El Madrid doblega a la Cibona
Sabonis y Arlauckas dieron un recital ante un equipo croata que muri¨® fuera de la zona
El meollo de la cuesti¨®n est¨¢ en imponer el criterio propio. Cibona y Madrid representan dos estilos baloncest¨ªsticos absolutamente contrapuestos. Los croatas basan su juego en la explotaci¨®n de condiciones naturales ideales unida a una exquisitez en el manejo de los fundamentos b¨¢sicos de este deporte: bote, pase y tiro. Su campo de acci¨®n son espacios abiertos donde sacar el m¨¢ximo provecho a sus cualidades. El Madrid est¨¢ en las ant¨ªpodas. Los fundamentos de la mayor¨ªa de sus jugadores no pasar¨ªan un examen exhaustivo, el tiro exterior es casi patrimonio de Biriukov y del pase mejor no hablar. Pero tienen algo de lo que carece la Cibona: un juego interior demoledor. Todos los problemas blancos terminan cuando Sabonis o Arlauckas tienen el bal¨®n en su poder de espaldas a canasta. El choque entre estos dos estilos tuvo un ganador en la primera contienda. El Madrid est¨¢ con un pie y medio en Zaragoza [Final a Cuatro], pero el camino que eligi¨® para volver a Madrid en la mejor de las disposiciones no fue el de un equipo s¨®lido, contundente, dispuesto a hacer desaparecer las dudas creadas a su alrededor, sobre todo por lo que le cost¨® imponer su criterio.El primer tiempo se dirimi¨® bajo el mando y dominio de la Cibona. Entraron en el partido al inicio del mismo, lo que parece una perogrullada pero no lo es, y ah¨ª estaba el Madrid para demostrarlo. Cuando los madridistas se dieron cuenta donde estaban y a lo que hab¨ªan ido hasta Zagreb su desventaja era de nueve puntos (11-2), Sabonis estaba en el banquillo despu¨¦s de una segunda falta personal tan innecesaria como est¨²pida y Obradovic ve¨ªa c¨®mo la zona que hab¨ªa planteado era un aut¨¦ntico coladero (lo que no fue ¨®bice para que el t¨¦cnico serbio insistiese con ella en varias ocasiones con id¨¦ntico resultado: ensalada de triples croatas).
A partir de ese momento, el partido se movi¨® sobre la decena de puntos favorables a los croatas. Se jugaba como quer¨ªan ellos. La defensa del Madrid no consegu¨ªa frenar la constante entro-me tapa un defensor-encuentro a un compa?ero solo-la clavo de 6 metros, aut¨¦ntico fil¨®n croata. Y el ataque blanco no encontraba su man¨¢, los puntos debajo del aro.
Curiosamente, el cambio de tercio, producido a la mitad del segundo tiempo, vino cuando tanto Madrid como Cibona traicionaron sus estilos. Arlauckas y Sabonis se fueron a los siete metros para clavar cuatro triples en apenas cinco minutos. No s¨®lo el marcador se vio afectado (61-63, primera ventaja blanca) sino que m¨¢s importante que eso fue que la Cibona busc¨® entablar la batalla en las cercan¨ªas del lituano. Craso error. Cuando las aguas volvieron a su cauce y cada equipo volvi¨® a hacer lo que mejor sabe, el Madrid estaba lanzado y su pareja de p¨ªvots encadenaba canasta tras canasta. A¨²n as¨ª, las sensacionales manos de los jugadores de la Cibona lograron llegar al ¨²ltimo minuto con la victoria a tiro. Y lleg¨® una nueva contradiccion. Ant¨²nez y Alanovic fueron los encargados del tiro definitivo. Todo lo que se le achaca al madridista se le elogia al croata. Pero Ant¨²nez acert¨® en un tiro de cuatro metros, sereno y en el momento, y Alanovic err¨®, en otro desesperado y en mala posici¨®n. Fue el Final de un encuentro en el que los p¨ªvots pudieron con los aleros.
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