Belleza y coherencia
Tiene algo de profundamente grato el regreso al mundo siempre parecido, siempre diferente de Manuel Guti¨¦rrez Arag¨®n. Un mundo hecho de enigmas sutilmente guardados, de met¨¢foras de estallante belleza, de, secretos terribles que parecen diluirse pero que permanecen para siempre en la retina del espectador; un mundo verde y acuoso en el que est¨¢ indeleblemente presente la huella de la infancia, de los sabores y olores ligados al primer aprendizaje. Un mundo en el que. el m¨¢s franco cartesianismo naufraga absorbido por el misterio.Tras seis a?os sin ponerse detr¨¢s de una c¨¢mara -si se except¨²a el par¨¦ntesis de la televisiva Don Quijote-, Guti¨¦rrez Arag¨®n vuelve a las parcelas m¨¢s fecundas de su memoria f¨ªlmica para narrar una historia de superficie tersa y pl¨¢cida, pero de trasfondo amargo. Ecos de Habla, mudita, de El coraz¨®n del bosque, de Demonios en el jardin; topolog¨ªas de un tiempo pasado pero pasmosamente presente; miedos, excitaciones, paradojas: todo esto se reencuentra en El rey del r¨ªo. Y tambi¨¦n una historia en riguroso presente que, aunque lo niegue su director, pesca su inspiraci¨®n en este tiempo de canallas.
El rey del r¨ªo
Direcci¨®n: Manuel Arag¨®n.Gui¨®n: Rafael Azcona. Fotograf¨ªa: Teo Escamilla. M¨²sica: Milladoiro. Espa?a, 1995. Int¨¦rpretes: Alfredo Landa, Carmen Maura, Gustavo Salmer¨®n, Achero Ma?as, Ana ?lvarez y Silvia Munt. Estreno en Madrid: Palacio de la Prensa, Benlliure, Multicines La Dehesa, Renoir (Cuatro Caminos), Minicines N¨¢poles, Parquesur, Multicines El Torre¨®n y Burgocentro Multicines.
Pero, ante todo, la pel¨ªcula de MGA es una f¨¢bula, como casi todas las suyas, como El coraz¨®n..., como Maravilas, como Son¨¢mbulos; una ficci¨®n recorrida por arquetipos poderosos y presentes desde siempre en las ficciones populares, que se integran sin dificultad en una narraci¨®n profundamente bella, tocada por la inspiraci¨®n: la princesa inaccesible, los hermanos enfrentados, el ogro terrible, el poderoso, el destino prometido, la madre ausente, los padres putativos, la identidad conflictiva.
Con todos estos elementos, y con un gui¨®n primoroso de Azcona, Guti¨¦rrez Arag¨®n borda un ejercicio de maestr¨ªa que s¨®lo est¨¢ al alcance de un cinesta en su plena madurez, de un creador al que el alejamiento de la c¨¢mara parece haberle otorgado a¨²n m¨¢s poder de seducci¨®n, una capacidad de condensaci¨®n narrativa extraordinaria y una tremenda comprensi¨®n de sus personajes: el retrato que logra de este C¨¦sar de oscursos designios es de una complejidad extrema. Pel¨ªcula arriesgada aunque aparentemente simple -y ah¨ª radica en gran medida su- poderosa fascinaci¨®n-, El rey del r¨ªo es un filme hermoso que bordea la obra maestra.
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