Una colaboraci¨®n secreta entre extremistas
El primer ministro israel¨ª, Isaac Rabin, afirm¨® recientemente que el Likud, es el mejor colaborador que podr¨ªa desear Ham¨¢s. Probablemente se refer¨ªa a. que, despu¨¦s de cada ataque terrorista asesino de Ham¨¢s, el Likud lleva a cabo una furiosa campa?a propagand¨ªstica contra el Gobierno israel¨ª y contra el proceso de paz, y esa propaganda amplifica en gran medida el efecto del ataque terrorista. Creo que el primer ministro deber¨ªa haber dicho que Ham¨¢s es el mejor instrumento de los halcones extremistas de Israel.Si no fuera por los cr¨ªmenes de Ham¨¢s, los israel¨ªes partidarios de la l¨ªnea dura estar¨ªan en una posici¨®n lamentable, porque tendr¨ªan que resignarse a la paz o reconocer la, verdad que se han esforzado en ocultar a la opini¨®n p¨²blica israel¨ª durante a?os: que no luchan por "una paz diferente" o por la "paz para las generaciones" (en oposici¨®n a "paz ahora"). En realidad, est¨¢n en contra de cualquier clase de paz entre nosotros y la naci¨®n palestina, a no ser aquella en la que nosotros somos los amos y los palestinos obedecen incondicionalmente. Incluso el t¨¦rmino de "naci¨®n palestina" es evitado por la extrema derecha en Israel mediante la utilizaci¨®n de toda clase de eufemismos, como "los ¨¢rabes de los territorios ocupados", "la poblaci¨®n local" o "el enemigo". La extrema derecha siembra la histeria entre la. opini¨®n p¨²blica israel¨ª con expresiones como "Estado arafatiano " o "Estado terrorista", del mismo modo que en Ir¨¢n los seguidores de los ayatol¨¢s eluden la existencia de Israel refiri¨¦ndose a ese pa¨ªs como "la entidad vil" o "el Estado de los bandidos sionistas".
Con su crueldad asesina, los movimientos de Ham¨¢s y la Yihad Isl¨¢mica les hacen el mejor servicio posible a los extremistas en Israel al permitirles ocultar los objetivos reales que hay detr¨¢s de sus declaraciones indignadas y de lemas como "esta paz nos est¨¢ matando" o "dadnos otra clase de paz". En realidad, la extrema derecha israel¨ª no se opone a esta paz en particular, sino a cualquier clase de paz. basada en el reconocimiento de la existencia de dos pueblos que viven en esta tierra.
Si los acuerdos de Oslo se hubieran llevado a la pr¨¢ctica sin un solo ataque terrorista, sin una sola baja, la extrema derecha estar¨ªa en una posici¨®n realmente mala, puesto que no tendr¨ªa m¨¢s remedio que reconocer que no es la cuesti¨®n de la seguridad nacional, ni de la seguridad personal, lo que dicta su oposici¨®n aun compromiso entre las dos naciones basado en el reconocimiento mutuo del derecho a la auto determinaci¨®n.
En todo tiempo, y lugar, los fan¨¢ticos presentan la l¨®gica de la locura, oscilando y balance¨¢ndose continuamente en la cuerda floja entre una cosa y su contraria: ?violencia palestina?, ?terror?, ?Intifada? Todo esto significa que estamos tratando con bestias salvajes a las que no hay que dar nada. ?Tregua?, ?remisi¨®n?, ?reducci¨®n de la violencia palestina? Eso es una se?al evidente de que s¨®lo son ovejas asustadas, por lo que no hay necesidad de cederles nada. ?Voces palestinas que niegan la existencia misma del Estado de Israel? Nada m¨¢s que viles asesinos. ?Otras voces palestinas dispuestas a reconocer la existencia de Israel? Siguen siendo un hatajo de asesinos, pero esita vez astutos y h¨¢biles.Con ayuda de las matanzas perpetradas por Ham¨¢s, a los extremistas israel¨ªes les resulta f¨¢cil pintar su mentalidad ideol¨®gica de rechazo con el color de la sangre derramada, y extender sobre sus ambiciones mesi¨¢nicas una red de camuflaje de justificaciones basadas en la seguridad. Los cr¨ªmenes de los extremistas palestinos permiten a sus hom¨®logos israel¨ªes presionar indignadamente al Gobierno del pa¨ªs y pedir que se posponga, aplace, congele o frene el proceso de paz, aunque su petici¨®n real es desterrar definitivamente cualquier peligro de una paz con la naci¨®n palestina, porque no aceptan la existencia misma de esa naci¨®n.
Algunos fan¨¢ticos pueden creer que un estado continuado de conflicto y asedio y un aislamiento regional e internacional continuado de Israel constituyen una garant¨ªa de protecci¨®n de la "identidad jud¨ªa" de Israel, frente al temor de que esa identidad pueda verse difuminada o erradicada por completo ante la realidad de unas fronteras pol¨ªticas y emocionales abiertas entre Israel y los ¨¢rabes y entre Israel y el resto del mundo: "Seguiremos siendo nosotros mientras ellos sigan siendo ellos", y mientras todo el mundo est¨¦ contra nosotros. Sin setenta lobos no puede haber un cabritillo indefenso, y sin un matarife no puede haber un cordero. del sacrificio.
En sus diferentes manifestaciones, la guerra entre Israel y Palestina dura ya m¨¢s de setenta a?os. Ante la primera oportunidad de librar a las dos partes de su tragedia mediante un compromiso, parece que el miedo prevalece en ambos lados. El manifiesto de Ham¨¢s afirma, entre otras declaraciones de odio: "Ham¨¢s ha prometido librar una guerra santa contra los jud¨ªos en Palestina hasta que se logre una victoria de Al¨¢. La tierra debe ser purificada de la maldad e iniquidad de los tir¨¢nicos conquistadores... Por orden del Profeta, los musulmanes deben combatir a los jud¨ªos y matarlos, dondequiera que est¨¦n... Palestina es un bien
-sagrado musulm¨¢n hasta el final de los tiempos, por lo que ning¨²n hombre tiene derecho a negociar sobre ella ni a ceder [ninguna parte de ella]".
Estas palabras son un regalo del cielo para los extremistas israel¨ªes, porque hacen que la opini¨®n p¨²blica del pa¨ªs desespere de alcanzar un compromiso y porque estas declaraciones -aunque son mucho m¨¢s duras que toda la m¨ªstica que arroja la derecha fan¨¢tica de Israel- no est¨¢n demasiado alejadas de la l¨ªnea dura israel¨ª en cuanto a la atm¨®sfera de ego¨ªsmo religioso chovinista que engendran. Ham¨¢s, por ello, deber¨ªa ser considerado el colaborador m¨¢s eficaz de la extrema derecha israel¨ª.
Amos Oz es escritor israel¨ª, autor de La tercera cond¨ªci¨®n, publicada por Seix Barral.
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