La vuelta a casa
La localizaci¨®n, la detenci¨®n y la entrega a la justicia de Luis Rold¨¢n, ex director general de la Guardia Civil, no s¨®lo constituye un ¨¦xito para el Ministerio de Justicia e Interior; tambi¨¦n es un rotundo desmentido a las est¨²pidas o mal¨¦volas teor¨ªas seg¨²n las cuales el Gobierno de Felipe Gonz¨¢lez, o bien no estaba interesado en capturar al pr¨®fugo, o bien albergaba el prop¨®sito de hacerle desaparecer para siempre. La cortes¨ªa aconsejar¨ªa que los dirigentes pol¨ªticos y los comunicadores sociales obstinados durante meses en lanzar esos descabellados pron¨®sticos presentasen disculpas a sus votantes, lectores y oyentes; desgraciadamente esos usos c¨ªvicos no parecen haber calado todav¨ªa en nuestra vida p¨²blica. Si el impune enriquecimiento y la posterior fuga de Rold¨¢n arrojaron justificadas sospechas sobre la autenticidad del sistema democr¨¢tico y la salud del Estado de Derecho, el escoltado regreso a casa del pr¨®fugo deber¨ªa servir para devolver a los espa?oles parte de la confianza perdida en las instituciones.A partir de ahora, corresponde a los tribunales el esclarecimiento de las responsabilidades penales del ex director general de la Guardia Civil. La tarea ser¨ªa dif¨ªcil si la juez Ferrer fuese objeto de los mismos ataques a su persona y a su independencia de los que ha sido v¨ªctima el juez Garz¨®n. Pero aunque la provocadora estrategia de obstaculizaci¨®n aplicada por Vera y Sancrist¨®bal para retrasar o anular las actuaciones procesales de su caso no operase en el sumario de Rold¨¢n, cabe apuntar, sin embargo, la posibilidad de que el pr¨®fugo imite a esos internos en Alcal¨¢-Meco a la hora de intoxicar a la opini¨®n p¨²blica con un incesante goteo de informaciones comprometedoras sobre operaciones especiales relacionadas con la seguridad del Estado y con el uso irregular de fondos reservados.
As¨ª pues, tal vez haya que prepararse a soportar los devastadores efectos de la eventual redistribuci¨®n de la vileza con que el pr¨®fugo Rold¨¢n decida castigar a la sociedad espa?ola. Todo hace suponer que los altos cargos de Interior actualmente en apuros anotaron durante todos estos a?os con escrupuloso cuidado las cantidades, las fechas, los destinos y los nombres de los receptores de los fondos reservados; con tales naipes en la bocamanga, estos jugadores de ventaja se disponen ahora a activar los datos dormidos para chantajear a terceros. As¨ª, la opini¨®n p¨²blica acaba de ser informada por cauces misteriosos, siete a?os despu¨¦s de ocurridos los hechos, de que el Ministerio del Interior entreg¨® a Fraga fondos reservados para reparar los da?os causados a su casa de Perbes por un atentado terrorista realizado en mayo de 1988. No se conoce todav¨ªa el monto de la subvenci¨®n (en torno a 25 millones), ni su justificaci¨®n documental (el inventario y aval¨²o de los desperfectos), ni la forma de entrega (en m¨¦t¨¢lico, transferencia bancaria, cheque nominativo), ni sus implicaciones fiscales, ni sus consecuencia para la compa?¨ªa de seguros; Fraga tampoco sabe si el rengl¨®n utilizado por Interior fueron los fondos reservados o una partida general para da?os materiales producidos por atentados terroristas. En cualquier caso, es f¨¢cil adivinar el objetivo de esa filtraci¨®n: se trata de una salva de aviso lanzada contra el PP por los amigos de Vera para que le dejen tranquilo.
El ex ministro Barrionuevo compareci¨® como avalista de Fraga para encomiar la caballerosidad del presidente-fundador del PP beneficiario de la millonaria ayuda. Pero los suministradores de fondos reservados, lejos de estar siempre en condiciones de avalar a los receptores de las entregas, a veces pueden necesitar ellos mismos un aval. Porque, al igual que la polic¨ªa induce en ocasiones al delito para detener despu¨¦s a los provocados infractores, algunos administradores de gastos reservados parecen haberlos utilizado para comprometer a sus beneficiarios: el regreso a casa de Rold¨¢n permitir¨¢ saber hasta qu¨¦ punto su estrategia defensiva descansar¨¢ o no sobre ese chantaje.
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