Otro tono para la misma partitura econ¨®mica
Aznar perfila algunos compromisos de reducci¨®n de impuestos y del d¨¦ficit
La declaraci¨®n de intenciones de Jos¨¦ Mar¨ªa Aznar, publicada en forma de entrevista en El Mundo sobre nueve p¨¢ginas entre el domingo y el lunes, no contiene novedades en el apartado econ¨®mico sobre el programa electoral del PP para las elecciones generales de junio de 1993. Las diferencias son de matiz. Lo nuevo es un cierto cambio de tono. Presionado por la demanda de la opini¨®n p¨²blica, Aznar parece haber vencido una resistencia de a?os a establecer cualquier tipo de compromiso econ¨®mico y ahora ?detalla algo m¨¢s, por ejemplo a la hora de hablar de reducci¨®n de impuestos o del d¨¦ficit p¨²blico.La resistencia de Aznar a hacer expl¨ªcitas personalmente sus intenciones ten¨ªa una doble explicaci¨®n. "Yo nunca prometer¨¦ 800.000 puestos de trabajo", dec¨ªa, en una cruel iron¨ªa destinada a recordar el fiasco de aquella promesa electoral de Felipe Gonz¨¢lez en 1982. Aznar siempre ha puesto aquella promesa del entonces candidato socialista y hoy jefe del Gobierno como un ejemplo de irresponsabilidad.
La segunda raz¨®n era el desconocimiento de la verdadera realidad econ¨®mica. "Es que no sabemos cual es el d¨¦ficit real". La denuncia por el Tribunal de Cuentas de partidas multimillonarias de d¨¦ficits ocultos o incorrectamente contabilizados llev¨® a Aznar a declarar, en la precampa?a de 1993, que no har¨ªa promesa econ¨®mica alguna hasta no culminar "el inventario de lo que nos dejan
[los socialistas], si es que nos dejan algo".
Ahora establece personalmente una serie de compromisos e intenciones. De la propuesta de congelar la presi¨®n fiscal y rebajar el impuesto de la renta (IRPF) "al final de la legislatura" se pasa al prop¨®sito m¨¢s concreto de modificar la tarifa y dividirla en s¨®lo tres tramos. As¨ª, todos los contribuyentes pagar¨¢n algo menos, seg¨²n Aznar.
El tipo m¨¢ximo del IRPF, ahora del 56%, se reducir¨ªa al 40%. En paralelo, se elevar¨ªa progresivamente el Impuesto de Sociedades del 35% actual al 40%. El objetivo es simplificar el sistema impositivo, seg¨²n Aznar, que se muestra abierto a una regularizaci¨®n de cuentas pendientes en tipos de fraude como primas ¨²nicas, facturas falsas del IVA o cesiones de cr¨¦dito.
Con estas medidas, asegura, "vamos a pagar todos y a pagar todos menos". En cambio, no dice una palabra del IVA, que en 1993 propon¨ªa reducir del 3% al 1% en el tramo m¨¢s bajo, el que grava art¨ªculos de primera necesidad (en la actualidad en el 4%).
La reforma fiscal no es posible sin una reducci¨®n del gasto p¨²blico. Aznar toma en sus labios la propuesta de reducci¨®n de altos cargos presentada reiteradamente por su partido.
Menos d¨¦ficit
Seg¨²n sus c¨¢lculos, se pueden suprimir 5.000 altos cargos y reducir el gasto corriente, eliminando cargas superfluas, en medio bill¨®n anual. El objetivo ser¨ªa limitar el d¨¦ficit p¨²blico al 3% del PIB (Producto Interior Bruto) para 1999 (desde el 5,9% de previsi¨®n del Gobierno para el presente a?o).
Aznar retorna una idea tambi¨¦n conocida: una oficina presupuestaria dependiente de la presidencia del Gobierno controlar¨¢ la elaboraci¨®n de las cuentas p¨²blicas y supervisar¨¢ su aplicaci¨®n, mientras se restablecen la credibilidad presupuestaria (la coincidencia entre lo que se aprueba en los Presupuestos y lo que realmente se ejecuta) y el control parlamentario, principios ambos que los populares acusan a los socialistas de haber arruinado.
Otro apartado relevante subraya la ¨²nica novedad del discurso de Aznar en las ¨²ltimas semanas, la necesidad- de un periodo de austeridad especial, superior a una legislatura. Como ya anticip¨® ante m¨¢s de 2.000 jubilados en Zaragoza, la austeridad es necesaria para garantizar la revalorizaci¨®n de las pensiones al ritmo del IPC, as¨ª como la asistencia sanitaria y la educaci¨®n.
En estas dos materias, mantiene su criterio de que el Estado garantiza el derecho de todos los ciudadanos a la asistencia y la educaci¨®n, pero la gesti¨®n de estos servicios puede ser privada para incrementar la competitividad y la eficacia.
El ¨¦nfasis en la creaci¨®n de empleo, dominante hasta lo casi obsesivo en 1993 -cuando la destrucci¨®n de puestos de trabajo lleg¨® a alcanzar el ritmo de m¨¢s de 2.000 al d¨ªa- ha desaparecido del discurso econ¨®mico del l¨ªder de los populares.
Como entonces, Aznar se opone ahora al despido libre y razona que el empleo creci¨® en Espa?a entre 1986 y 1990, cuando la legislaci¨®n laboral era m¨¢s r¨ªgida. Luego la clave, argumenta, no est¨¢ en la legislaci¨®n laboral sino en el ritmo de crecimiento econ¨®mico, en aquel lustro en tasas superiores al 4% anual.
Para crear empleo la: econom¨ªa debe crecer muy por encima del 2% actual, seg¨²n Aznar, que defiende una reducci¨®n de los contratos temporales. La v¨ªa para incrementar los contratos fijos es aumentar la movilidad externa y funcional, afirma,. y flexibilizar la estructura empresarial.
Otro puntal de la propuesta econ¨®mica es la privatizaci¨®n de empresas p¨²blicas, desde uno de los dos canales de TVE o las cadenas auton¨®micas de comunidades sin lengua diferente al castellano hasta el grupo Argentaria. Sigue excluida la minera Hunosa, como en 1993, por razones de estrategia energ¨¦tica. Aznar calcula que el Estado conseguir¨¢ "entre dos y tres billones de pesetas".
Tambi¨¦n aqu¨ª existe una diferencia de matiz argumental. Mientras en 1993 se vinculaban los ingresos por privatizaciones a la amortizaci¨®n de deuda p¨²blica y a la reducci¨®n de la carga de los intereses en los Presupuestos, Aznar asegura ahora que el problema "no es privatizar para sacar unos duros y reducir el d¨¦ficit", sino conseguir "un sector p¨²blico reducido y eficaz".
Tu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo
?Quieres a?adir otro usuario a tu suscripci¨®n?
Si contin¨²as leyendo en este dispositivo, no se podr¨¢ leer en el otro.
FlechaTu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PA?S desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripci¨®n a la modalidad Premium, as¨ª podr¨¢s a?adir otro usuario. Cada uno acceder¨¢ con su propia cuenta de email, lo que os permitir¨¢ personalizar vuestra experiencia en EL PA?S.
En el caso de no saber qui¨¦n est¨¢ usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contrase?a aqu¨ª.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrar¨¢ en tu dispositivo y en el de la otra persona que est¨¢ usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aqu¨ª los t¨¦rminos y condiciones de la suscripci¨®n digital.