Nikita Mijalkov afirma que falta coherencia en el cine ruso actual
La ¨²ltima pel¨ªcula de Nikita Mijalkov, Quemado por el sol, se exhibe estos d¨ªas en Espa?a. Premio especial del jurado en Cannes 95, as¨ª como de la ¨²ltima edici¨®n del Festival de Valladolid, cuenta la historia de una familia rusa en un caluroso d¨ªa de verano de 1936, al estilo chejoviano, en la v¨ªspera de las grandes purgas estalinianas. Nikita Mijalkov (Mosc¨², 1921), que rod¨® el filme cerca de Mosc¨² con dinero franc¨¦s, es pesimista con el cine en Rusia porque "le falta un eje", asegura.
Es el mismo Mijalkov quien interpreta el papel principal de su pel¨ªcula, el coronel de la Armada Roja Kotov, h¨¦roe de la revoluci¨®n, quien pasa sus vacaciones en una dacha de los alrededores de Mosc¨² donde el tiempo parece haberse parado y s¨®lo cuenta la vida, el sol, la m¨²sica, el amor y el t¨¦ en el samovar, Le acompa?a su familia: su esposa, Maroussia, y su hija peque?a, Nadia, interpretada por la propia hija de Mijalkov.?ste es uno de los personajes m¨¢s notables de la pel¨ªcula, porque la ni?a da una visi¨®n inocente de tan tr¨¢gico periodo. "Creo que es muy importante el testimonio de los ni?os", dice el cineasta, "ya que no comprenden nada: por ejemplo, no sab¨ªa el significado de sovi¨¦tico; no sab¨ªa pronunciarlo". Respecto a la libertad existente ahora en Rusia para filmar, Mijalkov considera que el que paga es el que encarga". Antes pagaba el Estado y ten¨ªa m¨¢s o menos lo que deseaba", explica. "Hab¨ªa censura, pero hab¨ªa cine y dinero; siempre se acababan las pel¨ªculas, y existieron Eisenstein, Tarkovski... Ahora el problema de la resurrecci¨®n del cine es muy complicado. Muchos directores act¨²an como ni?os delante de un chupa-chups, y se empachan.
El director ruso a?ade que se hacen pel¨ªculas de lo que estaba prohibido por el simple hecho de estarlo. "Se durmieron rojos y se despertaron de tres colores. Falta un eje mientras se pierden en discusiones de qui¨¦n es el m¨¢s dem¨®crata".
Mijalkov concluye diciendo que con Quemado por el sol no ha pretendido hacer un juicio sobre la dimensi¨®n tr¨¢gica de la ¨¦poca, sino que ha tratado de comprenderla y demostrar que en momentos terribles el encanto de la vida permanece.
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