Vargas Llosa y Argentina

Es dif¨ªcil no sentir dolor por las palabras de Vargas Llosa en su art¨ªculo Jugar con fuego (EL PA?S, 7-5-1995). Los 30.000 desaparecidos durante la dictadura argentina deber¨ªan constituir una raz¨®n suficiente para evitar la frivolidad en el an¨¢lisis pol¨ªtico. Vargas Llosa confunde el ejercicio de la pr¨¢ctica jur¨ªdica y la innegociable persecuci¨®n del criminal con un simple "ajuste de cuentas", y la justicia, con la capacidad de "enterrar el pasado" (ojos que no ven, coraz¨®n que no siente). Hace mal, por ello, en citar a Chile como ejemplo de la actitud que propone respecto a la barbarie y al terrorismo de Estado: hace muy poco que todav¨ªa el siniestro Pinochet se mofaba con sarcasmo de "esos pocos cad¨¢veres" descubiertos con se?ales inequ¨ªvocas de tortura en una fosa com¨²n, fruto de la diligencia -seguramente recompensada- de sus fuerzas represivas. El "clima de zozobra y de impotencia" vivido por Argentina en los a?os setenta, por otra parte, no resta -como ¨¦l insin¨²a- un ¨¢pice de la responsabilidad que los sublevados tuvieron (individual e inexcusablemente) en la rebeli¨®n militar contra el orden representativo y en el mantenimiento de un r¨¦gimen policial, semejante, por lo dem¨¢s, en su desprecio por la vida humana, al castrista, que con tanta energ¨ªa acostumbra a denunciar (sin que por ello le falte raz¨®n).Vargas Llosa no debiera olvidar tampoco la lecci¨®n de Hanna Arendt, que ya mostr¨® la perversi¨®n pol¨ªtica que se esconde en el principio de que "si todo el mundo es culpable, nadie es culpable". Modestamente, le recomendar¨ªa la lectura de Jank¨¦l¨¦vitch: "Los cr¨ªmenes contra la humanidad son imprescriptibles; es decir, que no pueden prescribir. Sostener lo contrario es -literalmente- una ligereza moral, signo y paradigma de la banalidad y la amnesia hist¨®rica". La responsabilidad s¨®lo es posible si la culpa no es transferible; en consecuencia, tampoco lo es la potestad del perd¨®n. ?En nombre de qui¨¦n pretende perdonar Mario Vargas Llosa?-