Envidiable fertilidad
Pat Metheny GroupHan transcurrido 12 a?os desde que Pat Metheny convocase a no m¨¢s de 100 personas en su deb¨² madrile?o. En este tiempo ha captado el voto de un n¨²mero considerable de indecisos con una idea que ya propugnaba Duke Ellington: s¨®lo hay dos clases de m¨²sica, la buena y la mala. Hay un Metheny humilde que se confina al rinc¨®n de un peque?o club de Jazz y un Metheny imperial que se rodea de una corte impresionante de medios t¨¦cnicos y humanos. Sobrevive sin problemas el guitarrista que lega a la posteridad obras de original bizarr¨ªa y arrasa el compositor que, piolet al hombro, se apresta a escalar hasta lo m¨¢s alto de las listas de ¨¦xitos. Las dos botellazas de whisky dispuestas por el patrocinador sobre el escenario fueron prudentemente desinfladas antes de iniciarse el concierto por razones comerciales y, quiz¨¢, para evitar que tan et¨ªlica visi¨®n afectase a la m¨²sica, por lo general sobria y modosita, que Metheny iba a derrochar en un generoso esfuerzo de casi tres horas. El sonido blanco y casto de su vieja Gibson se esparci¨® entre la audiencia como un b¨¢lsamo hidratante y rejuvenecedor. Se recibi¨® sin prevenci¨®n alguna, toda vez que se sab¨ªa vacunado con la polivalente y tratado con remedios contra los g¨¦rmenes nocivos y, por si acaso, contra los otros.Se esperaba un repaso exhaustivo de su ¨²ltimo disco, We live here, pero el recordatorio fue mucho m¨¢s amplio. Junto a los acostumbrados himnos al optimismo y ecos pastorales de almibarada dulzura situ¨® materiales de textura recia, expandidos en largos solos de disciplinado academicismo. Hizo una bonita recreaci¨®n del How insensitive, de Jobim, y tent¨® la fidelidad de sus seguidores con algunos ejercicios experimentales de alto riesgo. Bastante menos creativo estuvo en el papel de baladista rom¨¢ntico.
Pat Metheny (guitarras), Lyle Mays (teclados), Steve Redby (contrabajo), Paul Wertico (bater¨ªa), Armando Margal (percusi¨®n), David Blamires y Mark Ledford (voz y diversos instrumentos)
Palacio de Deportes de la CAM. Madrid. 2 de Mayo.
Tambi¨¦n tuvo tiempo de mostrar su perfil m¨¢s popular en This is not America y de adentrarse en la c¨²pula del trueno con foribundos efectos especiales que recordaron las megaloman¨ªas de Emerson, Lake & Palmer, aquel simp¨¢tico tr¨ªo de roqueros sinf¨®nicos. Ni que decir tiene que tal despliegue estil¨ªstico tuvo ataread¨ªsimo al chico encargado de traerle las guitarras a Metheny.
Poco a poco, fueron desfilando versiones el¨¦ctricas Y ac¨²sticas de todo pelaje y condici¨®n, m¨¢s o menos amontonadas, pero todas complacid¨ªsimas en dejarse mecer por quien mejor ha entendido, en tiempos propicios para el mestizaje, sus infinitas personalidades.
Babelia
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