Las asociaciones juveniles rechazan el apoliticismo que se les atribuye
M¨¢s de 200 organizaciones se re¨²nen en unas jornadas sobre participaci¨®n
Una cosa es la desconfianza, el desencanto, la decepci¨®n ante la acci¨®n de gobierno de los partidos y otra bien diferente el apoliticismo que se tiende a atribuir sistem¨¢tica y generalizadamente incluso a los j¨®venes que se organizan en las asociaciones. Este falso clich¨¦, del que los j¨®venes culpan principalmente a los medios de comunicaci¨®n, ha sido rechazado sin paliativos en unas jornadas sobre juventud y participaci¨®n, organizadas por el Colegio Oficial de Licenciados en Ciencias Pol¨ªticas y Sociolog¨ªa, que se desarrollaron durante el pasado fin de semana en la facultad que imparte ambas especialidades en la Universidad Complutense.Aunque ese rechazo del sambenito del apoliticismo no se ha plasmado expl¨ªcitamente en declaraci¨®n oficial alguna de las jornadas (entre otras razones, porque los participantes han renunciado a las t¨®picas conclusiones al uso), s¨ª que ha estado presente tanto en las diez mesas de trabajo del encuentro como en sus cinco sesiones plenarias:
La imagen del apoliticismo parece haberse reforzado ¨²ltimamente al hilo de un an¨¢lisis superficial sobre un supuesto crecimiento, probablemente m¨¢s aparente que real, del asociaciomismo juvenil en las organizaciones de solidaridad y cooperaci¨®n. Las espectaculares movilizaciones por el 0,7% tienen mucho que ver con la distorsi¨®n de la imagen del asociacionismo juvenil porque han servido para insistir hasta la saciedad en que fen¨®menos de esta naturaleza confirman que los j¨®venes se refugian en este tipo de acciones huyendo de la pol¨ªtica.
Un contrasentido
No comparte esa interpretaci¨®n, por ejemplo, Estefan¨ªa Caama?o, ponente en una de las sesiones plenarias de las jornadas y participante en la mesa de trabajo sobre Solidaridad, Cooperaci¨®n y Paz. Caama?o, que trabaja activamente desde hace cuatro anos en una organizaci¨®n no gubernamental, Ingenieros sin Fronteras, adem¨¢s de no acabar de creerse ese supuesto crecimiento, considera un contrasentido asociar el apoliticismo con la participaci¨®n en organizaciones de solidaridad: "Ser¨¢, en todo caso, una expresi¨®n de esa 'otra manera de hacer pol¨ªtica' de la que se ha hablado constantemente en estas jornadas". "El voluntariado y el asociacionismo en las organzaciones de solidaridad es pol¨ªtico" a?ade, "lo que sucede es que no es partidista, aunque tambi¨¦n hay ONG vinculadas a partidos pol¨ªticos. Pero entre los principios comunes, que hay pocos, pero los hay, est¨¢ el de que el intento de modificar la realidad es siempre de intencionalidad pol¨ªtica".
A la confusi¨®n entre apoliticismo y apartidismo contribuyen no poco las propias asociaciones cuando, en el mundo estudiantil universitario muy concretamente, ponen por delante su car¨¢cter de "apol¨ªticas" para no espantar a la gente que abiertamente no quiere "participar en pol¨ªtica" cuando en realidad est¨¢n queriendo decir que no se identifican con ning¨²n partido. Lo confirma Ricardo Granizo, de la asociaci¨®n estudiantil AUPATE, mayoritaria en la propia facultad donde han tenido lugar las jornadas. En dicha asociaci¨®n, seg¨²n Granizo, -en la que por otra parte, hay gente de todos los partidos aunque sea, por definici¨®n apartidista- todo el mundo es consciente de que cuando est¨¢ actuando en defensa de intereses colectivos est¨¢ actuando pol¨ªticamente.
Lo que nadie niega, empezando por los propios j¨®venes que se asocian, es que el nivel de participaci¨®n sigue siendo muy bajo. Los datos del informe Juventud 92 (dos de sus autores, los soci¨®logos Manuel Navarro y Mar¨ªa Jos¨¦ Mateo, se quejaron en las jornadas de su escasa difusi¨®n) son elocuentes: en 1992 s¨®lo estaban asociados el 34% de los j¨®venes, y de ellos, ¨²nicamente el 2% en asociaciones pol¨ªticas y el asociacionismo estudiantil no llegaba al 4%.
Memoria colectiva
Un asociacionismo estudiantil que, en el encuentro del pasado fin de semana, constat¨® "el escaso papel de la memoria colectiva adjudicada a su momento m¨ªtico, casi fundacional, constituido por los hechos ocurridos en 1968". Las asociaciones actuales consideran "impensable la existencia de continuidades entre aquel tiempo y el presente". Por el contrario, tienen un "juicio negativo sobre los frutos ¨²ltimos de aquellos hechos identificados en el comportamiento y actuaci¨®n de la generaci¨®n protagonista de aquel momento y que, en el caso espa?ol, tambi¨¦n protagoniz¨® el proceso de transici¨®n a la democracia".
Por otra parte, las asociaciones de estudiantes que se reclaman partidarias de un modelo p¨²blico de educaci¨®n (y a partir de la evidente fragmentaci¨®n actual del movimiento estudiantil y que a menudo est¨¢ m¨¢s atento a la inmediatez de los problemas que a la reflexi¨®n sobre el largo plazo), consideran la conveniencia, e incluso la urgencia, de "abrir un proceso hacia la convergencia por la cuenta que le trae al futuro de la ense?anza p¨²blica".
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