Mandela vuelve a deshacerse de Winnie
El presidente surafricano destituye a su mujer como viceministra
Winnie Mandela encontr¨® ayer la horma de su zapato. Y no fue otra que el presidente de Sur¨¢frica, Nelson Mandela, su marido, de quien est¨¢ separada desde 1992. El presidente, que la nombr¨® hace casi un a?o viceministra encargada de Arte, Cultura, Ciencia y Tecnolog¨ªa porque prefer¨ªa tenerla dentro del Gobierno que zascandileando fuera, se rindi¨® ayer a la evidencia y a las peticiones, tanto del Congreso Nacional `Africano como de los otros miembros del Ejecutivo, y la despidi¨®.La temeraria Winnie, de 61 a?os, hab¨ªa echado la pasada semana el ¨²ltimo pulso al actual establishment surafricano y al propio presidente cuando declar¨®, en una de sus caracter¨ªsticas salidas, que ning¨²n individuo podr¨ªa marginarla. Pero ayer lo hizo Mandela, de 76 a?os. Con una escueta carta: "Querida se?ora M¨¢ndela, he decidido relevarla de sus funciones como viceministra para las Artes, Cultura, Ciencia y Tecnolog¨ªa con efecto inmediato. Gracias por los servicios que hasta ahora ha prestado al Gobierno".
El jefe del Estado declin¨® comentar en conferencia de prensa las razones de la p¨¦rdida de confianza pol¨ªtica en su mujer y asegur¨® que simplemente cumpl¨ªa con su deber constitucional de garantizar la buena marcha del Gobierno de unidad nacional. "He tomado esta decisi¨®n tras intensa reflexi¨®n, dado que la camarada Winnie Mandela desempe?¨® en el pasado un importante papel en la lucha contra el apartheid, fue lo m¨¢s que concedi¨® con ribetes de cuesti¨®n personal.
Mandela tiene mucho que agradecer a Winnie, que llev¨® durante casi treinta a?os en solitario la bandera antirracista que ¨¦l no pod¨ªa enarbolar y cuid¨® de sus hijas. De hecho, antes de separarse, el presidente dijo que a Winnie le faltaba la gu¨ªa que ¨¦l hubiese podido darle de no haber estado en prisi¨®n. Esa compa?¨ªa probablemente hubiese servido para impedir sus extravagancias amorosas y de consumo, sus incendiarias diatribas pol¨ªticas y sus innumerables arbitrariedades, que la hicieron pasar de Madre de la Naci¨®n a Asaltante de la Naci¨®n con motivo del secuestro de cuatro j¨®venes por su guardia pretoriana del Mandela Club de F¨²tbol. Y eso que logr¨® librarse de las acusaciones del asesinato de un quinto, Stompie Seipei, que cayeron sobre parte de esos matones que ella ten¨ªa en casa, una enorme mansi¨®n entre las chabolas de Soweto, por mal nombre La Locura de Winnie.
Los esc¨¢ndalos han ido pegados a sus faldas durante este ¨²ltimo a?o, y entre los ¨²ltimos, las acusaciones al Gobierno de su marido de servir a los intereses de los blancos m¨¢s que a los de la mayor¨ªa. "?sta no es la Sur¨¢frica por la que yo he perdido toda mi vida", dijo el pasado fin de semana. Ahora, Winnie vuelve a la calle. Donde ha estado y de donde ha retornado muchas veces.
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