Goles contra juego

No hay quien dome al Espanyol. ¨²nicamente el Madrid ha ganado en Sarri¨¤. El feudo blanquiazul es este a?o una sala de torturas. Todo el mundo sufre en ese campo: el reh¨¦n, el espectador y el verdugo. La diferencia est¨¢ en que el Espanyol sabe sufrir. Est¨¢ acostumbrado el grupo a la mala leche de Camacho. El t¨¦cnico lleva el partido como quien maneja un caballo de tiro: el l¨¢tigo siempre amenazando. El car¨¢cter de equipo indomable le ha permitido, al fin y al cabo, ubicarse a las puertas de la UEFA cuando hace un a?o renegaba en, Segunda Divisi¨®n.La trama blanquiazul se repite cada jornada: una salida intimidatoria, un largo trecho a la espectativa, otro rato aguantando lo que sea y un tramo final pidiendo la hora. No es de esos equipos que pida el bal¨®n y le guste jugarlo verse a contrapelo: robar y llegar. El Zaragoza tambi¨¦n pic¨®.

Le cost¨® tiempo al equipo aragon¨¦s entrar en juego. Pero cuando emergi¨® la figura de Arag¨®n, el colectivo comenz¨® a bajar el bal¨®n y a tirar pases a derecha e izquierda. El Espanyol aguant¨® como pudo. Perdida la l¨ªnea de medios y tambi¨¦n de delanteros, el equipo local se encomend¨® a su defensa, y resisti¨®. Tuvo suerte.