Tortura
Mientras los llamados a hacerlo deciden si Rold¨¢n es carne o pescado, aunque yo insisto en m¨ª sospecha de que el repatriado Rold¨¢n es un pro ducto de la ingenier¨ªa gen¨¦tica del Cesid, pasan inadvertidas sospechas graves sobre la salud democr¨¢tica de Espa?a. Zigor Larredonda, uno de los detenidos en la operaci¨®n contra el comando Barcelona de ETA, pues to en libertad sin cargos, ha declara do que fue sometido a torturas en las dependencias de la Guardia Civil en Barcelona y que posteriormente en Madrid oy¨® los gemidos de una de las mujeres detenidas que habr¨ªa sufrido id¨¦ntico "h¨¢bil interrogatorio". Lo mas curioso de las precisiones del joven Larredonda es que cuando pas¨® a disposici¨®n judicial, es decir, a disposici¨®n de Garz¨®n, y le comunic¨® las vejaciones que hab¨ªa sufrido, el superjuez "ni se inmut¨®", seg¨²n cita textual de la presunta v¨ªctima. No inmutarse quiere decir: a m¨ª, plim; yo duermo en Pikol¨ªn. A estas alturas de la modernizaci¨®n de Espa?a ya no debemos cometer la ingenuidad de pedir peras al olmo. Hay que pedir logros democr¨¢ticos sine qua non, desde la tristeza hist¨®rica de comprobar que la democracia no satisface derechos humanos tan fundamentales como el trabajo y la confianza en que hoy estamos mejor que ayer, pero mucho peor que ma?ana. Sin confianza en la capacidad integradora del sistema, ni en las expectativas de futuro, almenos hay que exigir que no te pongan una bolsa de pl¨¢stico en la cabeza, que no te peguen con una gu¨ªa telef¨®nica, que no te digan que violar¨¢n a tu novia si no cantas y que no amenacen con que te van a electrocutar los cojones, habida cuenta de que los hombres s¨®lo tenemos dos cojones para toda la vida y el cambio de sexo no consta entre los servicios del seguro obligatorio de enfermedad. Y hay que pedir tambi¨¦n que los jueces, cuando les cuentes esta cosas, se inmuten.
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