?Hubo "injusticia ramplona" contra la Casa de la Moneda?
Una afirmaci¨®n acerca de la F¨¢brica Nacional de Moneda y Timbre, relacionada con el tema de la corrupci¨®n pol¨ªtica, aparecida en el art¨ªculo de opini¨®n del magistrado Perfecto Andr¨¦s Ib¨¢?ez el 7 de marzo pasado en este diario, ha levantado la indignaci¨®n entre los directivos y trabajadores de la F¨¢brica Nacional de Moneda y Timbre, un colectivo de 1.700 trabajadores.As¨ª lo ha hecho saber, en carta dirigida al Defensor del Lector, Mar¨ªa Teresa Iza Echave, secretaria general y directora de recursos humanos de la Casa de la Moneda, quien acusa al magistrado de haber ca¨ªdo, "en una injusticia f¨¢cil y ramplona". Sin duda, un juicio grave y severo.
El art¨ªculo del magistrado Perfecto Andr¨¦s, titulado Pol¨ªtica y banquillo, analizaba el problema de la corrupci¨®n en las diversas instituciones del Estado. "Se mire por donde se mire", escrib¨ªa el magistrado, "una parte cualitativamente muy representativa de lo que suele entenderse como el n¨²cleo duro del Estado, de quienes lo han encarnado en los ¨²ltimos a?os, est¨¢ en el banquillo, y con ¨¦l, de alguna forma -objetivamente si se quiere-, la propia gesti¨®n de esa ¨¢rea de la actividad estatal".
Y a?ad¨ªa: "Ocurre, es necesario repetirlo, porque la judicializaci¨®n (que es un ejercicio de normalidad constitucional en este caso) parece que ha estado precedida por un grav¨ªsimo cuadro de degradaci¨®n criminal de la pol¨ªtica: de la Casa de la Moneda al BOE, del Banco de Espa?a al Ministerio del Interior".
Y la alusi¨®n a la Casa de la Moneda y Timbre como ejemplo de "degradaci¨®n criminal de la pol¨ªtica" es lo que ha molestado a dicha instituci¨®n del Estado, cuya secretaria general y directora de recursos humanos, Mar¨ªa Teresa Iza, escribe as¨ª a este departamento: "La naturaleza de los productos que fabricamos convierte la afirmaci¨®n en una grave calumnia que afecta no s¨®lo al honor de cuantos formamos parte de la FNMT, sino a la imagen de la empresa, deteriorando la confianza de nuestros clientes". Y exige "una rectificaci¨®n que contribuya. a paliar, los da?os morales, y tal vez econ¨®micos, que se derivan de semejantes afirmaciones, vertidas en este caso desde las columnas de un peri¨®dico".
Y, en carta dirigida al autor del art¨ªculo -cuya copia ha enviado al Defensor del Lector-, la secretaria general de la Casa de la Moneda escribe: "Me cuesta entender que un magistrado de su talla intelectual, garante de la justicia y con sobradas capacidades para crear opini¨®n desde las columnas del diario de mayor tirada del pa¨ªs, caiga en la injusticia f¨¢cil. y ramplona de extender el delito de un solo individuo, con nombre y apellido, destituido y procesado hace a?os, al actual colectivo de 1.700 personas que, d¨ªa a d¨ªa, ponemos nuestra capacidad laboral, sin escatimar esfuerzo, al servicio de un objetivo com¨²n: crear, fabricar e investigar medidas de seguridad que protejan al ciudadano contra los m¨¢s variados tipos de fraude en documentos de valor e identidad".
Un caso emblem¨¢tico
Dada la gravedad de las acusaciones por parte de la secretaria general de la Casa de la Moneda, el Defensor del Lector ha interpelado al magistrado Perfecto Andr¨¦s, autor de la afirmaci¨®n incriminada, pidi¨¦ndole una aclaraci¨®n sobre la misma.. Y ¨¦sta ha sido su respuesta: "Me produce estupefacci¨®n el eco de la referencia -en mi art¨ªculo- a la Casa de la Moneda como una de las instituciones en que se hab¨ªa producido un fen¨®meno grave de ilegalidad criminal. Y no entiendo que un solo trabajador o directivo de la instituci¨®n, ajeno al caso, haya podido sentirse aludido, como no creo que la menci¨®n pueda producir alguna duda al respecto en la opini¨®n p¨²blica".Y explica: "Yo reflexionaba s¨®lo sobre la gesti¨®n pol¨ªtica posterior al 82. El caso de la Casa de la Moneda es emblem¨¢tico porque lo es la instituci¨®n; es uno de los primeros casos de corrupci¨®n en esta etapa; y, adem¨¢s, ya hay condenas. Cierto que los hechos son de hace diez a?os, pero eso es lo que los hace significativos: ya en 1983. Con todo, la sentencia firme data de hace dos a?os. En fin, el asunto es de absoluta notoriedad, y la opini¨®n p¨²blica, desde luego el lector de EL PMS, ha tenido informaci¨®n abundante y sabe -como en los casos BOE y Banco de Espa?a- que los implicados son ¨²nicamente algunos sujetos de designaci¨®n pol¨ªtica (en este caso director y subdirector). Esto es lo que hac¨ªa pertinente la cita".
Y concluye el magistrado: "Por eso no puedo aceptar que -con patente falta de raz¨®n- se me impute injusticia en el trato donde s¨®lo hab¨ªa ejercicio fundado de la libertad de cr¨ªtica. ?sta ten¨ªa por ¨²nico objeto a los responsables pol¨ªticos de ¨¦se y otros casos que denotan un grav¨ªsimo cuadro de degradaci¨®n criminal de la pol¨ªtica. Insisto en lo de la pol¨ªtica, donde no consigo entender que alguien quiera integrar a los 1.700 trabajadores de la Casa de la Moneda y Timbre, que, adem¨¢s, tiene su propia voz y -naturalmente, ?faltar¨ªa m¨¢s!-, como la propia instituci¨®n, todo mi respeto".
La opini¨®n no se toca
El Defensor del Lector cree importante la aclaraci¨®n del autor del art¨ªculo de que en ning¨²n momento pretendi¨® ofender -con su cr¨ªtica al caso concreto de corrupci¨®n pol¨ªtica que sacudi¨® hace diez a?os a la Casa de la Moneda- a los actuales trabajadores y responsables de dicha instituci¨®n.?Deb¨ªa haber pedido este diario al autor del art¨ªculo que aclarase en su cr¨ªtica que se trataba de un caso ocurrido hace diez a?os y que hab¨ªa involucrado s¨®lo a dos de sus directivos pol¨ªticos para refrescar as¨ª la memoria de los lectores que hubiesen podido olvidarlo?
Hermann Tertsch, subdirector responsable del ¨¢rea de Opini¨®n, asegura que no. "Las columnas y tribunas reflejan", dice, "¨²nicamente la opini¨®n de su autor. Y en caso de que una referencia sea motivo de malestar de alg¨²n lector por cuestiones de interpretaci¨®n, el peri¨®dico se limita a facilitar el contacto entre aqu¨¦l y el autor para las aclaraciones que ellos consideren pertinentes".
Los lectores pueden escribir al Defensor del Lector o telefonearle al n¨²mero 91 / 337 78 36.
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