Separaci¨®n
La soluci¨®n est¨¢ ya clara: separaci¨®n m¨¢xima entre los dos pueblos, creaci¨®n de una frontera r¨ªgida y fortificada equipada con los medios adecuados para evitar la infiltraci¨®n de personas. No ser¨¢ una frontera completamente impermeable; existir¨¢n pasos, pero el que pase de un lado a otro ser¨¢ controlado y se identificar¨¢ de la misma forma que en cualquier paso fronterizo. ?sta es la ¨²nica soluci¨®n l¨®gica, que, hoy por hoy, no se puede realizar debido a un factor: la desgraciada pol¨ªtica de asentamientos de Israel que result¨® en la mezcla de los dos pueblos. Para llegar a esta nueva separaci¨®n, el Gobierno deber¨ªa convocar r¨¢pidamente un refer¨¦ndum en el que se plantee a la opini¨®n p¨²blica una pregunta: ?est¨¢ usted a favor o en contra de la separaci¨®n de los dos pueblos por medio de la creaci¨®n de una nueva frontera, que se mantendr¨¢ vigente hasta que sea posible llegar a la soluci¨®n definitiva? S¨®lo esta nueva frontera har¨¢ realidad el principio de separaci¨®n aceptado entre todos los pueblos del mundo.Ser¨¢, m¨¢s o menos, la frontera que existi¨® a lo largo de 19 a?os entre Jordania e Israel, que, si bien no era una frontera fortificada a lo largo de la mayor¨ªa de su extensi¨®n, fue en general una frontera no transitable entre los dos pa¨ªses. La conveniente profec¨ªa del Gran Israel, en su versi¨®n moderna, hizo pensar a los jud¨ªos que podr¨ªan ser el ¨²nico pueblo en el mundo en realizar lo imposible: que un pueblo que representa menos de la mitad de la poblaci¨®n gobierne a otro pueblo que carece de derechos. Durante 2.000 a?os, los jud¨ªos ya se imaginaron a s¨ª mismos como los ¨²nicos en el mundo que pod¨ªan existir dispersos entre las naciones y sin territorio propio, hasta que lleg¨® la Segunda Guerra Mundial y les ense?¨® el terrible precio que tiene que pagar un pueblo que se niega a vivir como el resto de los pueblos. Ahora est¨¢n pagando un elevado precio por la locura de mezclar dos pueblos.
En el momento en que se encauce el principio de separaci¨®n por medio de un refer¨¦ndum, se dar¨¢ la m¨¢xima prioridad nacional a la construcci¨®n de una valla fronteriza y se impondr¨¢n bonos de frontera, igual que se impusieron en el pasado en Israel bonos de guerra, con el fin de movilizar la mayor cantidad de recursos para construir de la forma m¨¢s r¨¢pida una verdadera frontera similar a las que exist¨ªan entre los pa¨ªses del tel¨®n de acero y el mundo libre o dentro de Alemania, o a la frontera norte entre Israel y L¨ªbano, o a la frontera entre Israel y Jordania despu¨¦s de la Guerra de los Seis D¨ªas.
Una respuesta positiva de una mayor¨ªa significativa del pueblo a esta pregunta dar¨ªa de inmediato a este Gobierno vacilante un mandato con el que superar la confusi¨®n y el chantaje que hoy rigen en los medios Pol¨ªticos en todo lo relativo a las acciones de separaci¨®n imperativa entre los dos pueblos, y en especial en cuanto a la transferencia de los asentamientos jud¨ªos de la franja de Gaza y Cisjordania que no quieran permanecer bajo la soberan¨ªa palestina. Tambi¨¦n aclarar¨¢ a los palestinos las intenciones del Estado de Israel con respecto al mapa definitivo y acelerar¨¢ las negociaciones. Porque s¨®lo desde una situaci¨®n de separaci¨®n clara se podr¨¢ continuar con el proceso de paz y llegar a un acuerdo final.
