El alcalde socialista de Galapagar, condenado a convocar dos plenos de 1991
El alcalde socialista de Galapagar (17.000 habitantes), Manuel Cabrera, tendr¨¢ que hacer memoria. El Tribunal Superior de Justicia de Madrid le ha condenado a convocar dos plenos extraordinarios, donde deber¨¢ debatir dos asuntos que se neg¨® a incluir en el orden del d¨ªa de un pleno celebrado en diciembre de 1991.Los jueces consideran que Cabrera est¨¢ obligado a discutir con la oposici¨®n (el Partido Popular) sobre si se establece un d¨ªa de puertas abiertas en el instituto de bachillerato local y si se dan subvenciones a la Hermandad del Santo Cristo de las Mercedes y Jes¨²s Nazareno y a la entidad Juventud de Galapagar.
El Tribunal estima que la negativa del regidor "restringi¨® [a la oposici¨®n] su importante labor de control y fiscalizaci¨®n de los ¨®rganos de gobierno municipales".
Presupuestos cerrados
Cabrera comenta al respecto: "Me opuse a debatir el asunto del instituto en un pleno porque es el consejo escolar el que, a mi entender, debe decidir cu¨¢ndo se realiza la jornada de. puertas abiertas. En cuanto a las subvenciones para esas dos entidades, los presupuestos ya estaban cerrados cuando el Partido Popular hizo la propuesta y, adem¨¢s, ambas entidades ya contaban con importantes ayudas municipales". De todas formas, el alcalde se mostr¨® ayer dispuesto a convocar los plenos extraordinarios que le exigen los jueces. "Si la ley me obliga, los debatiremos. No obstante, recurrir¨¦ la sentencia en el Tribunal Supremo, porque creo que la raz¨®n est¨¢ de mi lado", coment¨®.
Por su parte, el PP valora favorablemente el fallo judicial, "debido a que nos da la raz¨®n sobre los comportamientos irregulares del alcalde galapague?o".
?sta es la tercera sentencia, desde que comenz¨® el a?o, condenatoria para un alcalde de la regi¨®n madrile?a.
En las dos anteriores, el Tribunal Superior de Justicia de Madrid consider¨® que los alcaldes de Brunete (2.950 habitantes) y Navas del Rey (1.250 habitantes), ambos del Partido Popular, vulneraron la ley al negarse a convocar la moci¨®n de censura que les echar¨¢ previsiblemente del sill¨®n municipal al que se aferran.
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