La legislaci¨®n impide aplicar en Espa?a medidas altemativas a la prisi¨®n
Los abolicionistas ven insostenibles los actuales sistemas penales por su alto coste
Son las leyes las que no dejan espacio a la aplicaci¨®n de f¨®rmulas alternativas a la prisi¨®n en el sistema pena? en Espa?a. ?sa fue una de las conclusiones de una conferencia internacional sobre abolicionismo penal celebrada en Barcelona el pasado fin de semana. Jueces, profesores, economistas y psiquiatras debatieron durante tres d¨ªas las consecuencias del sistema penal actual en la mayor parte de los pa¨ªses y las alternativas que existen.
En Espa?a, a excepci¨®n de medidas que se aplican en el caso de delincuencia juvenil, en algunas comunidades, la posibilidad de utilizar otros mecanismos distintos de la prisi¨®n no existen, y los jueces no pueden optar entre la prisi¨®n o la libertad. Entre los jueces asistentes a la conferencia, se encontraban los magistrados Perfecto Andr¨¦s Ib¨¢?ez, de Madrid, y Miguel ?ngel Gimeno, de Barcelona.En el norte de Europa las legislaciones s¨ª prev¨¦n otras medidas que suprimen el intervencionismo del sistema penal. Uno de los pa¨ªses donde se han desarrollado m¨¢s alternativas es Holanda, donde, adem¨¢s, estudios econ¨®micos inciden en la inviabilidad de mantener a la larga el actual sistema penal por su alto coste.
En 1994, 16.000 ciudadanos holandeses que cometieron alg¨²n tipo de delito entraron en las prisiones, aunque el 90% de ellos estuvo recluido un periodo inferior a los seis meses., En el mismo a?o, los tribunales de ese pa¨ªs aplicaron otras medidas alternativas a la prisi¨®n a otras 13.000 personas que delinquieron.
Las f¨®rmulas alternativas se generalizan m¨¢s cuando se trata de delincuencia juvenil -entre los 12 y los 18 a?os- As¨ª, en 1994, los jueces holandeses aplicaron otras medidas a 3.500 j¨®venes, mientras que otros 1.200 s¨ª ingresaron en penales.
Equipos multidisciplinares
Se trata de un pa¨ªs donde existe una red amplia de trabajadores del Ministerio de Justicia que se dedican a estudiar, aplicar y comprobar el ¨¦xito de las alternativas a la prisi¨®n. Por ejemplo, en cada uno de los 19 tribunales de justicia del pa¨ªs, existe un grupo multidisciplinar encargado de las alternativas a la prisi¨®n. "Trabajando directamente somos unos doscientos, pero luego hay que contar la red de trabajadores asistenciales, psic¨®logos oeducadores", cuenta Peter H. Van Der Laan, uno de los coordinadores de los programas.
La experiencia la iniciaron hace m¨¢s de diez a?os, y en la actualidad tienen programas. para tipos distintos de delicuencia, que van desde la generada por el consumo de drogas a agresiones. En cualquier caso, no son patrones estables para todos los casos, ya que parten del estudio individualizado de la situaci¨®n de cada persona que cae en la del¨ªncuencia.
Reparar el da?o
"Muchas veces la alternativa es trabajar para la comunidad; otras, reparar el da?o ocasionado, pero, en casos de delincuencia juvenil, los programas se centran en la educaci¨®n y formaci¨®n del adolescente", explica Van Der Laan. Detalla un caso concreto que ocurri¨® en Amsterdam hace 12 a?os: "Unos j¨®venes de 17 a?os, al salir del colegio, iban a un parque frecuentado por homosexuales y les insultaban y atacaban. Fueron detenidos inicialmente, pero despu¨¦s se opt¨® por hacerles trabajar precisamente en un centro del movimiento homosexual. Tuvieron que pintar el local y, de paso, les informaron de todo lo relativo a la homosexualidad. La experiencia fue, buena y ninguno de ellos reincidi¨®".
En el caso de que la persona abandone el programa de medidas alternativas, entonces s¨ª va a la c¨¢rcel. Eso ocurre en el 15% de los casos en los que se opta por otras alternativas a la c¨¢rcel. Van Der Laan est¨¢ convencido de que el coste de la prisi¨®n es m¨¢s elevado, aunque tambi¨¦n reconoce que el programa de medidas alternativas que se est¨¢ aplicando en su pa¨ªs registra un 40% de personas que reinciden en la delincuencia.
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