Cr¨ªticas a la benevolencia con los nazis
No fue un hermoso domingo ayer en Buchenwald. En este lugar, que en alem¨¢n significa bosque de hayas, un viento glacial acompa?¨® a los supervivientes del campo venidos de todo el mundo a celebrar el cincuentenario de la liberaci¨®n o la autoliberaci¨®n, seg¨²n el color con que se mire. Las hayas desnudas hac¨ªan que lo ¨²nico que ayer ondease al viento fuesen algunas docenas de banderas rojas, las que enarbolaban algunos cientos de j¨®venes comunistas entre las 5.000 personas que se reunieron en el antiguo campo de concentraci¨®n.Las pancartas marchaban en la misma direcci¨®n pol¨ªtica y se convert¨ªan en una acusaci¨®n contra la democracia de la Rep¨²blica de Bonn y su benevolencia con los antiguos nazis. "Diez mil condenas a muerte de los nazis siguen todav¨ªa reconocidas. ?Verg¨¹enza!", gritaba una.
Lo m¨¢s duro qued¨® para la intervenci¨®n final de Emil Carlebach, jud¨ªo y comunista, vicepresidente de la comunidad de supervivientes del campo Buchenwald. Carlebach no exclam¨®, como una de los personajes de la obra de Jorge Sempr¨²n, "?Qu¨¦ hermoso domingo!", sino que convirti¨® su discurso en una denuncia global contra la democracia alemana de la posguerra. Record¨®, Carlebach que se conmemoraba la muerte de los asesinados, "por obra de alemanes". No dej¨® t¨ªtere con cabeza Carlebach: "Ninguna persona habr¨ªa muerto en Buchenwald si en 1933 los presuntos dem¨®cratas no hubiesen dejado sin defensa a la Rep¨²blica de Weimar de forma cobarde".
No perdona Carlebach a la rep¨²blica de Bonn que desde un principio diese cabida a los nazis, hasta en sus m¨¢s altos cargos, y cit¨® el caso del canciller democristiano y ex nazi Kurt Georg Kiesinger. No olvid¨® el orador a los consorcios m¨¢s destacados del capitalismo alem¨¢n, "ebrios de sangre", que "se hicieron ricos y m¨¢s ricos con nuestro trabajo de esclavos".
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