Los vecinos tem¨ªan el paso donde murieron arrolladas dos personas
Alfonso Armenteros, de 64 a?os, y su nieta, Silvia Chill¨®n, de tres, perdieron la vida el martes atropellados por una hormigonera en un paso transitado por camiones de obras cuyo peligro advirtieron repetidamente los vecinos. Personas allegadas a la familia se?alaron ayer que la madre de Silvia estaba obsesionada con el peligro que supon¨ªan los camiones de la obra en el colegio del Pilar, en la calle del Pr¨ªncipe de Vergara.
Compa?eros de ?ngeles Armenteros, la madre de Silvia, que tiene unos treinta a?os, se?alaron que la mujer hab¨ªa comentado en varias ocasiones que el cruce era muy peligroso por la salida de camiones.Los mismos compa?eros indicaron: "Es incre¨ªble que el paso de los camiones no estuviera vallado". Se refer¨ªan a que la salida, atravesando la acera, puede coger desprevenidos a los peatones, que aguardan s¨®lo el paso de veh¨ªculos por la carretera pero no la salida de hormigoneras desde las obras.
"En otros pa¨ªses de Europa", a?adi¨® un compa?ero de trabajo, "ponen un sem¨¢foro port¨¢til o hay un polic¨ªa regulando el paso de camiones, sobre todo teniendo en cuenta que cerca est¨¢n dos colegios".
A las 14.55 del martes 14 de febrero, Alfonso Armenteros llevaba al colegio de Nuestra Se?ora de Loreto, en Pr¨ªncipe de Vergara, a sus dos nietos: Silvia Chill¨®n Armenteros, tambi¨¦n fallecida, y Alejandro Guti¨¦rrez Armentero, de cuatro a?os, primo de la anterior -y que sobrevivi¨® sin lesiones, graves al atropello-.
El cami¨®n, un Pegaso con matr¨ªcula M-0822-KH y un peso en vac¨ªo de 12 toneladas, sal¨ªa de las obras en el colegio del Pilar, situado en la confluencia de la! calles de Ayala y del Pr¨ªncipe de Vergara. El abuelo y los nietos cruzaban de una acera a otra de la calle de Ayala.
El conductor del volquete asegura que la persona que suelen situar a la salida de la obra para vigilar la maniobra de los camiones le dio paso (extremo que niega el aludido).
"Mir¨¦ el espejo, mir¨¦ enfrente, y cuando sal¨ªa not¨¦ que las ruedas saltaban, o¨ª que la gente gritaba ?cuidado!, fren¨¦, me tir¨¦ y vi los dos cuerpos ensangrentados", relat¨® (v¨¦ase EL PA?S de ayer). "No s¨¦ por d¨®nde entraron, no me explico que no los viese", a?adi¨®.
Abuelo y nieta quedaron tendidos en el asfalto. Murieron en el acto. S¨®lo el peque?o Alejandro consigui¨® salvarse.
Los cad¨¢veres permanecieron dos horas en el suelo, a la puerta de dos colegios, a la espera de que llegase el juez.
Los numerosos vecinos concentrados all¨ª expresaban sus quejas sobre el tr¨¢nsito de camiones, similares a las que pronunciaron los allegados de la v¨ªctima al conocer el suceso.
El parte policial establece que el camionero no se percato de la presencia de los peatones.
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