de pesetas y por las lesiones y secuelas del otro hermano, otros 22 millones. Pero la aseguradora recurri¨® contra esa sentencia. En la apelaci¨®n, Reddis insisti¨® en que el asunto hab¨ªa prescrito. La juez de la Audiencia de Tarragona, Ana Mar¨ªa Aparicio, revoc¨® el fallo anterior. No lo hizo por estar disconforme sobre qui¨¦n tuvo la culpa del accidente ni por la cuant¨ªa de la indemnizaci¨®n, sino por la prescripci¨®n."
El resultado es que la familia del fallecido ha perdido el pleito y ahora s¨®lo le cabe iniciar la v¨ªa de reclamaci¨®n civil. Ni el padre ni la madre se fian de lo que pueda ocurrir. El padre se lamenta: "Es que ya no creemos en nada".
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