Abel Posse: "Eva Per¨®n quer¨ªa el feminismo con trapos de Dior"
El diplom¨¢tico presenta su novela 'La pasi¨®n seg¨²n Eva'
La vio una vez de lejos cuando ten¨ªa 21 a?os. Abel Posse recuerda a Eva Per¨®n sentada en un palco, "vestida de azul con un sombrero maravilloso", rodeada de militares. En aquella ¨¦poca, Posse era un universitario y militaba en la oposici¨®n del Partido Justicialista de Juan Domingo Per¨®n. Fue a?os despu¨¦s, estando ya como embajador en Praga, cuando Posse decidi¨® pasar a limpio toda la documentaci¨®n acumulada sobre la reina de los descamisados: La pasi¨®n seg¨²n Eva, editada por Planeta.
La pasi¨®n seg¨²n Eva es una novela reportajeada, escrita en primera y en tercera persona, realizada a base de entrevistas y de una concienzuda investigaci¨®n del material hist¨®rico. "Para que fuera viable tuve que evitar al novelista. Di un paso atr¨¢s para que se escucharan las voces de Jos¨¦ Mar¨ªa de Areilza, que fue embajador en Buenos Aires y la conoci¨® bien, las de las dos hermanas de Eva y la del padre Benitez, que fue como su confesor. Yo la defino como una biograf¨ªa coral, porque son los personajes que la conocieron quienes ponen los coros", explic¨® ayer el escritor, de 60 a?os.En la novela se recogen an¨¦cdotas desconocidas de esta pol¨¦mica mujer, como su decepcionante encuentro con Francisco Franco, al que ella, imaginaba como una especie de h¨¦roe en el mejor estilo de Errol Flynn. El propio Franco, tras escuchar los incendiarios discursos que les dirig¨ªa a los trabajadores espa?oles en plena represi¨®n pol¨ªtica, sustituy¨® algunos m¨ªtines previstos por misas. Durante su estancia en Madrid se aloj¨® en el Pardo y tras su partida, Carmen Polo, m¨¢s que harta de la invitada, prohibi¨® que se volviera a alojar ning¨²n otro visitante.
'Presidenta' recordada
El autor de La pasi¨®n seg¨²n Eva ha comprobado que, pese a los a?os transcurridos desde su muerte, la oligarqu¨ªa argentina a¨²n no ha perdonado a la actriz que acab¨® siendo presidenta. El escritor tuvo ocasi¨®n de comprobarlo hace unas semanas cuando present¨® la novela en Buenos Aires y un par de se?oras quer¨ªan pagarle por escribir sobre ella. Tampoco los pobres la han olvidado. "Con el tiempo queda m¨¢s de Eva que de Per¨®n. En las chabolas de las afueras de Buenos Aires, en los miserables locales justicialistas siempre hay una foto de Eva. Y, sin embargo, las lujosas sedes de la ciudad est¨¢n presididas por una foto de Per¨®n". Posse asegura que m¨¢s all¨¢ de las ideolog¨ªas, el peronismo fue una etapa de transformaci¨®n social. "Foment¨® la revoluci¨®n social, arranc¨® el voto femenino y cre¨® las sedes justicialistas exclusivas para mujeres, para que ellas discutieran sus problemas al margen de sus maridos. Eva quer¨ªa el feminismo pero con trapos de Dior".Como a muchos de los revolucionarios de este siglo, a Eva Per¨®n se la puede acusar de ejercer su poder con autoritarismo. "La libertad de prensa soy yo", sol¨ªa decir al tiempo que se persegu¨ªa a la oposici¨®n. "Sin embargo, cuando cae no se le puede probar ning¨²n crimen pol¨ªtico. Con todos sus defectos y sus exageraciones, fue una llamarada que vivi¨® 33 a?os y que fue todo un s¨ªmbolo de coraje. Era como el Che Guevara".
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