Jospin se enfrenta a golpe de programa con los jefes de la derecha francesa
Lionel Jospin no hace concesiones a la mesocracia. La suya es una campa?a peatonal, popular, claramente inclinada hacia la izquierda. El candidato socialista se abre paso a golpes de programa, a falta del desparpajo de Jacques Chirac y del aparato propagand¨ªstico de ?douard. Balladur. En su periplo por la ciudad bretona de Nantes, Jospin insisti¨® ayer en que s¨®lo ¨¦l ten¨ªa programa. Y sigui¨® so?ando en que los franceses se hastiaran del pulso histri¨®nico en la derecha, y le prestaran al fin atenci¨®n.
"Tiene el mejor programa, pero no consigue hacerse o¨ªr", comentaba un periodista de la emisora Sud Radio, que segu¨ªa a Jospin desde el principio de su campa?a, mientras Jospin disertaba en un centro de formaci¨®n juvenil sobre las leyes xen¨®fobas del Gobierno Balladur". Ante un p¨²blico de peque?os alcaldes, asistentes sociales y voluntarios de beneficiencia, reunido en torno a un modesto almuerzo de circunstancias, Jospin invoc¨® sus lemas de cada d¨ªa: crecimiento '"ordenado" de los salarios, creaci¨®n de empleo "por la triple v¨ªa de la reducci¨®n, de jornada, las grandes obras p¨²blicas y los trabajos voluntaristas" emancipaci¨®n de la mujer, lucha contra la exclusi¨®n social.Sudoroso y a¨²n demasiado complejo en su sintaxis, demasiado profesoral, pero mucho m¨¢s hecho como candidato que en febrero, cuando entr¨® en campa?a, con traje gris y corbata de oficinista, Jospin no responde directamente si se le pregunta en su fe en la victoria. S¨®lo pregunta: "?Por qu¨¦ no?".
La primera etapa de la visita a Nantes, tras desembarcar del tren, fue una fundici¨®n que hab¨ªa conseguido cuadrar el c¨ªrculo: reducir la jornada, aumentar los salarios y ganar m¨¢s dinero. "Mayormente, nuestra buena situaci¨®n actual se la debemos a la recuperaci¨®n de los pedidos" reconoce, modesto, el gerente. Jospin no se desanima: "Esta f¨¢brica demuestra que la reducci¨®n de jornada funciona", proclama, y se adentra por el laberinto. de hornos, moldes y carretillas, pidiendo a los periodistas que no toquen nada. "Esto es peligroso", explica, "lo s¨¦ porque, en mis tiempos de la Federaci¨®n Socialista del Norte, me he pateado toda la vieja,siderurgia".
Aut¨®grafo sin multitud
Tras el almuerzo, un chapuz¨®n en los suburbios. Un minusv¨¢lido le para en la calle para entregarle un sobre. Un anciano le pide un aut¨®grafo para su nieto. Jam¨¢s congrega a una multitud. "Las masas s¨®lo nos interesan en el ¨²ltimo d¨ªa, nuestra estrategia consiste en ganar progresivamente ¨ªmpetu", dice uno de sus asesores de prensa, quien reconoce que los estrategas no se cansan de pedirle a Jospin "m¨¢s combatividad, m¨¢s agresividad y un poco m¨¢s de populismo".
Pero Jospin no se deja. "Es demasiado serio para permitir que le manipulen, y prefiere hacer campa?a a su manera" prosigue el asesor, quien pronostica, con m¨¢s fe que esperanza, "un vuelco de los electores hacia el ¨²nico candidato que les trata como adultos".
La c¨²pula del Partido Socialista (PS) y la direcci¨®n de la campa?a, con Jacques Delors al frente, no acaban de estar convencidos. Delors, presunta "arma secreta" de Jospin, a¨²n no ha entrado en liza. "Se reserva para el tramo final", dice el director de campa?a, Daniel Vaillant. Delors parece estar esperando a ver c¨®mo evolucionan los sondeos, para no correr el riesgo de implicarse en una derrota sonada. "Si Jospin llega a la segunda vuelta, Delors saltar¨¢ al terreno. Si no, habr¨¢ quedado al margen del desastre, y Jospin ser¨¢ se?alado como el ¨²nico responsable" opina, con amargura, un militante del PS.
Jospin tiene cuentas pendientes con bastantes de sus correlignarios, cuya participaci¨®n en la campa?a es remisa: Laurent Fabius y, Jack Lang, por ejemplo. Y tambi¨¦n con la prensa, a la que considera obsesionada con el culebr¨®n familiar de Chirac y Balladur.
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