De lo deseable a lo posible
Como si de una excepcional revelaci¨®n se tratara, las declaraciones del presidente del PP, anticipando algunas de sus intenciones program¨¢ticas de pol¨ªtica econ¨®mica, se han constituido en el principal centro de atenci¨®n de los analistas. Lo destacable, tanto o m¨¢s que los mensajes transmitidos, es esa novedosa disposici¨®n a hacerlos p¨²blicos. Algo que no deja de sorprender si tenemos en cuenta que no han sido escasas, ni menos propicias, las ocasiones en que pod¨ªan haberse hecho expl¨ªcitas esas l¨ªneas de actuaci¨®n. Nunca es tarde si la dicha es buena. Y bueno es que a quien aspira, con razonables probabilidades de ¨¦xito, a gobernar este pa¨ªs se le escuche algo m¨¢s que gen¨¦ricas y f¨¢ciles descalificaciones de lo que hace o deja de hacer quien gobierna.De lo le¨ªdo hasta la fecha no puede deducirse que Aznar haya pretendido transmitir un programa de gobierno. Lo desvelado constituye intenciones, en gran medida atemporales, centradas fundamentalmente en el ¨¢mbito de la pol¨ªtica fiscal. Es comprensible, porque es en el deterioro experimentado por las finanzas p¨²blicas donde la econom¨ªa espa?ola encuentra hoy mayores dificultades para liberarse de esa prima por riesgo con que los mercados financieros est¨¢n penalizando los t¨ªtulos de deuda p¨²blica. En segundo lugar, porque es el ¨¢mbito de la pol¨ªtica econ¨®mica donde menos expl¨ªcitas son las restricciones sobre la capacidad de actuaci¨®n de los gobiernos. Por ¨²ltimo, pero no menos importante, porque los mensajes transmitidos son de f¨¢cil y favorable recepci¨®n por distintos grupos de potenciales electores, tanto m¨¢s cuanto que esas propuestas est¨¢n casi monogr¨¢ficamente centradas en la reducci¨®n de la presi¨®n fiscal sin que simult¨¢neamente se amenacen los intereses de quienes dependen del presupuesto, m¨¢s all¨¢ de esas 5.070 personas que ocupan altos cargos.
Una vez enunciados, hay que confiar ahora en que algunos de esos prop¨®sitos se inscriban en un programa: se localicen en el recorrido temporal de la legislatura durante la que se aspira a gobernar, se eval¨²en sus resultados esperados demostrando as¨ª que son posibles y, en todo caso, convenientes frente a otras alternativas, incluida la continuidad de la actual pol¨ªtica fiscal convenida entre el PSOE y CiU que, a diferencia de las propuestas de Aznar, prev¨¦ la reducci¨®n del d¨¦ficit p¨²blico al 3% del PIB dos a?os antes. Razonable es tambi¨¦n que se vayan desvelando propuestas de actuaci¨®n en otros campos -pol¨ªtica industrial, relaci¨®n con los agentes econ¨®micos, reformas estructurales, etc¨¦tera- donde es necesaria la acci¨®n de gobierno.
Con todo, es la necesidad de convertir en veros¨ªmiles algunas de las buenas intenciones presupuestarias lo que es hoy m¨¢s urgente. Aunque los mercados financieros no hayan reaccionado todav¨ªa a esas declaraciones, el paso dado por Aznar deber¨ªa inscribirse en la necesaria direcci¨®n de reducci¨®n de incertidumbre. Mejor hubiera sido que esos exigentes operadores nacionales e internacionales hubieran reducido la elevada prima por riesgo que siguen exhibiendo los t¨ªtulos de deuda espa?oles. ?C¨®mo es posible que siendo tan expl¨ªcitos e insistentes los mensajes transmitidos por Aznar de rigor presupuestario, mejora de las condiciones de financiaci¨®n del Tesoro y saneamiento de la deuda p¨²blica, las obligaciones a 10 a?os sigan manteniendo un diferencial de casi 5,5 puntos porcentuales frente a sus hom¨®logos alemanes? ?Qu¨¦ m¨¢s necesitan los mercados para cotizar favorablemente esos mensajes de quien con elevadas probabilidades puede ser presidente del Gobierno en un plazo relativamente pr¨®ximo? La respuesta es simple: credibilidad. Y hoy, credibilidad es, en gran medida, capacidad para convencer de que se sabe, y se quiere, diferenciar entre lo deseable y lo posible.
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