Dr. Jekyll y Mr.Hyde, en los Balcanes
![Ram¨®n Lobo](https://imagenes.elpais.com/resizer/v2/https%3A%2F%2Fs3.amazonaws.com%2Farc-authors%2Fprisa%2F12940c80-6f03-48a7-bb70-f642eaefea15.png?auth=5044ccb4584723a2e07d68faf216fe275ff200fb9ea8f4bc60b49349b3964acf&width=100&height=100&smart=true)
Radovan Karadzic no tiene cara de asesino. Rostro redondo, papada, abultado pelo blanco, ojos l¨ªquidos... Viste siempre de gris, con trajes anchos y cruzados, capaces de esconder una cultivada barriga. Educado y pausado, rebosa autocontrol. Habla un ingl¨¦s fluido, en el que le chirr¨ªan las erres, y con el que sabe encontrar el punto amable exacto. Es Dr. Jekyll.Psiquiatra de profesi¨®n, experto en la neurosis ajena, Karadzic ha sabido aplicar sus conocimientos a la ciudad de Sarajevo, martiriz¨¢ndola. Sus artilleros han transformado la capital bosnia en un vasto manicomio, en un potro de tortura, en un inmenso centro m¨¦dico de experimentaci¨®n psicol¨®gica sobre el miedo, la angustia o el aguante humano. En su otra pasi¨®n, la de dudoso poeta, Karadzic ya se explay¨® en versos de sangre y fuego: "Es una terrible visi¨®n de Sarajevo quemado como incienso, con nuestras conciencias subiendo con el humo", escribi¨® hace a?os. Es Mr. Hyde.
Nacido en las monta?as de Montenegro en 1946, lleg¨® a Sarejevo con 15 a?os. Su piso en la capital est¨¢ a 50 metros de la presidencia bosnia y al lado de la antigua vivienda de Alia Izetbegovic, su mortal enemigo. Los ciudadanos de Sarajevo lo llaman ir¨®nicamente el tri¨¢ngulo de las Bermudas. All¨ª, cerca del barrio viejo, el joven Radovan creci¨® en el odio a una sociedad, la musulmana, que no le abri¨®, como esperaba, sus puertas al triunfo personal y profesional.
En 1975 fue encarcelado por las autoridades de la Yugoslavia de Tito por apropiaci¨®n de fondos p¨²blicos. Al reescribir su pasado, Karadzic transform¨® aquel episodio en una disidencia, en una detenci¨®n por actividades anticomunistas. Karadzic ayud¨® entonces a crear el Partido Democr¨¢tico Serbio, que desde su inicio alent¨® la Gran Serbia. Las v¨ªctimas de su sue?o se cuentan por cientos de miles de muertos o desplazados. Son casi las cifras del triunfador, pues, como dijo Charlie Chaplin en la pel¨ªcula Monsieur Verdoux, la diferencia entre el asesino y el h¨¦roe s¨®lo es de n¨²mero: el primero mata a cinco; el segundo, a un mill¨®n.
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