Debate fiscal
AUNQUE NO toque precisamente ahora, puesto que las elecciones del 28 de mayo son locales y auton¨®micas, cualquier momento es bueno para debatir sobre una reforma fiscal cuya necesidad todos admiten. La pol¨¦mica suscitada por las contradictorias declaraciones del Partido Popular sobre si se propon¨ªa suprimir, o todo lo contrario, las desgravaciones del impuesto sobre la renta (IRPF) ha dado ocasi¨®n al ¨²nico debate interesante aparecido en lo que va de campa?a, por confuso que est¨¦ resultando. Ser¨ªa lamentable que por haberse planteado en un contexto electoral la discusi¨®n derivara hacia terrenos demag¨®gicos que oscurezcan, en lugar de aclarar, las posiciones de cada partido respecto a un asunto que figura desde hace a?os entre los que m¨¢s preocupan a los ciudadanos.Pero la confusi¨®n de la gente ser¨¢ inevitable mientras los propios partidos no se aclaren. Tras las primeras escaramuzas, la situaci¨®n del debate es ahora mismo bastante surrealista: el PP, cuya primera reacci¨®n fue defender la conveniencia de eliminar las desgravaciones, acusar de defraudadores a los que se opon¨ªan a ello y negar que hubiese intentado ocultar sus intenciones al respecto, ha pasado a defender la' conveniencia, no s¨®lo de mantener, sino de aumentar tales desgravaciones. Los socialistas m¨¢s fogosos han arremetido contra los populares, acus¨¢ndoles, con no poca demagogia, de preparar un proyecto fiscal a la medida de los ricos, y al amparo de esta pol¨¦mica Hacienda se propone dar una vuelta (te tuerca m¨¢s a la imposici¨®n directa, esta vez s¨ª eliminando desgravaciones para el pr¨®ximo presupuesto y aumentando de hecho la presi¨®n fiscal en los tramos m¨¢s altos.
La discusi¨®n sobre los impuestos es inseparable de la del gasto p¨²blico. El crecimiento de ¨¦ste fue en Espa?a, entre 1977 y 1994, el mayor de entre los pa¨ªses industrializados, pasando del 30% del PIB a casi el 50%. Ello forz¨® una creciente presi¨®n fiscal. Espa?a no es el pa¨ªs con mayor carga impositiva, pero s¨ª aquel en el que su crecimiento ha sido m¨¢s acelerado. En general, un aumento demasiado r¨¢pido de los impuestos perjudica el ahorro y la inversi¨®n y, por tan to, la actividad y el empleo. Y aunque no baste bajar los impuestos para desencadenar la din¨¢mica contra ria, en un pa¨ªs con una tasa de paro que dobla la me dia europea esa rebaja puede ser necesaria, en un momento dado, como parte de una estrategia de est¨ªmulo a la inversi¨®n. Siempre, de todas formas, que se garantice que la reducci¨®n en la recaudaci¨®n ir¨¢ acompa?ada de una disminuci¨®n equivalente en el gasto p¨²blico; es decir, que no aumentar¨¢ el d¨¦ficit.
De ah¨ª que sea leg¨ªtimo preguntar al PP qu¨¦ partidas de gasto piensa recortar para que la rebaja de los impuestos no se traduzca en un mayor d¨¦ficit. El car¨¢cter contradictorio de las respuestas indica que el PP no ha superado todav¨ªa el s¨ªndrome de los partidos que temen que cualquier pronunciamiento inequ¨ªvoco les haga perder votos en alg¨²n sector del electorado. Independientemente de que haya o no elecciones y del car¨¢cter de ¨¦stas, un partido que aspira a gobernar pronto -y que reclama el derecho a hacerlo de inmediato- est¨¢ obligado a ser claro respecto a sus propuestas. Ahora que tiene el viento de cola, con m¨¢s motivo.
En principio, un impuesto directo como el IRPF debe gravar la renta neta y, por tanto, deben ser deducibles los gastos precisos para la obtenci¨®n del ingreso. Desde la primera reforma fiscal de la democracia, en 1978, varias de esas deducciones han ido desapareciendo, y casi siempre por criterios recaudatorios antes que de racionalidad fiscal. Es cierto que de esas deducciones -sobre todo por adquisici¨®n de vivienda y gastos m¨¦dicos- se benefician proporcionalmente m¨¢s las rentas medias y altas, pero tambi¨¦n son las que en mayor medida contribuyen a la recaudaci¨®n. El criterio, al final es pol¨ªtico; que cada partido presente el suyo en funci¨®n de los intereses que aspira a representar, Y que dejen ya, unos. y otros, de despistar al elector-contribuyente con discursos que ocultan m¨¢s que iluminan.
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