El poderoso enviado de CC OO
Las bases aseguran que UGT sigue funcionando pese a la crisis de su c¨²pula
![Javier Sampedro](https://imagenes.elpais.com/resizer/v2/https%3A%2F%2Fs3.amazonaws.com%2Farc-authors%2Fprisa%2Ff4fe3a63-24aa-4307-b98b-0898f7504501.png?auth=ad0967079a714237e587294667ed2519efe395806827a3a666768bfa07b00933&width=100&height=100&smart=true)
A dos pasos de la ciudad escolar donde se celebr¨® ayer el congreso de UGT hay una residencia de la tercera edad. Intrigadas por el gent¨ªo, dos ancianas se acercaron hasta el recinto y, tras hacerse informar por un sindicalista acerca de la raz¨®n de tanto barullo, emitieron su veredicto: "Lo que hace falta es que se unan las izquierdas".
Pero las izquierdas no andaban muy unidas ayer, con unas federaciones apoyando a M¨¦ndez, otras regiones vitoreando a Lito, los delegados comiendo bocadillos sin mezclarse con el resto de los militantes, y un candidato de la ejecutiva del sector cr¨ªtico que no pudo ni entrar a la sala del plenario porque no era delegado. Para colmo, el camarero de la cafeter¨ªa era de Comisiones.
"El afiliado ve todo esto como una cosa aberrante", se lamentaba Manuel Monle¨®n, secretario de pol¨ªtica institucional de la uni¨®n comarcal de L'Hospitalet. El congreso, seg¨²n Monle¨®n, ni va a cambiar la forma de hacer sindicalismo, ni va a cerrar la brecha abierta en el seno de la UGT, ni va a resolver la cuesti¨®n del liderazgo. ?Lito o M¨¦ndez? "Lo mismo da uno que otro: han ido a buscar sillas".
Pero sillas no hubo para todos. Juan Jos¨¦ Llorente, candidato a la secretar¨ªa de comunicaci¨®n e imagen en la lista de Lito, no pudo entrar al plenario por no ser delegado. Llorente formaba corrillos en los aleda?os de la sala y explicaba su situaci¨®n a la audiencia: "Fuimos v¨ªctimas de una clara manipulaci¨®n en el congreso de qu¨ªmicas". La gente le aplaud¨ªa. "Lo suyo ser¨ªa que los candidatos estuvieran dentro de la sala", opinaba Teresa Cabas¨¦s, de la federaci¨®n de jubilados y pensionistas.
En apoyo a Llorente, varios representantes de la federaci¨®n de qu¨ªmicas de Castell¨®n, encabezados por su secretario general, Lluis Lle¨®, desplegaron una pancarta en la que pod¨ªa leerse: "El que avisa no es traidor". Lle¨® lo explicaba as¨ª: "Nuestro comit¨¦ de Castell¨®n decidi¨® apoyar a Lito, pero nos impugnaron el congreso extraordinario y loscuatro delegados que nos correspond¨ªan se quedaron fuera". El resultado fue que los 52 delegados de qu¨ªmicas apoyaron un¨¢nimemente a M¨¦ndez. "Pero nosotros avisamos que ¨ªbamos a apoyar a Lito", dice Lle¨®, "y aqu¨ª estamos apoyando a Lito, aunque sea desde fuera".
Para Jos¨¦ Mar¨ªa Roca, secretario de formaci¨®n del Metal de Barcelona, la crisis que ha conducido al congreso extraordinario no ha entorpecido mucho la actividad del sindicato. "La acci¨®n sindical funciona en las empresas", dice, "porque los trabajadores conocen a los delegados sindicales, y saben que son gente honrada y competente". Pero la herida abierta no cicatrizar¨¢ tan f¨¢cilmente, seg¨²n ¨¦l. "Deber¨ªa haberse planteado una tercera v¨ªa", explica, "porque ahora hay una l¨ªnea muy clara, y, o est¨¢s a este lado, o est¨¢s al otro".
Manuel Monle¨®n est¨¢ de acuerdo en que el sindicato sigue funcionando a pesar de las tormentas en su c¨²pula. Asegura que las elecciones sindicales han ido bastante bien para UGT, pero no por los dirigentes, sino por los delegados de las empresas y las uniones comarcales. "Sin ellos", asegur¨®, "habr¨ªa sido algo desastroso". Tambi¨¦n coincide en se?alar que la crisis no va a quedar zanjada con un mero apret¨®n de manos. "Van a rodar muchas cabezas en algunas uniones territoriales", asegura, y se?ala como objetivo llegar al siguiente congreso ordinario con un proyecto claro y unitario.
Con crisis sindical y todo, los mayores malentendidos de la jornada de ayer ocurrieron a la hora de comer. Los delegados dedicaron notables esfuerzos al mediod¨ªa para intentar entrar en la cafeter¨ªa de la ciudad escolar, pero fueron rechazados tenazmente por el camarero. "?Podemos comer aqu¨ª?", preguntaba un grupo de delegados. El camarero les miraba la acreditaci¨®n y les mandaba para fuera: "Los se?ores delegados, al comedor general al lado del hall". "?Podemos tomar una cerveza?", preguntaba una segunda partida de delegados. "Ni agua", respond¨ªa el camarero, "que esto es s¨®lo para comer, excepto los delegados, que comen al lado del hall". El camarero acab¨® reconociendo que era de Comisiones.
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