El superior de los jesuitas podr¨¢ dimitir y la mujer tendr¨¢ un mayor papel en la Orden
La Compa?¨ªa reafirma su compromiso social y su autonom¨ªa frente al Vaticano
El Prep¨®sito General de los jesuitas podr¨¢ dimitir. Es la novedad m¨¢s importante introducida en la 34 Congregaci¨®n General, clausurada ayer en Roma, que "ha confirmado la fidelidad a una proclamaci¨®n del Evangelio de la que son parte integrante la justicia, la defensa de los derechos humanos, el trabajo por la paz y por el ambiente", seg¨²n explic¨® Hans-Peter Kolvenbach, que a?adi¨®: "Nada se ha cambiado y todo ha sido profundizado". Las nuevas normas internas, confirman que los jesuitas han defendido algo que les carateriza: su autonom¨ªa con respecto al Vaticano.
Una afirmaci¨®n de esta autonom¨ªa es la decisi¨®n adoptada por la congregaci¨®n de que el Prep¨®sito pueda dimitir por motivos de salud o de otro tipo, incluso a instancias del Consejo General que coadyuva en la direcci¨®n de la Compa?¨ªa. Se trata de una resoluci¨®n que Juan Pablo II no ve¨ªa con buenos ojos, seg¨²n reconoci¨® ayer Kolvenbach, quien, por un momento, abandon¨® su proverbial discreci¨®n para comentar con humor: "Dado que tiene buena salud, el Papa piensa que todos podemos aguantar como ¨¦l hasta el final".Esta posibilidad de que el superior dimita es la novedad m¨¢s importante en el terreno de la reforma de los reglamentos de la Compa?¨ªa, que era el objetivo central de esta Congregaci¨®n General extraordinaria. Hay toda una serie de antecedentes hist¨®ricos que lo explican. Pedro Mar¨ªa Arrupe, el anterior Prep¨®sito que dirigi¨® a los jesuitas en plena crisis posconciliar, quiso dimitir, pero no lo logr¨® porque Pablo VI no le recib¨ªa. M¨¢s tarde, cuando sufri¨® un ictus, nombr¨® un vicario general que Juan Pablo II sustituy¨® por un interventor pontificio debido a que el vicario designado por Arrupe no le gustaba.
Final en tablas
Seg¨²n la nueva norma, el superior puede presentarla dimisi¨®n a la Congregaci¨®n General que, si la acepta, designar¨¢ inmediatamente un sucesor. Esto no excluye que el Papa pueda volver a intervenir en el futuro la Compa?¨ªa, ya que ¨¦l tiene la autoridad suprema.
Como contexto inmediato de la nueva norma, cabe se?alar que Juan Pablo II hab¨ªa prohibido a la Congregaci¨®n General de los jesuitas que debatieran la posibilidad de fijar un l¨ªmite temporal al mandato del superior. Por ello al exponer ayer los resultados de la congregaci¨®n, los directivos de la Compa?¨ªa insistieron en que el mandato del superior sigue siendo vitalicio y en que ¨¦ste sigue siendo un Prep¨®sito, con la plenitud de poderes que definen al Papa negro sobre los superiores de otras ¨®rdenes religiosas. Claro que el mandato puede tener ahora el l¨ªmite impreciso de una dimisi¨®n.
Se trata de una soluci¨®n intermedia, incluso jesuitica, para el m¨¢s importante de los tres problemas estatutarios sobre cuya soluci¨®n diverg¨ªan el Vaticano y la Compa?¨ªa. Los otros dos han marcado un final en tablas.
Los jesuitas quer¨ªan renunciar al voto de obediencia al Papa, que s¨®lo practican los profesos o, alternativamente, extenderlo a todos los grados de la orden, a fin de homogenizar las distintas categor¨ªas. El Papa les record¨® que el voto de obediencia pertenece al derecho can¨®nico y que, en consecuencia, la congregaci¨®n no pod¨ªa disponer de ¨¦l. En cambio, sugiri¨® que la Compa?¨ªa renunciara al privilegio de poder dispensar de los votos a sus legos. La congregaci¨®n ha rechazado esa renuncia.
M¨¢s all¨¢ del foro para la aprobaci¨®n de ¨¦stas y otras reformas internas, la congregaci¨®n se convirti¨® en centro de "una pasi¨®n misionera" y renovadora, seg¨²n expresi¨®n de Kolvenbach, siempre puntilloso en precisar que no hay "refundaci¨®n" de la Compa?¨ªa. Los resultados de esta segunda labor se concretan en un documento de unas 200 p¨¢ginas.
En ellos se reafirma la vocaci¨®n social de los jesuitas, que ahora se matiza con una nueva insistencia en el car¨¢cter espiritual de la promoci¨®n de la justicia". Lo dijo Kolvenbach, tras reconocer que "la Congregaci¨®n General 32 (celebrada hace 20 a?os) fue mucho m¨¢s espectacular al descubrir la dimensi¨®n social de nuestra fe e insistir con fuerza en la cercan¨ªa a la pobreza y en la promoci¨®n del desarrollo humano, sobre todo en las regiones expuestas a la dictadura y la miseria".,
Pero la dimensi¨®n social de la congregaci¨®n 34, guiada por "el recuerdo a¨²n vivo de los m¨¢rtires de El Salvador", de Ignacio Ellacur¨ªa y sus compa?eros asesinados, se?al¨® el superior, no es menor. Kolvenbach precis¨®: "Es claro que el mejor servicio que se puede prestar a la promoci¨®n de la justicia es la proclamaci¨®n del Evangelio, pero no ¨²nicamente a nivel de palabra sino, sobre todo, en los esfuerzos sociales".En el mismo cap¨ªtulo de reflexiones destacan dos documentos aprobados sobre la cooperaci¨®n con los laicos y el reconocimiento de la importancia de la mujer para la vida de la iglesia.
En el caso de la mujer, se reconoce plenamente su lucha por la igualdad de derechos, se prev¨¦ que dirija obras de los jesu¨ªtas y se insta a ¨¦stos a que fomenten dicha igualdad dentro de las exigencias del respeto a las diferentes culturas.
La congregaci¨®n anuncia "el desarrollo de lo que podr¨ªamos llamar una red apost¨®lica ignaciana" entre personas que han estado relacionadas con la Compa?¨ªa de Jes¨²s por v¨ªas como la educaci¨®n, los ejercicios espirituales o incluso la pertenencia y recomienda que se realicen experiencias sobre formas de vinculaci¨®n jur¨ªdica de los laicos a la orden.
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