El Atl¨¦tico se ahoga en la tiza
El equipo de Basile paga caro su conformismo ante el Albacete
El partido tuvo demasiada tiza. Lo normal en las citas que cuentan con Floro en uno de los banquillos. T¨¢ctica de norte a sur. Pizarras que llenan el c¨¦sped de movimientos iguales y las gradas de bostezos tambi¨¦n muy parecidos. Dibujos que destrozan la salud de un partido. Basile apost¨® tambi¨¦n por ese camino. El Calder¨®n se promet¨ªa noches de est¨¦tica con su llegada, pero por ahora s¨®lo ve especulaci¨®n, f¨²tbol de calculadora. El Albacete sac¨® m¨¢s provecho del juego informatizado. Qued¨® mejor colocado para la vuelta.El Atl¨¦tico se encontr¨® pronto la contienda de cara. Gracias a una suerte olvidada, los libres directos. Basile ha dado licencia para aprovechar los golpes francos y la concesi¨®n empieza a dar frutos. Iv¨¢n Rocha confirm¨® al fin, medio a?o despu¨¦s (antes no le dieron permiso), que lleva dinamita en la izquierda. Solt¨® un terror¨ªfico zapatazo desde el tejado del ¨¢rea y estren¨® la eliminatoria.
El aroma t¨¢ctico no se march¨® con el gol. Al rev¨¦s, se hizo m¨¢s pronunciado. El garabato zonal del Albacete provoc¨® una descomunal aver¨ªa en el Atl¨¦tico. Sobre todo, en su sala de creaci¨®n. El centro del campo rojiblanco no descubri¨® jam¨¢s la forma de meterse en el partido. Y claro, tampoco de conservar la pelota, el primer mandamiento lanzado por su nuevo t¨¦cnico. El Atl¨¦tico sobreviv¨ªa por Kiko, el ¨²nico personaje que se atrevi¨® a gotear talento por el Calder¨®n. Donde los dem¨¢s cumpl¨ªan ¨®rdenes, Kiko improvisaba. Siempre tuvo algo que inventar. Hasta que le aguant¨® el cuerpo.
El Atl¨¦tico no se hizo osado en ning¨²n momento. Dio la sensaci¨®n de jugar con la convicci¨®n de que el tanto de Rocha le garantizaba un esca?o en las semifinales. Siempre se mantuvo con exceso de personal detr¨¢s de la pelota. No cerr¨® los ojos al portal contrario, pero tampoco los abri¨® con determinaci¨®n. Las ocasiones las malgast¨® Valencia, ayer con el punto de mira desviado. Tres tuvo, a cual m¨¢s clara, y las tres las mand¨® a la basura.
El Albacete, aunque ganaba la batalla inform¨¢tica, tambi¨¦n amag¨® con dar por bueno el 1-0. Llev¨® m¨¢s la iniciativa, eso es cierto, pero tampoco arriesg¨®. Tir¨® de un f¨²tbol muy previsible, incapaz de herir al Atl¨¦tico. S¨®lo meti¨® miedo en un pelotazo lejano de Sotero y en dos lanzamientos de falta de Zalazar, otro que lleva sus zapatos cargados de explosivos. Por atr¨¢s, el Atl¨¦tico no tuvo demasiados problemas. La l¨ªnea insegura de tardes recientes fue ayer la m¨¢s s¨®lida del equipo. En especial, Soloz¨¢bal.El miedo de los dos pod¨ªa sobre su supuesta necesidad de hacer goles. La del Atl¨¦tico, por abrir m¨¢s hueco, y la del Albacete, por estrecharlo. Pero nadie expon¨ªa m¨¢s de la cuenta. Ni siquiera mostraba rubor ning¨²n bando cuando decid¨ªa adornarse con balonazos al cielo. Al final, cuando el resultado ya parec¨ªa empapelado, el equipo manchego marc¨® un gol, inesperado: un remate lejano de Antonio a la salida de un rebote (cuando Floro insist¨ªa tanto en la importancia de los rechaces ... ). El gol dej¨® mudo al Atl¨¦tico, seguro de haberse complicado el futuro por su propia racaner¨ªa. Acab¨® ahogado en la tiza.
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