El Patrimonio tira abajo el hist¨®rico cenador de Rusi?ol, en Aranjuez, para construir uno nuevo

Los cipreses, arces y arbustos del hist¨®rico cenador de Rusi?ol, uno de los rincones emblem¨¢ticos de Aranjuez, ya no volver¨¢n a dar la sombra que daban desde mediados del siglo XIX. La restauraci¨®n que desde hace un mes lleva a cabo el Patrimonio Nacional ha tirado abajo hasta la ¨²ltima ra¨ªz de este jard¨ªn rom¨¢ntico espa?ol, para sustituirlo por uno nuevo. "Han destruido un jard¨ªn hist¨®rico para construir una falsificaci¨®n" denuncian dos restauradores, que, rotundos, ilustran lo que ellos consideran "una aberraci¨®n": "Es como construir una sal¨®n de bodas en una catedral"

Para Santiago Soria, jefe de parques ardines del Patrimonio, los cipreses del cenador de Rusi?ol, en el jard¨ªn del Pr¨ªncipe de Aranjuez (38.906 habitantes), estaban enfermos. "El cenador estaba cada vez m¨¢s degradado. La idea era dejarlo decaer hasta la muerte o rehacerlo. Y como se trata de un rinc¨®n muy emblem¨¢tico para Aranjuez decidimos rehacerlo". Hoy, del viejo cenador -el lugar debe su nombre a la serie de cuadros que el pintor catal¨¢n Santiago Rusi?ol le dedic¨®- s¨®lo queda la tierra. Una estructura met¨¢lica sujeta al vuelo por grandes losas de hormig¨®n es la primera fase de la obra del nuevo cenador, que ser¨¢ de acero, y no de madera y ca?a, y que contar¨¢ con ¨¢rboles nuevos -"est¨¢n en un vivero desde hace meses"-, en lugar de centenarios.

Para Santiago Soria, el Patrimonio no ha hecho la restauraci¨®n sin criterios, sino con " otros criterios" a los de los restauradores que ahora denuncian las obras.

"Por supuesto que, en una restauraci¨®n hay que mantener todo lo que sirve, pero en este caso no serv¨ªa nada", contin¨²a el jefe de parques y jardines del Patrimonio. Por el contrario, para Eduardo Cobacho y Jes¨²s Moraime, proyectistas de jardines y restauradores, gran parte del cenador pod¨ªa haberse mantenido perfectamente. "Estaba viejo y a?oso, pero precisamente ¨¦sa era gran parte de su gracia, parte de su sabor hist¨®rico", dice Jes¨²s Moraime. "Esto no es una restauraci¨®n, porque han hecho tabla rasa y ahora construir¨¢n una falsificaci¨®n. El Patrimonio est¨¢ empe?ado en convertir los jardines hist¨®ricos en parques municipales. Y lo peor de todo es que a nadie parece importarle".

Gusto buc¨®lico

Seg¨²n estos dos j¨®venes restauradores, la mano del Patrimonio va m¨¢s all¨¢ del cenador. El jard¨ªn del Pr¨ªncipe, donde est¨¢ ubicado dicho rinc¨®n, era en el siglo XVIII uno de los m¨¢s exquisitos de Europa; respond¨ªa a los gustos buc¨®licos de la ¨¦poca, con mezcla de elementos orientales y espa?oles. "Hasta hab¨ªa camellos", se?ala Eduardo Cobacho. "Pero ahora est¨¢ sembrado de nuevos detalles que",. seg¨²n estos restauradores, "degradan su condici¨®n de jard¨ªn hist¨®rico espa?ol".

Uno de esos detalles es el c¨¦sped -"para contentar a los domingueros", observan los restauradores-, cuando los jardines espa?oles siempre han tenido arbustos, hiedra y estrucutura cerrada de bosque. "El c¨¦sped ya lo utiliz¨® Felipe II en El Escorial. No es un sacrilegio", se defiende Santiago Soria.

"El jard¨ªn est¨¢ perdiendo intimidad con la calle, ahora se ven los coches; con lo que el Patrimonio llama limpieza se est¨¢n perdiendo sus vol¨²menes y sus juegos de luz", explica Jes¨²s Moraime. "Est¨¢n convirtiendo este parque en lo que tristemente se ha convertido el Retiro. Est¨¢ perdiendo su car¨¢cter ¨²nico para ser algo vulgar", concluye el restaurador.