Un abuelo y su nieta perecen aplastados por una hormigonera en el barrio de Salamanca
Alfonso Armentero Carmona, de 64 a?os, y su nieta Silvia Chill¨®n Armentero, de tres a?os, murieron a las 14.55 de ayer aplastados por una hormigonera en el cruce de las calles de Ayala y Pr¨ªncipe de Vergara. Otro ni?o de tres a?os, Alejandro Guti¨¦rrez Armentero, primo de Silvia y nieto de Alfonso, result¨® herido leve y fue trasladado al hospital del Ni?o Jes¨²s. El cami¨®n sal¨ªa del cercano colegio del Pilar, donde se construye un polideportivo, y, por causas a¨²n sin determinar, arroll¨® a las dos v¨ªctimas, que murieron aplastadas por la rueda derecha del volquete.
Era la hora de entrada a clase y numerosos ni?os y adolescentes se encaminaban a los colegios vecinos del Pilar y Nuestra Se?ora de Loreto. A este ¨²ltimo se dirig¨ªa Alfonso Armentero, portero de un inmueble en la calle de Claudio Coello, con sus dos nietos. Un viaje que hac¨ªa cuatro veces al d¨ªa con ambos peque?os.Cuando cruzaban de una acera a otra de la calle de Ayala, una hormigonera que sal¨ªa de la obra del colegio del Pilar -en la esquina de las calles de Ayala y Pr¨ªncipe de Vergara- les arroll¨®. La rueda derecha delantera de este veh¨ªculo, un Pegaso de la empresa Pioneer, con matr¨ªcula M-0822-KH y un peso en vac¨ªo de casi 12 toneladas, les pas¨® por encima.
A esa hora, las 14.55, Luis Cabello vigilaba desde el quiosco que regenta en Pr¨ªncipe de Vergara que su hija cruzase bien las calles para llegar al colegio de Loreto. "De repente vi a un hombre que gritaba:?cuidado! y me asust¨¦, pens¨¦ que le hab¨ªa sucedido algo a mi hija, que tambi¨¦n debi¨® pasar delante del cami¨®n", explica.
"Una hormigonera fren¨®, a pocos metros de mi puesto y de ella baj¨® de un salto el conductor, tir¨® el casco al suelo y comenz¨® a gritar desesperado", a?ade. "Me acerqu¨¦ y vi al abuelo y la nieta tendidos en el suelo y destrozados; un m¨¦dico se acerc¨® a la ni?a y comprob¨® que a¨²n segu¨ªa con vida, pero la ambulancia, que lleg¨® enseguida con la Polic¨ªa Municipal, no pudo hacer nada por ella", concluye. Ambos cuerpos fueron cubiertos con un lienzo.
Despedido por el impacto
Un portero de la zona, conocido de los fallecidos, explic¨® que el otro primito, Alejandro, sali¨® despedido por el impacto, pero pudo acercarse por su propio pie a un grupo de personas que se encontraban en la zona. Sufri¨® un traumatismo craneoencef¨¢lico y fue trasladado al hospital del Ni?o Jes¨²s.
Los responsables del servicio de urgencias de este centro sanitario aseguraron que el chaval se encuentra en observaci¨®n, pero fuera de peligro.
Los dos cad¨¢veres quedaron tendidos junto al paso de cebra con sem¨¢foro situado entre las dos aceras de la calle de Ayala durante dos horas, hasta que a las 17.00 lleg¨® el forense y procedi¨® a su levantamiento.
La tardanza en la retirada de los cad¨¢veres despert¨® la indignaci¨®n de los atribulados transe¨²ntes que se toparon con la tragedia. "Dos horas para levantar un cad¨¢ver, eso no lo entiende nadie, van a salir los cr¨ªos de clase y todav¨ªa estar¨¢n ah¨ª", exclamaban algunos.
Un empleado de la obra de donde sal¨ªa la hormigonera asegur¨® que normalmente hay una persona que indica a los camiones si la acera que deben atravesar est¨¢ libre de peatones y que este operario tambi¨¦n dirigi¨® ayer la maniobra. Ning¨²n encargado de la construcci¨®n explic¨® lo ocurrido. Un hermano del conductor aseguro que ¨¦ste se encontraba deshecho. El cami¨®n, que todav¨ªa ten¨ªa rastros de sangre en las ruedas, permaneci¨® estacionado en la calle de Pr¨ªncipe de Vergara.
Los padres de la ni?a fallecida no supieron lo ocurrido hasta pasadas varias horas, ya que se encontraban trabajando.
La salida de clase de los escolares de los dos colegios pr¨®ximos estuvo te?ida de tristeza y preocupaci¨®n por lo ocurrido. Todos comentaban consternados lo sucedido. "No puede ser que pasen tantos camiones a las horas de entrada a clase", dec¨ªan algunos. "Pobre familia", a?ad¨ªan otros. Los m¨¢s afectados eran los alumnos, padres y profesores del colegio de Nuestra Se?ora de Loreto, donde estudiaba Silvia y est¨¢ matriculado Alejandro, quien, en su cerebro infantil, tiene grabada toda la tragedia.
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