Dubl¨ªn participar¨¢ en nuevas instituciones del Uster
El escenario del centro Balmoral de conferencias era azul. Un color relajante que poco pudo hacer para aminorar la indignaci¨®n de los pol¨ªticos unionistas protestantes cuandoayer, finalmente, obtuvieron de labios del primer ministro brit¨¢nico, John Major, la confirmaci¨®n de todos sus temores. El documento marco desvelado por Major y su hom¨®logo irland¨¦s, John Bruton, en Belfast, enun acto no exento de solemnidad, prev¨¦ la creaci¨®n de un miniejecutivo con poderes sobre el norte y el sur de la isla. Un organismo en el que participar¨¢n pol¨ªticos del Ulster y del Parlamento de Dubl¨ªn.
La insistencia de Major en se?alar que no se dar¨¢ un paso "sin el consenso" de todos los habitantes de Irlanda del Norte no fue suficiente para neutralizar el impacto de lo que los sectores protestantes m¨¢s radicales consideran el principio del fin de la soberan¨ªa brit¨¢nica en el Ulster y de la unificaci¨®n de la isla.En una intervenci¨®n que dur¨® poco m¨¢s de 10 minutos -y que m¨¢s tarde repetir¨ªa casi exacta en la C¨¢mara de los Comunes-, Major explic¨® sus razones para considerar la de ayer una jornada hist¨®rica. Marca el comienzo de una nueva etapa en Irlanda del Norte, cuyo futuro Como parte del Reino Unido o de una Irlanda Unida, dijo, "queda en manos de sus propios habitantes". El primer ministro reiter¨®, como ha hecho en todas sus anteriores intervenciones p¨²blicas en defensa del documento marco, que el principio de autodeterminaci¨®n y el consenso de los ciudadanos son aspectos sagrados para su Gobierno y el de John Bruton.
El texto desvelado, que ser¨¢ el marco de referencia para la futura organizaci¨®n pol¨ªtica de Irlanda del Norte, representa de hecho, el primer paso para establecer un acuerdo de cooperaci¨®n entre el Norte y el Sur de Irlanda, que no puede tener otro objetivo, aunque sea a largo plazo, que el de sentar las bases para la reunificaci¨®n de Irlanda.
Lenguaje dual
Consciente de esta realidad, Major arrop¨® su discurso matinal en Belfast, y, m¨¢s tarde, su declaraci¨®n oficial en la C¨¢mara de los Comunes, con un lenguaje plagado de expresiones duales. Cada frase amenazadora para el actual estatuto de Irlanda del Norte era contrapesada por el primer ministro brit¨¢nico con una afirmaci¨®n exaltada sobre su compromiso pol¨ªtico para mantener la identidad brit¨¢nica de la regi¨®n.
Una dualidad que no le abandon¨® en ning¨²n momento. De un lado, Major anunciaba la necesidad para el Reino Unido -y para la Rep¨²blica de Irlanda- de cambiar su Constituci¨®n, en lo que ata?e al Acta de Irlanda del Norte de 1920, donde se reconoce la soberan¨ªa brit¨¢nica sobre ese territorio, y, al mismo tiempo, insist¨ªa en que ese retoque constitucional no implica que Irlanda del Norte vaya a *dejar de ser parte del Reino Unido.
Una clase de lenguaje que est¨¢ presente a lo largo de todo el documento, cuya lectura exigir¨¢ a los habitantes de Irlanda del Norte varias horas. Todos los malabarismos verbales se mostraron, sin embargo, ineficaces en lo que a convencer a los representantes del sector protestante se refiere. Mientras la declaraci¨®n de Major era acogida con total silencio por parte del Sinn Fein -la rama pol¨ªtica del Ej¨¦rcito Republicano Irland¨¦s (IRA)-, las cr¨ªticas de los protestantes m¨¢s radicales no se hicieron esperar.
Unos, como Ken Maginnis, portavoz de los Unionistas del Ulster, el partido que encabeza James Molyneaux, se quejaron de la imprecisi¨®n del texto presentado por Major. "Han tardado dos a?os en redactarlo y a los expertos en leyes les llevar¨¢ otros dos descifrarlo", coment¨®.
Otros, como Peter Robinson, del m¨¢s extremista Partido Unionista Democr¨¢tico de Ian Paisley, rechazaron furiosamente la totalidad del documento: "Si es cierto que Major lo basa todo en el consenso, desde ahora tiene que saber que el documento marco es inaceptable para la mayor¨ªa de ambos partidos y del propio pueblo del Ulster".
Ayer, muchos comentaristas coincid¨ªan en se?alar que es poco probable que los Unionistas se nieguen a sentarse en una mesa de conversaciones. Despu¨¦s de todo, son las fuerzas pol¨ªticas mayoritarias en Irlanda del Norte (con un mill¨®n y medio largo de habitantes, el 60% de los cuales son protestantes, y en teor¨ªa probrit¨¢nicos, y un 40% cat¨®licos, y en principio prorrepublicanos), pero en esta turbulenta regi¨®n todo se mueve demasiado r¨¢pidamente.
Major conf¨ªa, como conf¨ªan los republicanos cat¨®licos, en que el sabor dulce de los ¨²ltimos seis meses de paz, disfrutada en el Ulster como consecuencia del alto el fuego del IRA, haya obrado prodigios en la mentalidad de los m¨¢s radicales.
A ese fen¨®meno se refer¨ªa el martes el reverendo Ian Paisley cuando, con expresi¨®n de amargura, insist¨ªa, en Londres, en que el Gobierno estaba chantajeando a los unionistas con la amenaza del regreso de" la violencia del IRA si no aceptaban el documento marco.
Cierto que Major pronunci¨® alguna frase de esperanza para los protestantes que a¨²n se consideran ciudadanos del Reino Unido. En mi calidad de primer ministro brit¨¢nico, mi tarea es la de mantener la Uni¨®n, mientras los habitantes de Irlanda del Norte lo deseen", dijo. E insisti¨® una vez m¨¢s: "Nuestro deseo es colaborar en favor de la paz, pero garantizar esa paz est¨¢ s¨®lo en manos del pueblo". Por delante le queda a Major y a su flamante documento una larga etapa de batalla pol¨ªtica, antes de que sea sometido a los habitantes de Irlanda del Norte en refer¨¦ndum.
[El presidente de EE UU, Bill Clinton, felicit¨® anoche a Major y Bruton por el acuerdo alcanzado, y asegur¨¦, por medio de su portavoz, Mike McCurry, que "seguir¨¢ haciendo todo lo que pueda para estimular este proceso de paz en Irlanda del Norte", informa Efe].
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