Un asesino no profesional acaba con el ¨²ltimo Gucci
La polic¨ªa est¨¢ convencida de que el asesino era un simple aficionado y de que la v¨ªctima no tem¨ªa ning¨²n ataque de este calibre. La vida del multimillonario, Maurizio Guzzi, de 46 a?os -¨²ltimo presidente del c¨¦lebre negocio de art¨ªculos de lujo que llev¨® el apellido del fundador, Guccio Gucci, que, en 1993, vendi¨® su participaci¨®n un grupo ¨¢rabe concluy¨® ayer en elmisterio. Los abogados de la v¨ªct¨ªma aconsejan a la prensa que no especule sobre las enormes disputas que enfrentaron a Mauri?o Gucci con su familia y con los ¨¢rabes que adquirieron el negocio.
Que Maurizio Gucci, residente en San Moritz (Suiza) pero domiciliado en Mil¨¢n, no tem¨ªa un atentado lo demuestra que como cada d¨ªa, a las 8.30 horas de ayer, saliera de su domicilio milan¨¦s para recorrer solo y a pie unos 500 metros hasta la oficina de Vierse, la financiera que hab¨ªa creado con los cerca de 200 millones de d¨®lares (unos 25.000 millones de pesetas) que el grupo de Balirein Investcorp pag¨® por su 50% de Gucci.En la oficina, le esperaban, como siempre, el ch¨®fer y dos secretarias. Pero en su paseo de ayer, Marizio Gucci debi¨® cruzarse con un hombre corpulento y bien vestido, de unos 45 anos, seg¨²n un testigo, que le esperaba para matarle. Probablemente no le conoc¨ªa, pues no lleg¨® a identificarle.
Que el asesino no es un profesional lo piensa la polic¨ªa porque los dos primeros disparos que hizo, por la espalda, alcanzaron a Gucci, que empezaba a subir las escaleras, en un homoplato y en un gl¨²teo. Entonces, la v¨ªctima se volvi¨® y encaj¨® otros dos tiros, siempre del calibre 7,65, hechos ya a bocajarro, que le perforaron los t¨ªmpanos.
La imprecisi¨®n inicial sugiere, adem¨¢s, que probablemente el asesino trat¨® de matar tambi¨¦n a Giueseppe Onorato, portero del inmueble, de 52 a?os, que barr¨ªa el portal, aunque s¨®lo logr¨¦ herirle en el hombro y el antebrazo izquierdos. El resto es confuso. Parece que el criminal huy¨® en un Renault verde conducido por un c¨®mplice.
El crimen entra as¨ª en una saga familiar que por su complejidad y virulencia ha sido comparada con la de los Medici. De Florencia. feudo de la familia legendaria que impuls¨® el Renacimiento, arranca tambi¨¦n la dinast¨ªa de los Gucci cuyo fundador abri¨®, en 1904, una tienda de maletas y ba¨²les artesanales. Incorporando a sus productos el gusto refinado que hab¨ªa aprendido trabajando de camarero en el Savoy de Londres, Guccio Gucci marc¨® los pasos de un crecimiento que condujo en la ¨²ltima posguerra a hacer de las dos G el primer s¨ªmbolo de una multinacional del lujo.
Los problemas familiares comenzaron en 1953, en cuanto muri¨® el pr¨®cer. De sus cuatro hijos destacaron dos: Rodolfo Gucci, casado con la alemana Alessandra Winkelhausen, que intent¨® la carrera de actor en Hollywood, y Aldo, casado con Olween Price, dama de compa?¨ªa de la reina Irene de Grecia. Ambos se disputan la direcci¨®n de los negocios, que, hasta 1982, aumentan con la incorporaci¨®n de nuevos productos.
Guerra familiar
Pero para 1983, cuando muere Rodolfo, las cosas se han complicado. Maurizio, hijo de ¨¦ste y propietario del 50% de Gucci, lucha por controlar el grupo frente a su primo Paolo, quien, por aumentar su cuota, lleg¨® a denunciar a su propio padre, Aldo, por fraude fiscal en Estados Unidos. Innumerables querellas y denuncias han marcado luego la larga contienda entre Maurizio y Paolo, que prosigue incluso despu¨¦s de que en 1987 ¨¦ste y su hermano, Giorgio, vendieran un 47,8% de Gucci a Investcorp.
Entre ese a?o y 1993, cuando Maurizio vende su parte, crece la pol¨¦mica suya con los ¨¢rabes, dispuestos desde el primer momento a controlar el negocio. Carla Fendi, principal competidora de Gucci, declar¨® anoche: "Siento que este crimen afecte a un nombre que en la historia de la moda de Italia ha representado much¨ªsimo".
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