Miami ca?¨ª
1.600 invitados, desde folcl¨®ricas y toreros a empresarios, marqueses/as, ganaderos, pol¨ªticos, periodistas..., en la boda de Roc¨ªo Jurado y Jos¨¦ Ortega Cano
La boda de Roc¨ªo Jurado y Jos¨¦ Ortega Cano, celebrada en su propiedad La Yerbabuena, a 38 kil¨®metros de Sevilla, en el t¨¦rmino de Castillblanco de los Arroyos, uni¨® la grasia andaluza -y cartagenera, por el novio- al buen hacer yanki -perfecta la organizaci¨®n para 1.600 invitados con espolones- y el derrame de lujos fucsias y turquesas que engalanaban a muchas damas. Total, que parec¨ªa Miami, pero en m¨¢s rumboso, hasta el punto de que circulaba el chisme de que el Rey, enterado de tanta magnificencia, hab¨ªa comentado: "yo no voy a poder gastar tanto en la boda de la Infanta".A las tres de la tarde, bajo un t¨®rrido sol que doblaba los olivos, un 5% del damer¨ªo presente, engalanado con visones hasta los pies como para un genocidio, segu¨ªa sin quit¨¢rselos. No vaya a creerse, sin embargo, que fue una boda pija. Hab¨ªa de todo, como el experto en sociedad Julio Ayesa repet¨ªa: "Si es, que est¨¢ muy mezclado, y eso es bueno, que la aristocracia no se junta con nadie, y por eso se aburren". En efecto, hab¨ªa de todo: folcl¨®ricas, toreros, empresarios, apoderados, marqueses/as, ganaderos, escultores, pol¨ªticos, m¨¦dicos, viudas, periodistas. Las primeras en llegar fueron Juanita Reina y Gracia Montes, que subieron la cuesta que conduc¨ªa hasta la ermita de Roc¨ªo (de Roc¨ªo Jurado, no de la virgen del Roc¨ªo), pisando fuerte el albero dispuesto desde la v¨ªspera en el camino.
A continuaci¨®n desfilaron: Federico Trillo, portavoz del PP para asuntos jur¨ªdicos; Manuel Chaves, presidente de la Junta de Andaluc¨ªa; los candidatos a alcaldes de Sevilla en las pr¨®ximas elecciones Pepote Rodr¨ªguez de la Borbolla (PSOE), Soledad Becerril (PP) y Alejandro Rojas Marcos (Candidatura Andalucista), actual alcalde. La duquesa de Alba, vestida de tresillo de lujo; el doctor Gregorio Mariscal, en cuya consulta se conocieron los novios, y el alcalde de Chipiona, Luis Mario Aparcero. Llegaron tambi¨¦n Espartaco, Victorino Mart¨ªn, Roberto Dom¨ªnguez, Jaime Ostos, los Litris padre e hijo; en fin: un mogoll¨®n. Manolo Escobar vino, pero no as¨ª la esperada Lola Flores, que estaba malita. Si tuvi¨¦ramos que mencionarlos a todos no quedar¨ªa espacio para nada m¨¢s.
La organizaci¨®n, que corri¨® a cargo de Amador y Gloria Mohedano, hermanos de Roc¨ªo -el primero, padrino, junto con do?a Juana, madre del novio-, fue perfecta; pero dio trabajo a gente de fuera no de Castillblanco de los Arroyos, con un paro del 40% casi que tenemos aqu¨ª", como dir¨ªa el alcalde local, donde se encuentra la finca La Yerbabuena, propiedad de los desposados, que la compraron a Espartaco cuando se llamaba Matute. Pero dijo tambi¨¦n Manuel Ruiz Lucas, el alcalde de la localidad, que Roc¨ªo, m¨² concienci¨¢, ha prometido dar tantos puestos de trabajo al pueblo como se pueda. "Aunque fueran diez, nos conformar¨ªamos".
Dos carpas con grupos electr¨®genos para la refrigeraci¨®n y las ara?as king size, mingitorios port¨¢tiles con alfombras y un desmadre de vinos puestos por T¨ªo Mateo con etiqueta especial para los novios, m¨¢s siete clases de c¨®cteles, jamones y especialidades servidas por el restaurante La Dorada, dieron el toque de lujo a la celebraci¨®n, que ten¨ªa todo el p¨¢lpito de la Espa?a del inminente futuro, portadora de valores eternos, y cada cual en su sitio.
En el suyo estuvieron los novios, ¨¦l de traje corto, como visten los toreros cuando van de fiesta; ella muy cl¨¢sica, -con red de maja orlada de perlas sujet¨¢ndole la melena roja. Llegaron cada uno en una manola, carruajes con enganche a quinta potencia, o sea, con seis cartujanos cada uno, que iban engalanados con madro?os. Les precedieron dos coches iguale pero cargados de pajes de ambos sexos vestidos como pastorcillos/as de Lladr¨®, encabezados por Roci¨ªto, la hija de Roc¨ªo y de su anterior y anulado marido, el ex boxeador Pedro Carrasco. Ya en la iglesia -una ermita dedicada a la Sant¨ªsima Trinidad y a todas las V¨ªrgenes de que son devotos los novios-, la propia Roci¨ªto ley¨® una parrafada b¨ªblica, antes de que su madre y su futuro padre sellaran nerviosamente su uni¨®n. ?l, para empezar, no sab¨ªa en qu¨¦ dedo ten¨ªa que calzarle el anillo; menos mal que ella, m¨¢s experta, se lo indic¨®. Y Roc¨ªo, por fin, en vez de jurarle fidelidad le jur¨® gran felicidad, lo cual, a fin de cuentas, viene a ser lo mismo.
El pueblo sigui¨® el acontecimiento con fruici¨®n y sillas de enea dispuestas a la entrada de la finca, y con gritos de entusiasmo ante la belleza del novio y la serenidad de la novia, les acompa?aron en su camino al altar. Se comentaba en los corrillos que el convite ha costado casi 100 millones de pesetas, mucho m¨¢s de lo que habr¨¢n sacado por exclusivas de los distintos aconteceres de antes, durante y despu¨¦s del casorio. La verdad es que brill¨® el rumbo torero /tonadillero, y que ambos parec¨ªan muy contentos.
Durante el banquete, inicio de una fiesta que se prolongar¨ªa hasta el amanecer -"Yo no voy a irme con cualquiera luego, con lo que se va a beber", comentaba Candela, la mujer de Paco de Lucia-, los novios comieron en una mesa dispuesta sobre una plataforma, desde la que saludaban y brindaban con sus invitados. Roc¨ªo miraba amorosamente a Jos¨¦ y ¨¦ste correspond¨ªa, pero sin dejar de pelarle langostinos a su madre, quien, obviamente, no s¨®lo acababa de ganar una hija, sino que segu¨ªa conservando a su hijo.
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