Un calendario electoral
EL PR?XIMO martes termina el plazo para una eventual disoluci¨®n anticipada de las Cortes que permita hacer coincidir las elecciones municipales y auton¨®micas con unas legislativas. Se trata de una hip¨®tesis descartada por el Gobierno, cuyo presidente no cesa de repetir que tiene intenci¨®n de agota r la legislatura. Pero ese ¨¦nfasis, como sus alusiones a que el proyecto socialista es para 25 a?os, lejos de disipar el clima de crisis pol¨ªtica, contribuye a enrarecerlo y a acrecentar las dudas de los ciudadanos. En repetidas ocasiones hemos insistido en que los
acontecimientos de la vida nacional sugieren que nos
encontremos ante un final de etapa en la historia pol¨ªtica espa?ola. El agotamiento del Gobierno y su partido es alarmante. Y los triunfos de modernizaci¨®n y progreso que el PSOE puede justamente ense?ar se ven ahora empa?ados por las acusaciones de corrupci¨®n y terrorismo de Estado.
El presidente ha abandonado gran parte de la iniciativa pol¨ªtica en manos de la oposici¨®n. No present¨® la moci¨®n de confianza, no cambi¨® el Gobierno, no lanz¨® una apuesta por una coalici¨®n, ni se le pas¨® por la cabeza su relevo; o sea, que no logramos salir del agujero en el que estamos todos metidos. El apoyo de sus aliados catalanistas evidencia, por otra parte, el car¨¢cter cada vez m¨¢s vicario que el Gobierno de Madrid tiene respecto a la Generalitat de Catalu?a.
En tales circunstancias, es inevitable que las elecciones locales de mayo sean la ocasi¨®n aprovechada por muchos para pronunciarse no s¨®lo sobre el tema concreto de la consulta, sino sobre la eventual continuidad del Ejecutivo. Unos resultados desastrosos para los socialistas, como la mayor¨ªa de las encuestas predicen, har¨ªan que la sensaci¨®n de interinidad del actual equipo se tornara casi insoportable.
Una gran cantidad de poder municipal y regional puede cambiar de manos en los pr¨®ximos (los meses, y las consecuencias se har¨¢n sentir tambi¨¦n en el interior de los partidos. De modo que, por m¨¢s que el presidente insista en que estas elecciones "son s¨®lo municipales", en gran medida constituir¨¢n una especie de primarias. El d¨ªa 29 de mayo, conocido el resultado de las urnas, Gonz¨¢lez, el Gobierno, los dirigentes y militantes socialistas tendr¨¢n que extraer conclusiones no s¨®lo referentes a los ayuntamientos.
La duraci¨®n de la legislatura depende de los designios de Pujol antes que de los deseos de Gonz¨¢lez. Convergencia le ha garantizado su ayuda hasta final de a?o, lo que incluye el periodo de la presidencia espa?ola de la Uni¨®n Europea y la aprobaci¨®n del pre5upuesto para 1996. Al margen las opiniones sobre la conveniencia o no de que sea as¨ª, este calendario parece ya seguro, est¨¢ pactado y no hay signos de que vaya a variar. Pero ser¨¢ dif¨ªcil prolongar por m¨¢s tiempo la situaci¨®n. Porque la cuesti¨®n fundamental es saber c¨®mo y cu¨¢ndo el pa¨ªs va a salir- de ella, y procurar que lo haga de la mejor forma posible. De modo que lo razonable, y lo conveniente, esquelas elecciones generales se celebren a principios del a?o pr¨®ximo, como varias fuerzas pol¨ªticas han solicitado, como tuvo oportunidad de consensuar, y no quiso, el propio Aznar y como hemos sugerido en estas p¨¢ginas en repetidas ocasiones.
La cuesti¨®n, sin embargo, no termina ah¨ª. Este tiempo de afasia pol¨ªtica que vivimos, este par¨¦ntesis duradero hasta que se decrete la disoluci¨®n de las Cortes, no puede ser un homenaje a la utilidad del tiempo por el tiempo. Son unos meses -cada vez menos- para ser aprovechados en hacer el trabajo pol¨ªtico que hay que hacer. Es importante conocer si Gonz¨¢lez ser¨¢ o no el pr¨®ximo candidato del PSOE a la presidencia y, en caso contrario, qui¨¦n lo, sustituir¨¢. ?se es un debate interno de los socialistas, pero que afecta a toda la sociedad espa?ola. De c¨®mo se vaya e1PSOE del poder depender¨¢ en gran medida la gobernabilidad en el futuro inmediato. Y tambi¨¦n el juicio que merezca Felipe Gonz¨¢lez, cuya contribuci¨®n al establecimiento y normalizaci¨®n de la democracia espa?ola es innegable y de enorme magnitud.
Aznar tambi¨¦n tiene sus deberes pendientes, apenas iniciados con el simulacro de programa econ¨®mico con el que nos ha obsequiado hace poco. Debe contribuir a rebajar la temperatura pol¨ªtica, a recuperar el di¨¢logo, a huir de la crispaci¨®n. Y no puede ignorar los problemas de futuro. Parece como si para el PP lo importante fuera llegar cuanto antes y a cualquier precio, y luego ya veremos. Pero el caso es que de c¨®mo llegue depende tambi¨¦n c¨®mo pueda gobernar: con qu¨¦ apoyos pol¨ªticos y sociales y con qu¨¦ oposici¨®n.
Un acuerdo para celebrar las elecciones generales a principios del a?o que viene ser¨ªa una soluci¨®n a favor del sistema democr¨¢tico y aliviar¨ªa las conciencias de muchos ciudadanos. Porque, si bien es cierto que el PSOE ha prestado grandes servicios a este pa¨ªs, hoy no puede levantar la bandera de la ejemplaridad moral, por lo que debe saber poner fin a las cosas cuando las cosas han llegado a su fin.
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