Futuros amigos
Leguina y Ruiz Gallard¨®n mantienen una pugna elegante y divertida
Joaqu¨ªn Leguina y Alberto Ruiz Gallard¨®n ser¨¢n amigos cuando la pol¨ªtica deje de separarlos. Seguramente no ocurrir¨¢ lo mismo con Jos¨¦ Mar¨ªa Aznar y Felipe Gonz¨¢lez una vez que acabe su lucha por la presidencia del Gobierno, ni con Jos¨¦ Mar¨ªa ?lvarez del Manzano y Juan Barranco cuando ya no tengan en juego la alcald¨ªa de Madrid. Las pol¨¦micas y las discusiones en p¨²blico dejan a menudo un resquemor que impide salvar la relaci¨®n en privado.Pero Leguina, del PSOE, y Ruiz Gallard¨®n, del PP, podr¨¢n siempre encontrar puntos en com¨²n sin necesidad de buscarlos. Para empezar, porque han mantenido en estos a?os una discusi¨®n correcta, con gui?os de complicidad que rebajan la tensi¨®n y dan descansos al combate. Los ataques de Leguina, el actual presidente madrile?o, se han dirigido m¨¢s hacia los pol¨ªticos municipales que a su directo competidor auton¨®mico. La gesti¨®n del alcalde de la capital y de su n¨²mero dos, Esperanza Aguirre, han concentrado las iras de Leguina, mucho m¨¢s furibundas en el caso de la concejal por haberse parapetado tras unas decenas de ¨¢rboles que opone como escudo frente a los nuevos t¨²neles del metro previstos por ¨¦l.
Tanto Ruiz Gallard¨®n como Leguina son primeras figuras en las alineaciones de sus partidos. El presidente, uno de los barones del PSOE, ha respondido a m¨¢s entrevistas sobre pol¨ªtica nacional que sobre los problemas de Madrid. Y su rival ya ha obrado en esta legislatura como portavoz del PP en el Senado, adem¨¢s de ocupar una de las vicepresidencias de su formaci¨®n. No ocurre lo mismo con los candidatos a la alcald¨ªa, ?lvarez del Manzano y Barranco, que apenas tienen presencia, salvo la simb¨®lica, en el foro nacional.
Los dos aspirantes a presidir la comunidad de Madrid comparten tambi¨¦n el sufrimiento de tener enfrente, en sus propias formaciones, a soterrados enemigos, principalmente porque les ven como personajes peligrosos ante sus propias aspiraciones.
Coinciden tambi¨¦n Ruiz Gallard¨®n y Leguina en sus inquietudes culturales, que aqu¨¦l expresa mejor en su afici¨®n musical y ¨¦ste refleja en sus novelas (dentro de poco, en el celuloide). Por coincidir, hasta algunas de las decisiones m¨¢s emblem¨¢ticas del socialista han sido apoyadas por el derechista ("soy de derechas, como UCD", declar¨® hace dos a?os). Ocurre as¨ª, por ejemplo, con el estadio de La Peineta, inaugurado en 1994, que le encanta a Ruiz Gallard¨®n; con la decisi¨®n de pugnar por los Campeonatos del Mundo de Atletismo de 1997, aspiraci¨®n que implicar¨ªa una inversi¨®n de 1.200 millones de pesetas para ampliar ese recinto deportivo y que apoya el portavoz del PP; con la ley de horarios comerciales que obliga a cerrar los h¨ªper la mayor¨ªa de los domingos; con la oficina abierta en Bruselas, o con el inmenso centro cultural que Leguina ha proyectado en la antigua f¨¢brica de cervezas El ?guila. Ruiz Gallard¨®n ofrece un talante muy distinto al de Aznar porque no es un destajista de la cr¨ªtica. Hasta ha prometido que, si gana las elecciones, ese gran escenario de las artes y la cultura en la remozada cervecera -la gente le llama ya El Leguid¨² porque pretende ser como el centro Pompidou, de Par¨ªs- se denominar¨¢ oficialmente Centro Cultural Joaqu¨ªn Leguina.
Incluso los debates parlamentarios entre ambos se han desarrollado muchas veces con iron¨ªas, risas y chascarrillos. Muy divertidos. Ruiz Gallard¨®n dice, por ejemplo, que va a reducir los altos cargos. Leguina contesta: "Usted quiere reducir el gasto reduciendo, como los j¨ªbaros, las cabezas de los directores generales". Despu¨¦s, Ruiz Gallard¨®n apunta, tras predecir que ganar¨¢ las elecciones: "Estar¨¦ muy gustoso de recibirle en la presidencia para el traspaso de poderes". Y Leguina: "Me juego una comida a que se va usted antes de la comunidad de Madrid que yo, pero, en cualquier caso, ser¨ªa yo quien le recibiese a usted en la presidencia para el traspaso de poderes". Y Ruiz Gallard¨®n: "En la anterior legislatura ya pas¨¦ de 32 diputados a 47"'. Y Leguina: "Usted no pas¨®, usted sigue siendo uno. Los que pasaron a 47 fueron ellos, sus diputados". Y Ruiz Gallard¨®n: "Le traiciona el subconsciente porque, en realidad, quiere decir que usted no perdi¨® entonces la mayor¨ªa absoluta, sino que la perdieron sus diputados".
Todos estos di¨¢logos dicharacheros y bienhumorados no implican que Ruiz Gallard¨®n haya esquivado el enfrentamiento duro ni que olvidase hablar de "corrupci¨®n en la Administraci¨®n regional". Incluso Leguina parece no perdonarle "dos mentiras" que ya le ha soltado en el debate de Antena 3. Pero el socialista sabe que su contradictor le considera un hombre honrado, que siempre le ha excluido de los fangales que denuncia, que todo eso en realidad es consustancial con el oficio de la pol¨ªtica, y que si ¨¦l militara en el PP seguramente apoyar¨ªa a Ruiz Gallard¨®n como nuevo l¨ªder del partido.
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