No me hagan re¨ªr

El 13 de abril viajamos de Madrid a Barcelona, en avi¨®n, mi marido, mi hijo de un a?o y yo. Ya saben, el ¨¦xodo de Semana Santa y todo eso. Pasamos cuatro d¨ªas estupendos y el 16 est¨¢bamos de nuevo en el aeropuerto de Barcelona para volver a Madrid en el vuelo de las 21.20. No era un puente a¨¦reo, sino un vuelo que hac¨ªa escala en Madrid, en un viaje del que ignor¨¢bamos el destino. Entregamos nuestros pasajes para facturar el equipaje y nos solicitaron el pasaporte o el DNI de los tres. S¨ª, de mi hijo tambi¨¦n. Mi marido y yo ten¨ªamos los nuestros, pero nadie nos hab¨ªa avisado de que, siendo ¨¦ste un vuelo internacional, fuera preciso incorporar al beb¨¦ al pasaporte de alguno de los dos.El empleado que nos atendi¨® s¨®lo cumpl¨ªa las normas, pero cualesquiera que ¨¦stas sean, dejo a su criterio la l¨®gica que las gu¨ªa. Al llegar al aeropuerto de Barajas, control de pasaportes. Mientras esperaba en una cola kilom¨¦trica me entretuve en leer un cartel sobre la desaparici¨®n de fronteras y el privilegio de que era titular por ser europea: daban ganas de ponerse a la cola de los no ciudadanos de la UE una y otra vez para boicotear la farsa.Mi marido y yo, ambos ciudadanos de este pa¨ªs, hac¨ªamos un simple vuelo interior. Y no s¨®lo eso, lo peor es que nuestro hijo, para el que, en principio, no es obligatoria documentaci¨®n alguna, no pueda viajar con nosotros porque es un vuelo internacional. ?Hubiera servido el libro de familia? ?La cartilla de la Seguridad Social? ?Una felicitaci¨®n de Navidad de la abuela? ?Qu¨¦ era exactamente, lo que hab¨ªa que justificar? ?Que era nuestro hijo? ?Que era, ?oh privilegio!, espa?ol? En fin, regresamos por separado y abonamos la diferencia con el puente a¨¦reo en que viajaron mi marido y mi hijo. ?Schengen? ?No me haga usted re¨ªr!-