La cultura ocupa s¨®lo el 10% de la programaci¨®n

La audiencia huye en masa de los espacios culturales; por esa raz¨®n, las grandes cadenas generalistas s¨®lo dedican a la cultura el 10% de la programaci¨®n, y siempre en horarios con pocos espectadores potenciales. Este dato, facilitado por Manuel Prieto, presidente del Consejo de Administraci¨®n de Canal 9, resume la dif¨ªcil relaci¨®n entre cultura y, televisi¨®n, el tema central del Congreso que se est¨¢ celebrando en Valencia desde el mi¨¦rcoles.

Los expertos del medio televisivo y del mundo de la cultura reunidos en Valencia s¨®lo han estado de acuerdo en que La 2 es la ¨²nica cadena nacional que se preocupa por la cultura y ofrece una programaci¨®n de calidad. Sobre el resto de temas, la disparidad de opiniones ha sido total.Para Manuel Prieto, "los espacios culturales son incompatibles con la audiencia". Para demostrarlo coment¨® el dato ya mencionado y resalt¨® que, entre los 100 espacios m¨¢s vistos durante 1994, s¨®lo constaba un espacio cultural, y en el n¨²mero 52 del ranking: la obra teatral Celeste no es un color, interpretada por Lina Morgan. Prieto asegur¨® que acepta resignadamente esta realidad, y de ah¨ª la escasa presencia cultural en la televisi¨®n que ¨¦l preside. Otros ponentes, como Sergi Schaaff, director de programas culturales emitidos en TVE, y responsables de los canales auton¨®micos defendieron que no es posible que la audiencia sea per se tan burda, y trataron de encontrar otras explicaciones al fen¨®memo. "Dicen que cada pa¨ªs tiene la televisi¨®n que se merece. Sin embargo", se pregunt¨® Schaaff, "de verdad hay alg¨²n pueblo que se merezca tanta dosis de Lo que necesitas es amor (Antena 3), No te r¨ªas que es peor (TVE-1) o Su media naranja (Tele 5)?".

Schaaff fue m¨¢s all¨¢ cuando plante¨® -al igual que hizo la ministra de Cultura, Carmen Alborch, en la inauguraci¨®n de las jornadas- que tal vez el verdadero problema de los programas culturales no es su contenido, sino su realizaci¨®n, a menudo aburrida y pretenciosa. Para apoyar su teor¨ªa, ley¨® la programaci¨®n de un d¨ªa cualquiera de un prestigioso canal cultural europeo. La jornada completa estaba dedicada a Los herededos de Jomeini e inclu¨ªa debates, informativos y pel¨ªculas iran¨ªes subtituladas. "?De verdad puede sorprender que la audiencia huya despavorida?", se pregunt¨®. "Incluso hasta los m¨¢s interesados en Ir¨¢n dudo mucho que aguantaran m¨¢s de cuatro horas".

En esta l¨ªnea, la ministra Alborch record¨® que en Francia hay programas culturales con audiencias masivas, y coment¨® que aunque la presencia de la cultura en televisi¨®n es "decepcionante", no s¨®lo es cultura la m¨²sica, el teatro y los programas divulgativos, sino "algunas series, algunas pel¨ªculas, debates y entrevistas". Igual tesis defendi¨® Jes¨²s Hermida, aunque sin saberlo, ya que no escuch¨® la conferencia de la Ministra y la critic¨® por lo publicado en un resumen de prensa. S¨®lo que Hermida, con una cierta teatralidad, dio un paso adelante al sentenciar: "La televisi¨®n es cultura en si misma, lo mismo que en su d¨ªa lo fue el teatro, o lo mismo que hoy lo es el cine o la literatura. Y cultura es", a?adi¨®, "Farmacia de guardia". Cuando se le pregunt¨® desde el p¨²blico si, entonces, Karaoke o Esta noche, sexo tambien eran cultura, respondi¨®: "El cine es cultura a pesar de las malas pel¨ªculas: igual ocurre en televisi¨®n".