Sobre el Archivo Hist¨®rico Nacional

Hay veces en que uno no sabe si realmente los ministros representan a los ¨¢mbitos que sus carteras mencionan o son s¨®lo ministros a secas. En este caso quien nos hace dudar es la se?ora Alborch. Divina y elegant¨ªsima en fiestas y saraos, nos da la impresi¨®n de que todav¨ªa no ha terminado de entender lo que la palabra cultura significa. Su decisi¨®n, refrendada ?c¨®mo no? por el Consejo de Ministros, de devolver a la Generalidad de Catalu?a los documentos de la guerra civil espa?ola, es la que nos ha planteado la duda, primero del concepto de su cartera y segundo d¨¦ su imparcialidad. No creemos que sea necesario decir que estamos en total desacuerdo con dicha decisi¨®n, aparte del sentimiento de agresi¨®n, por un motivo eminentemente pr¨¢ctico y l¨®gico.Nadie cuestiona el origen de dichos documentos ni la forma en que llegaron a Salamanca. Al igual que_ catalanes, probablemente los haya de otra partes del Estado espa?ol. No es ¨¦se el problema. La cuesti¨®n es que dichos documentos actualmente se encuentran recogidos en el Archivo Hist¨®rico Nacional, secci¨®n guerra civil, que, casualmente, se encuentra en Salamanca, del mismo modo que el Archivo de Indias, casualmente, se encuentra en Sevilla. Estos documentos ya no pertenecen a nadie en particular, y son propiedad del Patrimonio Hist¨®rico Nacional y de todos los espa?oles. Cualquier persona suficientemente acreditada tiene acceso a ellos. Si la Generalitat se lleva los documentos procedentes de Catalu?a, el resto de las comunidades har¨¢n lo propio, pues estar¨ªan en su derecho, y el Archivo Hist¨®rico Nacional, secci¨®n guerra civil, dejar¨ªa de existir como tal.

Quiz¨¢ ahora sea el momento de pedir disculpas a la Generalitat por habernos tomado la molestia de recuperar, catalogar y archivar "sus documentos", ya que de no haber sido as¨ª, probablemente esos documentos ya no existir¨ªan.-

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