Jorge Guti¨¦rrez recupera su cartel

La afici¨®n tuvo que esperar hasta el festejo n¨²mero 19 de la temporada para que saliera un encierro completo con casta. A excepci¨®n del dif¨ªcil quinto, todos los astados tuvieron emotividad. A pesar del viento que sopl¨® toda la tarde, Guti¨¦rrez recuper¨® su cartel por su entrega y clase; Manzur anim¨® a los tendidos por su decisi¨®n y buenas maneras pero no entendi¨® al sexto, y Capetillo se vio sin sitio.Con el codicioso que rompi¨® plaza, Capetillo mostr¨® indecisi¨®n y dudas. Con la pa?osa desaprovech¨® la fijeza del animal. El duende que habita en sus enga?os s¨®lo se asom¨® en algunos detalles. Para recibir al cuarto, Capetillo se puso de hinojos y le instrument¨® una vistosa larga cambiada. Su falta de t¨¦cnica y recursos fue notoria. Con el peligroso quinto, que tuvo que despachar porque Guti¨¦rrez se encontraba en la enfermer¨ªa, Capetillo no pudo controlar sus nervios. Se limit¨® a dar trapazos y chicotazos que provocaron el descontento del respetable.

Aparatosa voltereta

Al segundo, Jorge Guti¨¦rrez lo salud¨® con quietos y limpios lances. Su faena fue larga y de menos, a m¨¢s en calidad. Cuando el tardo pero claro bovino termin¨® entreg¨¢ndose, el espada le encontr¨® la distancia a base de aguantarlo y consentirlo. Imponi¨¦ndose al viento se acopl¨® al noble y lento ritmo del ejemplar llev¨¢ndole perfectamente embarcado en la pa?osa. Cincel¨® con temple y mando series por el derecho y esculpi¨® soberbias tandas de naturales que remat¨® con la majeza del pase de pecho. Al tirarse a matar fue derribado y enganchado por el pit¨®n, le dio: aparatosa vuelta de campana que le ocasion¨® una conmoci¨®n cerebral que lo mand¨® a la enfermer¨ªa, hasta donde su cuadrilla le llev¨® el trofeo.

Con enjundia y abriendo el comp¨¢s, Manzur recibi¨® al tercero con limpias ver¨®nicas y le recet¨® un quite por expuestas gaoneras. Aprovechando que el enemigo met¨ªa la cabeza con nobleza, tore¨® con hondura y trazos de filigranas. Hizo caso omiso del aire y fijando las plantas en la arena dibuj¨® series de est¨¦ticos naturales y pl¨¢sticos en redondo.

Al que cerr¨® plaza lo capote¨® con desahogo. Con deseos de triunfos realiz¨® su trasteo y oblig¨® al oponente a humillar. Pero como la res brava lleg¨® con demasiada fuerza en su acometividad, el joven matador no supo sujetar sus embestidas y como consecuencia no aprovech¨® al toro de mayor movilidad del encierro.