'Alfombra roja' para Gerry Adams
DECIDIDAMENTE, LA relaci¨®n especial entre Estados Unidos y el Reino Unido ya no es lo que era Gerry Adams, l¨ªder del Sinn Fein, brazo pol¨ªtico ?le la guerrilla norirlandesa del IRA, recorre Estados Unidos recogiendo p¨²blicamente fondos para su movimiento, y el viernes se entrevist¨® con el presidente Clinton. ?Qu¨¦ ha ocurrido para que quien hace s¨®lo unos meses apenas recib¨ªa alg¨²n visado de tapadillo reciba ahora tratamiento de visitante muy distinguido, para la irritaci¨®n de Londres?En primer lugar, el 31 de agosto del a?o pasado, el IRA, que lleva tres cuartos de siglo combatiendo por la reunificaci¨®n de Irlanda, acord¨® y est¨¢ cumpliendo a rajatabla un alto el fuego permanente, y que a cambio de eso el Gobierno brit¨¢nico ha aceptado el principio de negociaciones pol¨ªticas sobre el futuro del Ulster, a las que est¨¢ invitado el Sinn Fein. En segundo, las guerrillas protestantes, que nacieron para combatir al IRA y mantener a la provincia unida al Reino Unido, han aceptado y est¨¢n cumpliendo tambi¨¦n el compromiso de paz. Y, sobre todo, en tercer lugar, que Estados Unidos, donde m¨¢s de un 15% de la poblaci¨®n -cerca de cuarenta millones de personas- es de origen cat¨®lico- irland¨¦s, como son los miembros del Sinn Fein y la inmensa mayor¨ªa de la poblaci¨®n de la Rep¨²blica de Irlanda, se hab¨ªa sentido siempre inc¨®modo, pillado entre la fuerza electoral de esa gran miinor¨ªa y las presiones brit¨¢nicas para que no se decantara en favor de la misma en la disputa del Ulster.
Establecida esta primera paz, el presidente Clinton parece entender que no tiene ya por qu¨¦ reprimirse mas, y en momentos siempre delicados para su popularidad, extiende la affombra roja para el que hace s¨®lo una temporada era el representante oficioso de un poderoso movimiento terrorista. La posici¨®n de Londres tiende, en todo caso, a mostrar una irritaci¨®n m¨¢s ret¨®rica que de fondo, puesto que sab¨ªa de sobra que no era posible contener indefinidamente esta explosi¨®n de afecto di plom¨¢tico por los cat¨®licos del Ulster en un pa¨ªs como Estados Unidos; as¨ª como que, si hasta la fecha la recogida de fondos para la causa de los. cat¨®licos norirlandeses ten¨ªa que mantenerse en un ¨¢mbito b¨¢sicamente privado, el comienzo del deshielo entre Londres y el Gobierno de Dubl¨ªn -que es la restante gran parte en las futuras -conversaciones- acabar¨ªa por romper todos los diques.
El planteamiento brit¨¢nico, sin embargo, resulta plenamente comprensible: este exhibicionismo del agasajo est¨¢ contraindicado porque, si bien el IRA observa su alto el fuego, no ha accedido por ello a entregar las armas , con lo que retiene toda su capacidad para reanudar su campa?a de terror; el Sinn Fein, por su parte, aduce que si el IRA ha d¨¦ dejar las armas, lo mismo deben hacer los terroristas protestantes, una especie de GAL espont¨¢neo, nacido como contraguerrilla entre la propia ciudadan¨ªa presbiteriana y anglicana del Ulster, pero dotado de amplias y conocidas complicidades en los organismos de seguridad.
Clinton act¨²a, a la vista de todo ello, como quien con su gesto no apoya al terror en casa de su vieja aliada y ex metr¨®poli, sino que refuerza el camino de la paz. Pero ello lo hace privilegiando a uno de los bandos, lo que prueba una vez m¨¢s que el Reino Unido ya no es, como gust¨® de creerse en otra ¨¦poca, el consejero ¨¢ulico universal de Estados Unidos.
En cualquier caso, si la iniciativa de paz en el Ulster fracasara y mediara en ello una clara responsabilidad del IRA, el actual gesto de Washington acabar¨ªa pareciendo en retrospectiva fuertemente temerario.
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