Huelga nada id¨ªlica
DESDE AYER, centenares de miles de pacientes de la red hospitalaria del territorio del Insalud -105 hospitales de 10 comunidades aut¨®nomas en las que viven 16 millones de personas- se han convertido en rehenes forzosos de un conflicto m¨¦dico que pudo y debi¨® haberse, evitado.Conscientes seguramente de la impopularidad de su gesto, los portavoces de las organizaciones convocantes -la Confederaci¨®n Estatal de Sindicatos M¨¦dicos (CESM) y la Organizaci¨®n M¨¦dica Colegial (OMC)- han pretendido tranquilizar a la opini¨®n p¨²blica sobre sus efectos: las urgencias ser¨¢n atendidas e incluso reforzadas, los cuidados intensivos no sufrir¨¢n la menor merma, algunos servicios como reanimaci¨®n funcionar¨¢n al cien por cien, y, en general, "el paciente recibir¨¢ durante la huelga, por parte de los m¨¦dicos, un trato a¨²n m¨¢s exquisito que de costumbre", seg¨²n ha afirmado el secretario general de la CESM. Y si encima desde el Ministerio de Sanidad se asegura que los ciudadanos "no van a correr ning¨²n riesgo para su vida o su salud durante la huelga", casi dan ganas de pedir a sus convocantes que la prorroguen todo el tiempo que sea posible.
Pero es de temer que las palabras vayan por un lado y los hechos por otro. Porque, al tiempo que dan esa id¨ªlica imagen de la huelga, los portavoces de los m¨¦dicos advierten que cada d¨ªa dejar¨¢n de realizarse cerca de 2.000 operaciones quir¨²rgicas y que no se pasar¨¢ consulta a unos 70.000 pacientes externos. Sea cual sea finalmente el seguimiento de la huelga, est¨¢ claro que afectar¨¢ a unas listas de espera que superan los 125.000 pacientes. Y, como es natural, los portavoces de los m¨¦dicos en huelga no han dejado de resaltarlo:1a huelga va a provocar , un serio deterioro de la calidad asistencial y m¨¦dica de los beneficiarios de la sanidad p¨²blica.
Impedir este, deterioro hubiera sido motivo m¨¢s que suficiente para evitar la huelga. Pero no haberlo hecho es en este caso especialmente incomprensible cuando el Insalud y los m¨¦dicos dicen estar de acuerdo, en principio, sobre el motivo b¨¢sico del conflicto: la desigualdad producida en los ¨²ltimos a?os entre el r¨¦gimen retributivo de los m¨¦dicos del Insalud y los de las comunidades aut¨®nomas a las que se ha transferido la gesti¨®n de la sanidad p¨²blica (Catalu?a, Andaluc¨ªa, Galicia, Comunidad Valenciana, Canarias, Pa¨ªs Vasco y Navarra). Jur¨ªdicamente no puede cuestionarse el derecho de estas comunidades aut¨®nomas a retribuir a su personal m¨¦dico de modo distinto a como lo hace el Insalud con el suyo. Pero profesional y sanitariamente esa disparidad -evaluada en unas 100.000 pesetas mensuales- es un foco de agravios.
Se comprende que las organizaciones m¨¦dicas utilicen esa bandera, porque ya se sabe que ning¨²n agravio moviliza tanto como el comparativo. Pero la actitud del Ministerio de Sanidad est¨¢ respaldada por la dura realidad: es inasumible el coste econ¨®mico de esa equiparaci¨®n -unos 16.000 millones- en momentos de reducci¨®n del gasto p¨²blico.
Lo cierto es que esta desigualdad salarial en funci¨®n del territorio se ha producido por la imprevisi¨®n del Gobierno de no promulgar el estatuto marco previsto en el art¨ªculo 84 de la Ley General de Sanidad de 1986 para regular arm¨®nicamente el sistema retributivo del Sistema Nacional de Salud en su conjunto (el transferido y el del Insalud). Sin ese estatuto marco, el troceamiento retributivo y la multiplicaci¨®n de los agravios comparativos eran previsibles. Hoy, entre los m¨¦dicos del Insalud y los de las comunidades aut¨®nomas con competencias en materia de salud, y muy pronto, entre los de estas mismas comunidades aut¨®nomas entre s¨ª. As¨ª, entre la imprevisi¨®n de unos y la impaciencia de otros, el resultado es el deterioro de la asistencia sanitaria. Y las v¨ªctimas, los m¨¢s desprotegidos, aquellos que no pueden pagarse un seguro privado.
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