Campana sexista
La campa?a que han emprendido los partidos pol¨ªticos para la elecciones de mayo no les va a dar resultado positivo alguno, pese a su intensidad, porque est¨¢ viciada de origen. Todos prometen resolver los problemas de los madrile?os, darles goce y satisfacci¨®n, s¨ª, pero ?y las madrile?as?Los candidatos de la oposici¨®n denuncian las tropel¨ªas que vienen perpetrando contra los madrile?os quienes actualmente ejercen los cargos de mando o representaci¨®n, estos -a su vez- fabulan premoniciones sobre las muchas desventuras que caer¨ªan sobre los madrile?os en el caso (improbable, afirman) de que aquellos llegaran a detentarlos y ninguno se acuerda de las madrile?as.
Sexismo se llama esa figura. Sexismo, opresi¨®n y dictadura. Es como cuando Franco iniciaba sus inefables mensajes de Navidad, diciendo: "?Espa?oles!". De ah¨ª nos vienen los males. Militar, facist¨®n y cavern¨ªcola que era, menospreciaba a las espa?olas, y s¨®lo para que no dieran la lata, las permit¨ªa entretenerse en el seno de la Secci¨®n Femenina, cuidando ni?os, promoviendo aires regionales y haciendo punto de canal¨¦.
Dif¨ªcil habr¨ªa sido convencer al general de que dirigiera tambi¨¦n a las espa?olas sus pl¨²mbeos discursos, primero porque pon¨ªa firmes a quien osara sugerirle nada, segundo porque ni siquiera lo hubiese entendido. A fin de cuentas, el machismo es prepotencia estigia, perversi¨®n heredada, viene de atr¨¢s, copulado en una sociedad que han venido dominando los hombres desde Ad¨¢n hasta ?lvarez del Manzano.
La misma nomenclatura referida a la especie -el Hombre- constituye manifestaci¨®n inequ¨ªvoca y vergonzante del machismo que nos invade. Pues, ?por qu¨¦ no la Mujer? Y de ah¨ª en adelante, multitud de voces y expresiones que pueden encontrarse en los diccionarios y en el lenguaje coloquial de cada d¨ªa. Todo lo que es importante se dice en masculino. Para empezar, el ayuntamiento. ?Y por qu¨¦ no la ayuntamienta?
La vileza de ese ser inferior que es el hombre, erigido en rey del universo por la fuerza bruta, utiliza sutiles argucias para incrementar su hegemon¨ªa sobre la mujer, y fingiendo que reconoce su igualdad y su derecho inalienable a ejercer presencia activa en la ciudadan¨ªa, la concede unos cuantos femeninos. Son, naturalmente, accesorios o derivados, siempre de menor cuant¨ªa. Y as¨ª como se reserva "el ayuntamiento" para mantener tenso el dogal de su tiran¨ªa, accede a que se pueda decir la calle, la plaza, la puerta, la costanilla, la alcantarilla, la chabola, que son aspectos parciales, m¨ªnimos e incluso marginales del gran ente.
Hasta a la honorable reacci¨®n de las mujeres contra este yugo ancestral le han dado g¨¦nero masculino: el feminismo. No cabe peor abyecci¨®n. Pero se ha terminado ya tanta extorsi¨®n y tanto oprobio. No hay minuto que perder. El feminismo ya es, desde este punto y hora, la feminisma. De manera que nosotros las feministas -cabe la licencia de decir nosotras los feministos, aunque sin excederse- emprendemos la inversi¨®n total de la terminolog¨ªa machista.
No vamos a tolerar que los candidatos a las auton¨®micas prometan resolver los problemas de los madrile?os y exigimos que prometan resolver las problemas de las madrile?as (alternativamente -y si no abusan- podr¨¢n formular madrile?as y madrile?os, o madrile?as / os, si es por carta). Ya no m¨¢s hombre para referirse a los humanos, sino mujer y humanas. Ya no m¨¢s ayuntamiento sino ayuntamienta. Y en un alarde de generosidad que la perfidia machista no quiso tener durante milenias, les otorgamos que masculinicen los elementos accesorios, los derivados de menor cuant¨ªa y los desehechos de la vida ciudadana: el chabolo, el alcantarillo, el costanillo de los Angeles, el puerto del Sol, el plazo de Castillo, el callo de Goya.
Se van a enterar. Menudos somas.
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