Insultos y fantasmas
Leo, en EL PA?S, que en su visita a Malaisia el rey don Juan Carlos ha pronunciado un discurso en el que "alerta contra la intolerancia y el fanatismo como amenazas para la paz".Ruego al Rey que a su vuelta a Espa?a convoque a los se?ores Felipe Gonz¨¢lez, Jos¨¦ Mar¨ªa Aznar, Julio Anguita y dem¨¢s personajes de gran calibre pol¨ªtico y les pida -educadamente, como debe hacerlo un monarca- que moderen su lenguaje y no sigan por el camino de los insultos y descalificaciones que ya han emprendido en la precampa?a electoral reci¨¦n iniciada. Es una cuesti¨®n de coherencia. Alguien tiene que decirles a estos aprendices de democracia que predicar con el mal ejemplo hace mucho da?o al pueblo, especialmente a los j¨®venes que ya est¨¢n suficientemente salpicados de excrementos ajenos.
Supongo que la Constituci¨®n otorga al Rey el derecho de higienizar y desinfectar el cotarro. Si es as¨ª, intervenga, don Juan Carlos. H¨¢galo a tiempo. Seguro que el pueblo lo espera y desea. Ser¨ªa una oportuna manera, tal vez la ¨²nica, de justificar la fe residual en la monarqu¨ªa.- La guerra civil espa?ola, la incivil guerra civil espa?ola -conflicto fratricida que dif¨ªcilmente hubiera podido evitarse y no se evit¨®-, supuso un tr¨¢gico enfrentamiento, irracional y sangriento, entre espa?oles de una misma ciudad, de un mismo pueblo e incluso de una misma familia.
En esta terrible contienda -la ¨²ltima guerra rom¨¢ntica, como la denominaron algunos fr¨ªvolos escritores- no hubo vencedores ni vencidos: todos los espa?oles perdimos demasiado en la misma.
Sin embargo, el bando vencedor puso especial empe?o en resaltar y mantener, en todo momento, que ellos eran los vencedores, los buenos, en tanto que los otros, los rojos/ malos, hab¨ªan sido gloriosamente vencidos para siempre...
Este grandilocuente manique¨ªsmo, inapropiado y recalcitrante, llev¨® consigo que las heridas sangrantes de la tremenda contienda espa?ola no cicatrizasen durante lustros.
La transici¨®n pol¨ªtica, con el advenimiento de don Juan Carlos como "Rey de todos los espa?oles", contribuy¨® decisivamente al cierre y cicatrizaci¨®n de las a?ejas heridas hispanas.
Sorprendentemente, la precampa?a de las elecciones municipales est¨¢ dejando o¨ªr algunas frases y referencias lapidarias del pasado (frentepopulismo, derecha rabiosa y explotadora, cerdos dom¨¦sticos, etc¨¦tera), que producen tristeza: ?cu¨¢ndo van a hablar los pol¨ªticos actuales de programas concretos y de proyectos ilusionadores en lugar de desenterrar rancios fantasmas del pasada?- Ra¨²l Vall¨¦s Labanda. Madrid.
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