El "?nunca m¨¢s!" a Buchenwald, ¨²nico punto com¨²n en la pol¨¦mica sobre su liberaci¨®n hace 50 a?os
La idea de transmitir a las generaciones futuras la memoria de lo ocurrido y que "?nunca m¨¢s!" se repita podr¨ªa ser casi el ¨²nico denominador com¨²n de las celebraciones del 500 aniversario de la liberaci¨®n del campo de concentraci¨®n nazi de Buchenwald. En el antiguo centro de detenci¨®n se celebraron ayer diversos actos, en los que permanec¨ªa m¨¢s o menos palpable la pol¨¦mica sobre la represi¨®n pol¨ªtica posterior a su liberaci¨®n. En Buchenwald, donde murieron m¨¢s de 50.000 personas asesinadas por los nazis, se agolparon jud¨ªos, gitanos, rusos y presos de hasta 51 nacionalidades.
Gran n¨²mero de presos pol¨ªticos, con predominio de los comunistas, se ocupaban de la organizaci¨®n interna del campo. Congregar a esta variedad de personas desencaden¨® desde los d¨ªas previos a la conmemoraci¨®n la pol¨¦mica, incrementada por el papel del campo en la posguerra. Por la ma?ana, en Weimar, en el teatro Nacional alem¨¢n, se celebr¨® el acto oficial bajo el patrocinio del Estado federado de Turingia. Por la tarde, en el campo de Buchenwald, la voz cantante la llevaron los supervivientes y entre los 5.000 asistentes los comunistas marcaron la pauta.El escritor Jorge Sempr¨²n, ex ministro de Cultura espa?ol y antiguo interno de Buchenwald, donde pas¨® los 16 meses finales previos a la liberaci¨®n, pronunci¨® un discurso lleno de matices e intenciones. Sempr¨²n no se limit¨® al recurso emotivo, y de ¨¦xito seguro, de detenerse en la parte antifascista de la celebraci¨®n, sino que se introdujo tambi¨¦n en el dif¨ªcil. terreno de lo ocurrido tras la liberaci¨®n, cu¨¢ndo Buchenwald se convirti¨® en un campo para la represi¨®n en manos de la dictadura prusiano-estalinista de la desaparecida Rep¨²blica Democr¨¢tica Alemana (RDA).
Sempr¨²n, el preso 44.904 de Buchenwald, alab¨® el papel de los comunistas y su resistencia en Bucheriwald- como leg¨ªtimamente moral y pol¨ªticamente positiva, -que debe incorporarse a la memoria hist¨®rica de la Alemania reunificada. El car¨¢cter aut¨®nomo del antifascismo de los comunistas de Buchenwald los convirti¨® en sospechosos a los ojos del grupo, de altos funcionarios de la RDA procedentes de Mosc¨². Al final de la guerra, muchos de los comunistas que sufrieron en Buchenwald se convirtieron en v¨ªctimas de los procesos estalinistas, como reflej¨® con pat¨¦ticos ejemplos Sempr¨²n.
El gran rabino de Israel, Meir Lau, liberado en Buchenwald cuando ten¨ªa ocho a?os, conmovi¨® al auditorio en Weimar, hasta tal punto, que la int¨¦rprete que traduc¨ªa sus palabras al alem¨¢n a duras penas pod¨ªa contener los sollozos.
Lau relat¨® c¨®mo en el momento de la liberaci¨®n le dijo al oficial norteamericano que ¨¦l era m¨¢s viejo, porque, aunque s¨®lo ten¨ªa ocho a?os, no era capaz de llorar. Luego cont¨® c¨®mo le mostraron a la poblaci¨®n de Weimar y al mismo tiempo los oficiales preguntaban a los alemanes all¨ª congregados. "?Este ni?o era un peligro para el nazismo?".
El rabino se felicit¨® por la existencia del Estado de Israel y se pregunt¨® qu¨¦ habr¨ªa sido de los jud¨ªos en la II Guerra Mundial si hubiesen dispuesto entonces de un Estado para. acogerlos y protegerlos. En tono emotivo concluy¨® Lau que no estaba all¨ª en Weimar para perdonar: "No he venido a perdonar. No tengo autoridad para ello. No puedo hacerlo. No tengo mandato para ello", y apel¨® a no olvidar, para que no se repita el holocausto en alg¨²n lugar.
Derrota o liberaci¨®n
El presidente de Turingia, el democristiano Bernhard Vogel (CDU), se refiri¨® al d¨ªa de la liberaci¨®n con relaci¨®n a Buchenwald, aunque no qued¨® del todo claro si hace extensivo est¨¦ concepto al pr¨®ximo 8 de mayo, d¨ªa de la capitulaci¨®n alemana en la II Guerra Mundial.
En tomo a este d¨ªa se ha encendido en Alemania la pol¨¦mica, desencadenada ahora por pol¨ªticos de diversos colores, tambi¨¦n hay socialdem¨®cratas destacados entre ellos, que consideran que. ese d¨ªa no se puede festejar como una liberaci¨®n, por tratarse del d¨ªa en que comenz¨® el terror y la deportaci¨®n para millones de alemanes como consecuencia de la derrota.
Vogel se pronunci¨® a favor de asumir el pasado, pero neg¨® que se trate de una culpa colectiva de los alemanes: "No hay una culpa colectiva de quienes nacieron despu¨¦s -dos tercios de los alemanes vivos no hab¨ªan nacido en 1945-, pero ante los cr¨ªmenes de los nazis procede lo que el primer presidente de la Rep¨²blica Federal de Alemania, Theordor Heuss, llam¨® 'verg¨¹enza colectiva".
Por la tarde, en el mismo campo de Buchenwald, Vogel se convirti¨® en testigo inevitable de la acusaci¨®n que lanzaron portavoces de los supervivientes, que contradiciendo sus tesis de la ma?ana culparon a la inmensa mayor¨ªa del apararto estatal alem¨¢n de haberse entregado al nazismo y a la actual Rep¨²blica de Bonn de haber dado acogida a los antiguos nazis, hasta facilitarles el acceso a los puestos de m¨¢xima responsabiliad del pa¨ªs.
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