Juego sucio y calles limpias en la campa?a presidencial francesa
En la campa?a para la elecci¨®n presidencial francesa, como en todas, hay insultos y jugadas sucias. Pero las calles, al menos, est¨¢n limpias. La colocaci¨®n de carteles y la distribuci¨®n de publicidad son objeto de un reglamento muy estricto, al igual que los presupuestos de los candidatos y el gasto en propaganda.
Los paneles son nueve, uno por cada candidato, y est¨¢n distribuidos por todas las poblaciones de Francia, a raz¨®n de un juego completo por cada, 2.000 habitantes. Una vez iniciada la campa?a, los carteles de propaganda electoral (que pueden ir variando hasta cuatro modelos, no m¨¢s) deben pegarse en el panel correspondiente, y en ning¨²n otro sitio, bajo pena de multa y conflicto con una Comisi¨®n de Control.En cuanto a las circulares por correspondencia, s¨®lo puede haber una por escrutinio: un papel en la primera vuelta, otro en la segunda. Para comodidad del ciudadano, los nueve panfletos de la primera vuelta llegan en un mismo sobre, rellenado, con cargo al Estado, por funcionarios o personal contratado a tal fin. Los boletines, destinados normalmente a detallar el programa, tambi¨¦n est¨¢n limitados a uno por candidato.
Cada candidato, para serlo, necesita un respaldo de al menos 500 firmas de cargos electos, sean diputados, parlamentarios regionales o peque?os alcaldes. Los partidos no cuentan: de acuerdo con la m¨¢s tradicional definici¨®n, la elecci¨®n presidencial francesa consiste en "el encuentro de un hombre y un pueblo". Pasada esa criba, hace falta reunir fondos, hasta un m¨¢ximo de 90 millones de francos (unos 2.S00 millones de pesetas), para organizar una campana en condiciones.
De los tres grandes candidatos, Lionel Jospin es el m¨¢s austero. El Partido Socialista, endeudado hasta las cejas, le ha proporcionado 10 millones de francos,. y el grupo parlamentario, otros tres millones. ?l ha obtenido en un banco un pr¨¦stamo personal de 30 millones, a un inter¨¦s del 8,5%, indirectamente avalado por el Estado: las arcas p¨²blicas devuelven hasta un m¨¢ximo de 45 millones de francos a los candidatos que superen un 5% de los votos en la primera vuelta. Adem¨¢s, espera recoger otros cinco millones en donaciones privadas. En total, su presupuesto no superar¨¢ los 50 millones de francos, a los que se sumar¨¢n unos 20 millones gastados por el partido. En la campa?a de Jospin no hay aviones privados, sino tren y autob¨²s. Tampoco hay grandes comilonas, ni muchos mitines: no m¨¢s de 10.
El caso contrario es ?douard Balladur. El primer ministro-candidato ha anunciado un presupuesto de millones de francos, el m¨¢ximo legal. Y ¨¦l, que no quer¨ªa hacer mitines cuando flotaba sobre los sondeos, har¨¢ finalmente m¨¢s de 120. El doble que Jacques Chirac y 12 veces m¨¢s que Jospin.
Cada mitin le sale a unos 100 francos por participante, seg¨²n sus c¨¢lculos, Y a ello hay que a?adir los aviones privados y los coches de alquiler, que consume a cientos. Ah¨ª nunca est¨¢ claro lo que paga ¨¦l y lo que le paga el Estado en su calidad de jefe del Gobierno. Balladur ha obtenido un pr¨¦stamo hipotecario de 30 millones, unos 10 millones en las colectas de los mitines y espera reunir 12 millones gracias a una suscripci¨®n p¨²blica. Varios partidos de la coalici¨®n Uni¨®n para la Democracia Francesa le han dado 15 millones m¨¢s. No llega a los 60 millones. Ya ha gastado unos 70 millones.
Jacques Chirac es, seg¨²n sus contables, el candidato m¨¢s popular: las donaciones particulares ascienden a 45 millones de francos. Otros 10 millones han sido aportados por su partido, la Reagrupaci¨®n para la Rep¨²blica, que no ha dado un c¨¦ntimo al tambi¨¦n militante Balladur.
Chirac tiene presupuestados 87 millones, pero no dice de d¨®nde saldr¨¢n los casi 40 millones que no salen ni de donaciones ni del partido. Su campa?a no es tan abundante en aviones como la de Balladur.
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