El conflicto entre el derecho y la obligaci¨®n de estudiar
El derecho de todos a la educaci¨®n es una conquista social indudable, aunque en Espa?a todav¨ªa era cuestionado por determinados grupos sociales bien avanzado el siglo actual. Baste recordar el documento presentado al primer Gobierno del general Franco por la Confederaci¨®n Cat¨®lica Nacional de Padres de Alumnos, en el que expresamente se ped¨ªa el cierre de muchos de los institutos de bachillerato creados "innecesariamente", seg¨²n lamentaban, por el Gobierno de la Rep¨²blica.Argumentaban quienes parad¨®jicamente se presentaban como defensores de la "libertad de ense?anza" que el bachillerato, en tanto que escal¨®n previo a la universidad, deber¨ªa estar reservado a las ¨¦lites. Y completaban el argumento advirtiendo sobre el peligro de que las "masas" pudieran llegar a la universidad.
Con el tiempo, el derecho al estudio se convirti¨® en una obligaci¨®n, y progresivamente ha ido ampli¨¢ndose la duraci¨®n de la escolaridad obligatoria. Y es esta circunstancia la que ha ido aumentando las dificultades del trabajo de los profesores, obligados, a su vez, a ense?ar a cada vez m¨¢s alumnos que viven su presencia en el sistema educativo como una imposici¨®n de las leyes sociales y de sus propios padres, pero no siempre como una verdadera necesidad y muy pocas veces como un bien placentero.
Los problemas de indisciplina que surgen en los centros de ense?anza secundaria, afortunadamente a¨²n no tan dram¨¢ticos en Espa?a como en otros pa¨ªses desarrollados, tienen probablemente mucho que ver con la dificultad insuperable que para muchos adolescentes supone compatibilizar el derecho y el deber de estudiar.
De ah¨ª que, al margen de discursos oficiales, en la intimidad cotidiana de los claustros de los institutos de bachillerato se recuerde con verdadera nostalgia aquel id¨ªlico tiempo en que a esta etapa de la ense?anza s¨®lo llegaban (incluso a edad mucho m¨¢s temprana que ahora) alumnos plenamente convencidos de su deber de estudiar. Y aunque tambi¨¦n entonces el principal desaf¨ªo para el docente era el "saber motivar" al alumno, nunca como ahora la peliaguda cuesti¨®n de la motivaci¨®n del escolar ha venido a ser el problema por excelencia del sistema educativo.
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