Entre tanto se constituir¨¢ de hecho un Estado palestino en los territorios que queden al otro lado de la frontera, y dicho Estado deber¨¢ responder de las acciones de agresi¨®n y de terror procedentes de su territorio. Los soldados israel¨ªes ya no correr¨¢n por las callejuelas de los campos de refugiados o por las grandes ciudades a la caza de sospechosos o personas buscadas, sino que -si la autoridad palestina vacila a la hora de desarraigar el mal de su territorio- se pondr¨¢ en marcha una fuerza militar masiva contra la polic¨ªa y las fuerzas de seguridad de dicha autoridad. Hay que transformar a los palestinos y hacer que dejen de ser refugiados criminales y deprimidos y se conviertan en habitantes responsables. Vecinos-adversarios hoy y vecinos-amigos ma?ana. Ya vimos claramente a mediados de los a?os cincuenta c¨®mo los en¨¦rgicos ataques infligidos por Israel a Jordania y a Egipto consiguieron terminar con los atentados terroristas provenientes de su territorio. Durante 10 a?os, de 1957 a 1967, hubo una incre¨ªble calma en las fronteras entre Israel y estos pa¨ªses a pesar del estado de guerra formal y total que reinaba en la zona.
Los pueblos est¨¢n separados en todo el mundo, incluso pueblos como los eslovacos y los checos, que vivieron en armon¨ªa durante muchos a?os y sufrieron a manos de enemigos comunes. No hay un lugar en el mundo en el que la bi-nacionalidad (es decir, la convivencia de dos pueblos con un tama?o similar) pueda triunfar verdaderamente. Incluso en lugares en los que viven pueblos desarrollados y con igualdad de derechos democr¨¢ticos surgen problemas en absoluto peque?os. ?C¨®mo no iban a surgir entre dos pueblos cuyas diferencias son amargas, en los que las huellas del pasado son amenazadoras y donde un pueblo niega los derechos de ciudadan¨ªa al otro pueblo?
Durante los ¨²ltimos 28 a?os, el verdadero contacto entre palestinos e israel¨ªes ha sido a trav¨¦s del sufrimiento y el dolor. Obreros palestinos explotados en las construcciones de Israel y soldados asustados patrullando entre una poblaci¨®n hostil. Actos terroristas por un lado y detenciones y castigos por el otro. En estos momentos, la separaci¨®n es imperativa. S¨®lo despu¨¦s de romper este terrible contacto se podr¨¢ construir poco a poco el nuevo contacto, el normal de dos pueblos que viven cada uno en su patria de forma soberana. Es una gran mentira pensar que es el proceso de paz el que trae el terror. ?Acaso se han olvidado tan r¨¢pidamente los terribles atentados realizados en la ¨¦poca del Gobierno del Likud, los crueles asesinatos en la zona de Tel Aviv, el autob¨²s despe?ado por un ¨¢rabe en el camino de Jerusal¨¦n con sus 17 muertos, los episodios de apu?alamientos en Jerusal¨¦n en los que murieron seis personas en un solo d¨ªa? Muchos jud¨ªos fueron asesinados tambi¨¦n en la ¨¦poca del Gobierno del Likud. Es cierto que los suicidios con cinturones explosivos son un fen¨®meno nuevo y extremadamente destructivo. Pero si volvieran los partidos de derecha al poder, ?se quitar¨ªan los suicidas los cinturones explosivos y se envolver¨ªan en flores? S¨®lo una verdadera frontera podr¨¢ detenerlos, y para construir una frontera hay que aceptar el principio de la separaci¨®n.
El problema m¨¢s profundo de los jud¨ªos es que su identidad consta de religi¨®n y naci¨®n, lo que les permite, desde los albores de su historia, habitar entre los otros pueblos y vagar por tierras extranjeras sin arriesgar su identidad esencial. Por tanto, no es de extra?ar la facilidad con que esos mismos elementos religiosos nacionales que viven la identidad jud¨ªa con especial intensidad arrastraran a todo el pueblo a la aventura de los asentamientos dentro del tejido de otro pueblo sin prever las graves y terribles consecuencias de este acto. La verdadera intenci¨®n del sionismo era volver al territorio en el que, por fin, los jud¨ªos pudieran vivir como un pueblo normal, es decir, s¨®lo entre jud¨ªos. Por tanto, s¨®lo la separaci¨®n les traer¨¢ a ellos y a los palestinos la vida y la tranquilidad. Pero, ?tendr¨¢n los israel¨ªes la mente lo suficientemente clara como para seguir por este camino mientras los inundan los sentimientos de duelo e ira frente a la sangre vertida y a las v¨ªctimas despedazadas?
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