El regreso
M. G. "?Sabes por qu¨¦ hace tanto fr¨ªo esta ma?ana en Madrid? Porque Rold¨¢n ha tirado de la manta". Hac¨ªa pocos minutos que el ex director general de la Guardia Civil hab¨ªa pisado tierra espa?ola, tras un viaje de 12.000 kil¨®metros que pon¨ªa fin a 305 d¨ªas de fuga, y ya se difund¨ªan, a trav¨¦s de la Cadena Ser, los primeros chistes sobre su vuelta.
Efectivamente, la ma?ana era muy fr¨ªa. Tres grados bajo cero a la entrada de la base de Torrej¨®n de Ardoz, donde medio centenar de periodistas, vigilados por efectivos de la Polic¨ªa Nacional, aguardaba la llegada del pr¨®fugo m¨¢s famoso de la democracia.
A las 7.55 horas aterriz¨® en la base a¨¦rea el Falcon 50 del Ej¨¦rcito del Aire que, una hora y cuarto antes, hab¨ªa despegado del aeropuerto romano de Fiumicino. El traslado desde el Boeing 747 de la compa?¨ªa Thai, que le trajo de Bangkok, al avi¨®n militar, que hab¨ªa salido de Madrid a las 22.30 de la noche del lunes, se realiz¨® en la misma pista del aeropuerto, gracias a las facilidades otorgadas por las autoridades italianas.
Rold¨¢n y sus cinco acompa?antes pasaron desapercibidos a los 400 pasajeros del vuelo Bangkok-Roma-Madrid. Iban c¨®modamente instalados en primera clase, rodeados de pasajeros extranjeros para quienes el hombre que durante diez meses ha tra¨ªdo en jaque al Gobierno espa?ol era un perfecto desconocido.
Seg¨²n explic¨® luego el subdirector operativo de la Polic¨ªa, Miguel ?ngel Alonso, ni Rold¨¢n ni sus acompa?antes conciliaron el sue?o durante el trayecto. En 14 horas hay tiempo para hablar de muchas cosas, incluida la reclusi¨®n de sus antiguos compa?eros del Ministerio del Interior, de la que el ex director general de la Guardia Civil demostr¨® estar perfectamente informado desde su refugio laosiano.
A las 8.03 de la ma?ana, una caravana formada por dos furgonetas del Cuerpo Nacional de Polic¨ªa, tres turismos y, a cierta distancia, una UVI m¨®vil, cruz¨® sin detenerse la puerta de salida de la base de Torrej¨®n de Ardoz y se intern¨® a toda velocidad en la carretera N-II, camino de Madrid, donde otros dos veh¨ªculos policiales que aguardaban en el cruce se unieron a la comitiva.
Muchos coches y motocicletas con periodistas intentaron seguirles, pero pocos lo consiguieron, pues tres furgones policiales se cruzaron en la calzada cort¨¢ndoles el paso y s¨®lo se apartaron tras comprobar que el convoy oficial se hab¨ªa perdido en el atasco. Pese a lo aparatoso del despligue, no es seguro que en aquella caravana viajase Rold¨¢n.
Francisco Yag¨¹e, repartidor de sandwiches, declarar¨ªa minutos despu¨¦s que el veh¨ªculo con el preso se hab¨ªa marchado por la salida de Alcal¨¢ de Henares, una de las tres con que cuenta la base, que utiliza s¨®lo el personal militar. "Estaba sonriente, como si no le hubiera pasado nada. Ten¨ªa el mismo aspecto de siempre, no demasiado bronceado. Llevaba un abrigo tipo loden cruzado de color gris o azul oscuro y se despidi¨® al bajar del avi¨®n de sus acompa?antes. Me llam¨® la atenci¨®n que no fuera esposado", declar¨® el ¨²nico testigo de la llegada de Rold¨¢n a Espa?a.
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