El casino de M¨¦rida
PSOE y PP usan distintos raseros para medir el progreso de la regi¨®n
Se conocieron de chavales. Los dos son de M¨¦rida, patrimonio de la humanidad, y comparten el acento carrasco, con las eses pronunciadas de medio ojo, y lo usan para decir unas verdades que suenan como lamentos. Pero ah¨ª se acaba el parecido.El candidato socialista a la reelecci¨®n como presidente extreme?o, Juan Carlos Rodr¨ªguez Ibarra, y su rival del Partido Popular, Juan Ignacio Barrero, aseguran apreciarse el uno al otro "personalmente", pero el mismo ¨¦nfasis que ponen en el adverbio suena como una frontera trazada en mitad de Extremadura. Rodr¨ªguez Ibarra lo explica as¨ª: "En M¨¦rida hab¨ªa la gente que iba al casino, y el resto; Barrero representa a los del casino, y yo, al resto. As¨ª, con la met¨¢fora y el palo va el pol¨ªtico socialista poniendo el mundo en su sitio.
Cuando Rodr¨ªguez Ibarra accedi¨® a la presidencia de Extremadura, hace 12 a?os, Barrero trabajaba todav¨ªa en su despacho de abogado en M¨¦rida y daba clases de Derecho Constitucional en la Universidad a distancia. Cuando le propusieron meterse en pol¨ªtica se resisti¨® "durante varios meses", seg¨²n cuenta, pero acab¨® aceptando un poco por obligaci¨®n y a rega?adientes.
Aunque ha sido ocho a?os senador del PP por Extremadura, ¨¦sta es la primera vez que se presenta a la presidencia de la Junta, y el aplomo de su voz se quiebra de vez en cuando para lamentar aprensivo: "Ahora empezar¨¢n las bofetadas".
Caso distinto es el de Rodr¨ªguez Ibarra, a quien la pol¨ªtica se le col¨® en los huesos y en la linfa antes incluso de que lo parieran, cuando su familia se tuvo que venir de Madrid a M¨¦ rida "exiliada", como ¨¦l dice, y se instal¨® en el barrio de los ferroviarios, un foco obrero donde los hubiera en la ciudad del Teatro Romano. En los a?os de la Facultad, el joven Ibarra militaba en cuanto grup¨²sculo "m¨¢s o menos revolucionario" le pon¨ªa las siglas a tiro, hasta que un flechazo pol¨ªtico por Alfonso Guerra le empuj¨® hacia el PSOE..
Guerra le inici¨® en el oficio por la t¨¦cnica de la inmersi¨®n sin escafandra. Corr¨ªa el a?o 1976 e Ibarra se dispon¨ªa a dar el primer mitin de su vida en un teatro de Badajoz abarrotado por miles de oyentes. Justo antes de salir al escenario, Guerra le pregunt¨® de qu¨¦ iba a hablar. Rodr¨ªguez Ibarra le mostr¨® los papeles donde ten¨ªa escrito el discurso y le respondi¨®: "De socialismo y libertad". "Yo eso no s¨¦ lo que es", le solt¨® Guerra, y le quit¨® los papeles de la mano y se los rompi¨® delante de las narices.
Veinte a?os despu¨¦s, Rodr¨ªguez Ibarra sigue dando sus m¨ªtines sin papeles. "?sta es la primera campa?a importante, porque Extremadura es ahora como yo la so?¨¦ en 1983". El presidente desgrana sus proyectos por los pueblos, donde las audiencias hay que contarlas por centenares, y le habla a la gente de nuevas subvenciones y ayudas, del gas y la electrificaci¨®n, del abismo entre derechos y mercanc¨ªas, entre izquierdas y derechas.
Para Juan Ignacio Barrero, sin embargo, lo que los socialistas llaman derechas "s¨®lo existe en los libros de historia". El candidato popular es hombre de talante moderado -el propio Rodr¨ªguez Ibarra le reconoce que "no es mala gente"- y admite que Extremadura ha mejorado algo en estos a?os, pero a?ade: "Si despu¨¦s de gastarse un bill¨®n y pico Ibarra no hubiera hecho nada, ser¨ªa para llevarle al juzgado".
"El gran da?o que ha hecho Rodr¨ªguez Ibarra a Extremadura es hacerla caer en la desgracia del conformismo", dice Barrero en referencia a las subvenciones y ayudas p¨²blicas. Asegura que la regi¨®n est¨¢ la ¨²ltima en todo "excepto en la tasa de desempleo, que alcanza el 3l%". Esgrime datos comparativos y se?ala que las diferencias entre Extremadura y el resto de las comunidades son ahora m¨¢s acusadas que hace 12 a?os.
"No me importa", repone a eso Rodr¨ªguez Ibarra, a quien no le va eso de "mirar por el rabillo del ojo" a otras regiones. Para dar su versi¨®n del progreso de Extremadura, el presidente arrincona los ¨ªndices macroecon¨®micos y recuerda la historia de los medieros, que se llamaban as¨ª porque iban a medias en las plantaciones tabaqueras. "El amo pon¨ªa la tierra, y el mediero pon¨ªa las semillas, los riegos, el abono y el trabajo". Rodr¨ªguez Ibarra asegura con orgullo que los medieros han desaparecido bajo su mandato, porque las subvenciones les han permitido poseer sus propias tierras. "Algunos votar¨¢n ahora a la derecha", dice, aunque asegura que eso no le molesta, porque lo que ¨¦l quiere no es una Extremadura socialista, sino que la gente prospere.
Dentro y fuera del casino, las diferencias siguen. Barrero es un deportista entusiasta, que jug¨® en el Sevilla de baloncesto. Rodr¨ªguez Ibarra dice que ya no tiene tiempo ni ganas de hacer deporte y remacha que "los deportistas se mueren igual, pero con las piernas m¨¢s gordas". Barrero se declara un "cat¨®lico poco practicante". Rodr¨ªguez Ibarra se dice agn¨®stico, pero lo matiza con una de las suyas: "A veces me gustar¨ªa que existiera algo, porque hay muchos que tendr¨ªan que ir al infierno, co?o".
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