China incierta

LA MUERTE de Chen Yun, uno de los veteranos de la Gran Marcha de los comunistas chinos en los a?os treinta, suscita la reflexi¨®n sobre el cambio de generaciones que se est¨¢ produciendo en la c¨²pula dirigente de ese pa¨ªs. Toda la vida pol¨ªtica china est¨¢ pendiente de la desaparici¨®n de Deng Yiaoping, el nonagenario superviviente de la generaci¨®n fundacional. Chen Yun ha sido en vanas ocasiones un hombre de oposici¨®n, incluso en la ¨¦poca en que ¨¦sta era casi imposible. Su prestigio arranca en gran medida de su oposici¨®n a la pol¨ªtica del "gran salto", lanzada por Mao en los a?os cincuenta, y que, acompa?ada por las "comunas populares" y la "revoluci¨®n cultural", llev¨® a China a un desastre sin paliativos. Apartado durante ese periodo, Chen Yun se uni¨® a Deng en el esfuerzo por la normalizaci¨®n del pa¨ªs. A pesar de una formaci¨®n econ¨®mica de corte sovi¨¦tico, Chen apoy¨® la apertura de Deng hacia una econom¨ªa liberal, y ayud¨® directamente a la liquidaci¨®n de las comunas populares y a restablecer una econom¨ªa familiar en el campo: el punto inicial decisivo par¨ªa el impresionante desarrollo econ¨®mico que China ha conocido en los ¨²ltimos tiempos.Sin embargo, Chen Yun ha mantenido fuertes reservas ante el paso a una econom¨ªa capitalista, y tal ha sido su imagen entre el grupo de cuadros que siempre le han rodeado, con admiraci¨®n y aprecio. No ten¨ªa ning¨²n cargo oficial en los ¨²ltimos a?os (como tampoco lo tiene Deng), pero su influencia segu¨ªa siendo importante, sobre todo a trav¨¦s de ese grupo de funcionarios y dirigentes importantes que conservaban con ¨¦l una relaci¨®n frecuente. Por ello lo l¨®gico ser¨ªa que su muerte debilite al sector que, con el primer ministro, Li Peng, al frente, se muestra m¨¢s reticente a impulsar el desarrollo capitalista.

En la ¨²ltima sesi¨®n de la Asamblea Popular, el informe de Li Peng tend¨ªa de manera abierta a frenar el actual desarrollo econ¨®mico, reforzando las palancas de control estatal. Su discurso fue interpretado como un ataque al viceprimer ministro Zhu Rongji, que, apoyado por Deng, ha sido el campe¨®n de un desarrollo econ¨®mico estimulado por las regiones capitalistas de la costa, y despreocupado de los "principios socialistas" que gusta de recordar Li Peng.

Por otra parte, en esta situaci¨®n tensa que vive la pol¨ªtica china con la obsesi¨®n de la pr¨®xima muerte de Deng, el suicidio del vicealcalde de Pek¨ªn, Wang Baosen, ligado a una red de grandes negocios. en los que est¨¢n implicados hijos de importantes dignatarios del r¨¦gimen, ser¨¢ con toda probabilidad un motivo para que puedan reforzar su posici¨®n los partidarios de que se ponga un freno a un desarrollo excesivo y de que se potencien los ¨®rganos del partido que en el ¨²ltimo periodo han perdido mucha de su influencia.

En todo caso, con la muerte de Chen Yun se consolida la idea de que, cuando se produzca la muerte de Deng, la clave de la nueva situaci¨®n ser¨¢ Yang Zemin, que acumula los cargos de secretario del partido, presidente de la rep¨²blica y presidente de la comisi¨®n militar. No es nada seguro, sin embargo, que la estabilidad quede garantizada. El fin de las grandes figuras del pasado dejar¨¢ el poder en manos de personas de escaso relieve, que se han distinguido no tanto por m¨¦ritos propios como por el apoyo que han prestado a alguna de esas figuras. Yang Zemin representa sin duda una l¨ªnea de continuidad con la obra de Deng. Pero en ¨¦sta hay suficiente ambig¨¹edad como para que la visi¨®n del futuro se presente incierta.