Casados contra Franco
Un matrimonio tuvo que apostatar y sortear 18 meses de burocracia franquista para celebrar su boda civil en 1971
Casarse fue para Francisco Serrano y Estefan¨ªa S¨¢nchez, adem¨¢s de un acto de amor, una prueba de tes¨®n. Espa?oles,, mayores de edad [ten¨ªan 24 y 21 a?os, respectivamente] , solteros y sin m¨¢s compromiso que el que hab¨ªan asumido voluntariamente cuando se conocieron, reun¨ªan todos los requisitos necesarios para obtener el libro de familia. Conseguirlo les cost¨®, no obstante, un a?o y medio de berrinches, s¨®lo por un detalle: era 1971, Franco segu¨ªa vivo y ellos se negaban a pasar por la vicar¨ªa.Veinticuatro a?os despu¨¦s, la emoci¨®n sacude a Francisco y Estefan¨ªa cuando recuerdan la boda. "Fue muy fuerte, pero tambi¨¦n preciosa", dicen. La batalla que libraron con la Iglesia y el juzgado convirti¨® su s¨ª, quiero en un acto de resistencia al r¨¦gimen franquista.
Ambos eran de San Ferm¨ªn, un barrio obrero al sur de Madrid, y se conocieron de chavales. Cuando Paco estaba en la mili y Estefan¨ªa esperaba en la c¨¢rcel de Ventas el juicio por tirar botes de pintura durante una manifestaci¨®n, decidieron formalizar su amor sin la bendici¨®n del cura. Y fue precisamente don Antonio, el cura de San Ferm¨ªn, quien abander¨® la resistencia. "No pod¨ªa permitir que se le escapara un cliente. No entend¨ªa que yo, que hab¨ªa sido su monaguillo, me negara a pasar por la iglesia", dice Paco. A la presi¨®n del p¨¢rroco pronto se sum¨® la del obispo, quien les exigi¨® apostatar de la fe cat¨®lica. A Estefan¨ªa no le cost¨®: "Jam¨¢s he tenido dudas religiosas, porque jam¨¢s he cre¨ªdo". Pero a Paco, cristiano sin etiquetas hasta los 18 a?os y "respetuoso" con esa fe, le supuso "un disgusto".
La apostas¨ªa se exig¨ªa en Espa?a hasta 1979 con mayor o menor intensidad. Rafael Navarro Valls, catedr¨¢tico de Derecho Can¨®nico de la Complutense, se?ala: "En Espa?a, al ser un Estado cat¨®lico, se pod¨ªa exigir, lo que ocurre es que a veces esta medida se endureci¨®, sobre todo a partir de 1940. Lo normal era exigir una simple declaraci¨®n de que no se profesaba la fe cat¨®lica, aunque en los momentos de mayor intransigencia pod¨ªa exigirse la apostas¨ªa expresa, lo que significaba casi una aut¨¦ntica investigaci¨®n en las creencias de los solicitantes. ?se fue el caso de Paco y Estefan¨ªa. Cuando ¨¦l acept¨®, descubri¨® que el obispado se negaba a aceptar la apostas¨ªa y tuvieron que reiterar su renuncia a la fe. El camino de la Iglesia qued¨® libre despu¨¦s de ocho meses de papeleos, pero a¨²n les faltaba v¨¦rselas con el juzgado.
En el peque?o juzgado de San Crist¨®bal de los ?ngeles, el oficial y el secretario se limitaron a marear a los futuros contrayentes. "Se tiraron meses poniendo excusas, que si este apellido est¨¢ mal escrito, que si les falta una firma. Era tan escandaloso que un d¨ªa el padre Llanos me dijo: 'Paquito, ven¨ªos, que yo os despacho con un mitin de diez minutos". A punto estuvieron de aceptar, pero el af¨¢n inquisidor de la jerarqu¨ªa eclesi¨¢stica hab¨ªa mitificado la boda. "Si no me fastidia tanto la Iglesia", recuerda Paco; "nos hubiera casado el padre Llanos. Pero ya era una cuesti¨®n de amor propio".
Tras 18 meses de papeleo, la boda se fij¨® para el 1 de abril de 1971.La noche anterior engalanaron el juzgado. Nada de azahar: cadenetas con vivas a la clase obrera y reclamos de libertad que perduran en las fotos burdamente tapados a brochazos por los funcionarios. En todo lo dem¨¢s se cumpli¨® el ritual m¨¢s puro: foto de estudio, cohetes, arroz, banquete en los salones Samantha y baile a cargo de una orquesta compuesta mayoritariamente por guardias civiles, at¨®nitos cuando el respetable empez¨® a cantar la Internacional.
Estefan¨ªa llevaba como ramo cinco claveles rojos cogidos con una bandera republicana. La ceremonia transcurri¨® bajo la atenta mirada de los miembros de la Brigada Pol¨ªtico-Social, que, infiltrados entre los invitados, ment¨ªan a los curiosos, asegur¨¢ndoles que aquello era el rodaje de una pel¨ªcula. "El juez fue totalmente respetuoso y celebr¨® la boda con todo el boato del mundo", recuerda la pareja.
Aqu¨ª llega el ep¨ªlogo de la historia, que coincide con el del cuento: "Fueron felices y comieron perdices". Paco y Estefan¨ªa prosperaron. Tuvieron cinco hijos. Paco lleg¨® a ser segundo teniente de alcalde de Getafe por el. PCE y hoy trabaja en las cooperativas de viviendas sin perder el contacto con IU. Estefan¨ªa dej¨® de trabajar al tener el segundo hijo y colabora con el voluntariado social. El pr¨®ximo a?o celebrar¨¢n las bodas de plata por todo lo alto, y conf¨ªan que no haya sobresaltos. "Es una forma de ratificar todo el patrimonio afectivo que tenemos", concluye Estefan¨ªa.
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