Alcalde por real decreto
Juan de Arespacochaga, el regidor vivo m¨¢s antiguo de Madrid, fue designado por el Rey en 1976
"Exijo que no se exterminen los mosquitos del Manzanares". Esta protesta de una vecina por las obras del plan de saneamiento integral ilustra, para Juan de Arespacochaga, el alto grado de contestaci¨®n que tuvo su gesti¨®n al frente del Ayuntamiento durante los dos primeros a?os de la transici¨®n. El regidor vivo m¨¢s antiguo de la ciudad fue designado por el Rey, tal como establec¨ªa la ley especial de Madrid, el 23 de abril de 1976. El sufragio universal era todav¨ªa una idea por la que luchar. Cog¨ªa el bast¨®n de mando "en un momento bueno, cargado de optimismo colectivo". Veintitr¨¦s meses despu¨¦s, el 28 de febrero de 1978, dimit¨ªa. "Se han acabado dos a?os de pesadilla", confesaba a un peri¨®dico. El tiempo ha vuelto a poner las cosas en su sitio, y hoy, a los 75 a?os, asegura sentir nostalgia al pasar por la plaza de la Villa. "La alcald¨ªa", reconoce, "es el cargo que m¨¢s tira de uno. Quiz¨¢ sea por los berrinches". Juan de Arespacochaga, nacido en Madrid, fue el n¨²mero 239 de la relaci¨®n de alcaldes madrile?os. Su pasado discreto, m¨¢s de gestor que de pol¨ªtico, le acreditaba como un hombre id¨®neo para la transici¨®n municipal. As¨ª lo crey¨® el ministro de la Gobernaci¨®n y gran amigo suyo, Manuel Fraga, cuando propuso su nombre al presidente del Gobierno Carlos Arias Navarro, quien apenas conoc¨ªa al candidato. Fue el azar el que jug¨® la baza definitiva. "Estaba en un restaurante celebrando el cumplea?os de mi mujer con mis nueve hijos y coincid¨ª con el matrimonio Arias. Ellos no ten¨ªan descendencia, y se quedaron arrobados ante el espect¨¢culo f¨¢miliar". En el encuentro no se habl¨¦ de pol¨ªtica, pero el nombre de Arespacochaga se f¨ªj¨® en la memoria del entonces presidente y apenas 10 d¨ªas despu¨¦s le comunicaron oficialmente el nombramiento. Con la etiqueta de fraguista colgada, tom¨® posesi¨®n del cargo el 26 de abril. "Tuve que decir a la corporaci¨®n que era un hombre del Movimiento. Si lo hubiera sido del todo, no hubiera hecho falta decirlo. Pero vino bien hacerlo para acallar suspicacias". Fiel a su idea de que el alcalde es en un 90% un gestor "que lo ¨²nico que tiene que hacer es recoger bien la basura, con todo lo que eso implica", nombr¨® un gobierno de t¨¦cnicos entre gente de su confianza. S¨®lo Jos¨¦ Mar¨ªa ?lvarez del Manzano yTom¨¢s Gonz¨¢lez
[delegados de Hacienda y Seguridad, respectivamente, con su antecesor Garc¨ªa Lomas] fueron confirmados en su puesto. Especial inter¨¦s puso al elegir al responsable de Urbanismo, Valent¨ªn Barriga. "Quer¨ªa que fuera un militar, porque en Urbanismo era m¨¢s f¨¢cil corromperse y yo me fiaba much¨ªsimo m¨¢s de los militares". Siguiendo la consigna de Fraga
["Juan, ve a los barrios, aunque te tiren piedras"], Arespacochaga abord¨® el pol¨¦mico plan de mejoras urgentes de barriadas, que con 5.000 millones de pesetas de presupuesto llev¨® el alcantarillado, el alumbrado y el asfaltado a 55 barrios perif¨¦ricos. Este alcalde no se priv¨® tampoco de la presencia de un concejal d¨ªscolo, que le acus¨® de querer asfaltar la pobreza. "Sin embargo, yo sab¨ªa que hab¨ªa que hacerlo. Hab¨ªa visitado los barrios y pisado mucho barro. Entonces me jur¨¦ que volver¨ªa all¨ª pisando sobre asfalto". El plan, concluido en 1978, le vali¨® a la larga el respeto de algunos concejales de la izquierda como Felix L¨®pez Rey: "Siempre me agradeci¨® haber sido el primero en visitar las zonas deprimidas". Estragos de la gr¨²a
Los cronistas de la ¨¦poca siempre reprochaban a Arespacochaga los estragos de la gr¨²a y del cepo. El ex alcalde se r¨ªe hoy al recordarlo. "La ¨²nica receta para la circulaci¨®n es molestar al usuario para que deje el coche en casa. Convoqu¨¦ un concurso p¨²blico para alquilar 20 gr¨²as que trabajaban sin parar. Como no era suficiente, implantamos el cepo, porque no nos costaba un duro". La contrapartida a esas molestias es, seg¨²n Arespacochaga, invertir mucho m¨¢s en transporte p¨²blico. "Nada de obras ni de pasos. Los pasos que ha hecho el bueno de Jos¨¦ Mar¨ªa
[?lvarez:del Manzano] ni han resuelto ni resolver¨¢n la circulaci¨®n, porque pronto saturar¨¢n la ventajilla inicial que dan". El proyecto m¨¢s ambicioso de toda su gesti¨®n fue el Plan de Saneamiento Integral, que pretend¨ªa construir la red de depuradoras y acabar con los vertidos al Manzanares. Los 32.000 millones de inversi¨®n de mostraron que, con o sin comunidad aut¨®noma de por medio, las relaciones con el Gobierno central no siempre son f¨¢ciles. "La ¨²nica posibilidad de financiaci¨®n era incrementar en 11,60 pesetas el metro c¨²bico de agua del Canal", y ah¨ª top¨® con la resistencia del titular de Obras P¨²blicas, Joaqu¨ªn Garrigues. Fue de nuevo el azar el que a jug¨® a su favor. En su libro de memorias Cartas a unos capitanes, asegura que en un encuentro fortuito con Su¨¢rez se lo solicit¨®, dice, "con la angustia que un alcalde sabe transmitir". En dos d¨ªas, el Gobierno daba luz verde al proyecto. El incipiente pero combativo movimiento vecinal, las reticencias de algunos concejales, el boicoteo de la secretar¨ªa general del Ayuntamiento y las malas relaciones con la UCD, que tras el triunfo en las elecciones de 1977 no ocultaba su deseo de colocar a uno de sus hombres en el Ayuntamiento como trampol¨ªn para las municipales, fueron indigestando la vida del regidor y acentuaron su soledad en el cargo.
El 28 de febrero de 1978 el Ayuntamiento celebr¨® uno de los plenos m¨¢s cortos de su historia: 23 minutos para aprobar de corrido 36 asuntos y aceptar la dimisi¨®n de su alcalde. Aunque ¨¦l insist¨ªa en que no le hab¨ªa echado nadie, los diarios aseguraban que era una dimisi¨®n pedida.
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